Ahora que entramos en año electoral, los políticos de la casta han sacado a relucir el manual de la demagogia punitiva, insistiendo con bajar la edad de imputabilidad de menores a 14 años. Momento de recordar tres dimensiones subjetivas y objetivas que desautorizan insistir con semejante disparate.
Uno: Objetivamente se ignora la dimensión real del fenómeno a punir. Todas las cifras de delito disponibles con consistencia estadística - que no son muchas- cortan la información en "18 años o menos", lo que impide darle solidez estadística al "reclamo" de penar a menores.
Cuánta es la proporción de menores de 18 años hoy no punibles, o sea de 15 o 14 años de edad que delinquen en realidad? Misterio, solo vagas referencias periodísticas, agitadas con furia en la tele, radios y redes.
La ausencia de sustento empírico para sostener una baja en la edad de imputabilidad es absoluta. Al respecto , la socióloga Alcira Daroqui, investigadora del Instituto Gino Germani, especialista en Control Penal Juvenil, sostuvo: "No hay estadisticas públicas de delitos cometidos que respeten intérvalos etarios que permitan afirmar la existencia de crecimiento en la comisión de delitos por parte de menores de 16 años, que ya son hoy mismo punibles . Todas las estadísticas públicas disponibles cortan el universo etario de delitos en "menores de 18 años" y no parece ser que el intérvalo abierto entre los 15 años o menos, grupo etario a los que impactaria la baja en la edad de imputabilidad, sea el responsable del aumento estadísticamente significativo en la participación delictiva de los jóvenes, que sí es un hecho objetivo, pero a partir de edades que ya son punibles en la actualidad".
Dos: Objetivamente es el contexto socioeconómico el que favorece o no el desarrollo del delito en general y en esta dimensión de análisis la inequidad distributiva resulta la mayor favorecedora de conductas delictivas. Todos los estudios disponibles prueban que no “a mayor pobreza”, sino “a mayor distancia entre ricos y pobres y peor distribución del ingreso”, mayores tasas de delito. Pues bien desde que asumiera el gobierno neoliberal que encabeza el hoy vacacionando presidente Macri, los niveles de inequidad distributiva no paran de crecer. Medido por la Dirección de Estadísticas de la CABA, impoluta dependencia libre de todo sesgo populista
Los gráficos muestran que los hogares del 30% más pobre de la sociedad recibieron ingresos 15 puntos por debajo de la inflación, mientras que el 30% más rico apenas dos puntos por debajo, en tanto el índice de GINI de concentración del ingreso interanual 2015/ 2016, empeoró notablemente pasando de 0,416 a 0,427, un 2,5% de deterioro en un indicador sumamente inelástico en lapsos tan cortos. Siendo así, con este gobierno concentrador del ingreso ya sabemos que habrá más delitos en general, independientemente del marco jurídico.
Tres: Subjetivamente esta sociedad maltrata a los menores de manera vergonzosa. Al respecto ya en su momento el sociólogo y referente de la niñez desamparada Alberto Morlachetti advirtió: " Yo no descubrí el huevo duro ni el agua tibia". Se le pregunta cuáles creía que fueron las razones por las cuales el índice de reincidencia de los menores con problemáticas delictivas alojados en su obra “Pelota de Trapo” fue menor al 2%. Recordamos que la institución que evaluó el índice de reincidencia fue la organización sueca Radda Barnen (la filial escandinava de Save the Children) a pedido de Naciones Unidas, y fue el comienzo de una serie de reconocimientos de organismos internacionales para Morlachetti, cuyo trabajo transcurría en constante, en silencio, desde 1974 en Avellaneda, Pcia de Buenos Aires.
Fueron más de treinta años de trabajo hasta su muerte en 2015, donde Morlachetti demostró de manera absoluta, con mucha eficacia y en línea con otras experiencias mundiales, que la problemática de los "pibes pobres chorros" que tanto desvelo provoca en "la gente pulcra", se vuelve insignificante si los menores reciben un trato adecuado, al que Morlachetti, siguiendo al pedagogo brasileño Paulo Freire llamaba "Trato amoroso". Si, el trato que estos chicos tan estigmatizados piden como pueden, o sea, como les enseñamos.
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