El grito fue tan fuerte que cruzó las fronteras, pero también mostró la escena real hacia adentro del #NiUnaMenos por la disputa del sentido entre dos grupos: “Las de Twitter” y “las de Facebook”.
Por muchas razones la marcha de mujeres de este miércoles pasará a la historia. Primero porque más de 200 mil mujeres, acompañadas por varios miles de hombres gritaron #VivasNosQueremos bajo la lluvia porteña, y reclamaron justicia por la creciente ola federal de femicidios que no deja afuera a ninguna zona del país. Pero tal vez esta semana sea recordada por muchas feministas como el día en que recuperaron la represenación en consignas que levantan hace años.
Todo comenzó el jueves 13, cuando después de conocerse el brutal femicidio de la joven Lucia Pérez, el sector fundante pero menos mediático del colectivo #NiUnaMenos convocó con urgencia a una asamblea en la sede de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), de la cual participaron alrededor 50 organizaciones.
La reunión fue tan masiva y heterogénea que ya una semana antes de marchar, cualquiera podía especular con que el acto sería multitudinario. Esa tarde participaron alrededor de 300 mujeres de diferentes organizaciones y sindicatos y se resolvió convocar al paro nacional bajo el lema “Nosotras paramos”. Entonces fue el principio del fin.
NOSOTRAS, VOSOTRAS, ELLAS. Pocos lo saben, pero desde su formación, el colectivo #NiUnaMenos ha sobrevivido a la diversidad de su formación, expresada a groso modo en dos grupos fuertemente vinculados con las redes sociales. “Está la línea Facebook, que somos las feministas más organizadas que hace años militamos estas causas, y están las tuitstar”, explicó una de las organizadoras del acto del último miércoles.
Mientras el primero de los sectores es masivo- y con muchas visiones diferentes sobre las temáticas de género--, el segundo está conformado por periodistas mediáticas que desde aquel grito colectivo contra la violencia machista, en junio de 2015, iniciaron un camino de proyección, en algunos casos exponencial.
“#NiUnaMenos somos (Marina) Abiuso- (Ingrid) Beck- (Ana) Correa- (Florencia) Etcheves- (Mercedes) Funes-(Karina) Ojeda-(Hinde) Pomeraniec- (Valeria) Sampedro- (Soledad)Vallejos”, dice un poco pretenciosa la cuenta oficial en la red del pajarito que el grupo abrió especialmente para dar promoción a la segunda marcha que se realizó este año, y a una encuesta que agitaron vigorosamente hasta el 11 de septiembre. Lo anuncian como el primer relevamiento online que consiguió más de 58 mil respuestas sobre la violencia machista.
En este grupo no todas las integrantes están convencidas de que ponerse tan a la cabeza de una movida tan masiva, de reclamos tan diversos, sea la menor idea. De hecho, este año sufrieron la primera baja. Una de las impulsoras, la guionista Micaela Libson se bajó de la organización aduciendo falta de tiempo, aunque ella y otras, no dejan de mostrar sus dudas sobre los usos particulares que algunas de las abanderadas dan a la consigna.
QUEDANDOTE O YENDOTE. “Se bajaron del camión, hay un grupo de #NiUnaMenos que se fue del acto por no estar de acuerdo con el documento”, tiró al aire de la TV Pública la movilera asignada a cubrir la manifestación. El anuncio bordeaba el titulo catástrofe. Era cierto, mientras el texto comenzaba a sonar en los parlantes de la Plaza de Mayo, las caras visibles del colectivo miraban desde el llano.
“¿Cómo creamos otro mundo posible si las medidas tendientes a esa transformación como el Programa de Educación Sexual Integral son desmanteladas de a poco, o directamente no se aplican en varias provincias? ¿Cómo se atreven a comparar las pintadas sobre una pared con el asesinato y la tortura a una niña? ¿Cómo nos piden paciencia cuando ganamos un 27% menos que los hombres por el mismo trabajo? ¿Cómo quieren que nos cuidemos si al mismo tiempo desde los medios de comunicación nos dicen que las que andamos solas y amanecemos muertas tenemos la culpa? ¿Cómo quieren que tengamos paciencia si nos sacan la jubilación por amas de casa y no toman en serio el trabajo que significa cuidar a la familia? Sí, trabajo. El 76% de los trabajos no remunerados los hacemos nosotras. ¿Cómo se atreven a decirnos que nada de esto es tan grave cuando quitan la capacidad de autonomía económica a miles de nosotras, cuando nos echan de los trabajos, cuando nos bajan los sueldos, cuando nos amenazan con paritarias cada vez más bajas?”, leyeron desde el camión, bajo la garua finita y constante, las periodistas Marta Dillon y Florencia Alcaraz.
El gesto no es menor, si se toma en cuenta que curiosamente este año el otro sector decidió que en la marcha del 3 de junio no hubiera escenario ni oradores.
Pero la verdadera lucha estuvo en las redes y fue para imponer el hashtag, que en el estado de cosas reinante, es imponer una idea. Mientras por un lado batallaron con #NosotrasParamos, las tuiteras intentaron instaurar el #MiercolesNegro y #VivasNosQueremos que usan desde junio. Además, las que esta vez no encabezaron dieron relevancia a las masivas movilizaciones en el extranjero, pero atribuyéndolo a #NiUnaMenos. Una verdadera disputa de comunicación.
“Ellas ellas, acompañaron con difusión y licuaron todo un poco al hablar de #MiercolesNegro y no hacer casi mención al paro”, se quejaron desde uno de los sectores que trabajó para la convocatoria. Es que en el día en que el gobierno salió a anunciar un bono de fin de año- sin datos particulares sobre su aplicación- la palabra dando vueltas masivamente por las redes no hubiera sido bien vista. Además, la misma fuente agregó: “Les molestó que hablemos de Milagro Sala, nosotras hicimos una convocatoria amplia, nos importaba la participación de todas, no nos interesa figurar”.
Una integrante del colectivo admitió que algo que les hizo ruido fue que Cristina Kirchner llamara el 17 de octubre a participar de la movida: “Quiero dirigirme a todos mis compatriotas para convocarlos a apoyar la movilización de mujeres contra la violencia de género que va a tener lugar en días más en todos los lugares de la República".
También la coordinadora nacional de una de las agrupaciones feministas más grandes del país dijo a Letra P: “Las chicas aportaron mucho en su momento, pero para algunas de nosotras algunas están muy articuladas con el oficialismo y eso, para bien o para mal, genera inconvenientes a la hora de proponer demandas. No es que no lo hagan, pero se moderan, y si vos gestionás reivindicaciones de las que tiene que hacerse cargo el Estado, pero estás limitada para criticarlo es un problema para todas las mujeres que representás. Por eso valió ampliar la convocatoria y que no sean sólo 10 las que definan la línea a seguir”.
EL DEBATE ESTERIL. Después, lo de siempre, antes y después de la marcha hubo todo tipo de discusiones, lindantes con la esterilidad: que si el avatar rosa viejo no representaba a las mujeres, que el corazón sí o no, que si había que vestir de negro porque era una propuesta de Vilma Ripoll, que si las consignas abolicionistas en el afiche o mejor no. Y todo así.
Un debate que se viene, hacia adentro del colectivo es el nivel de acompañamiento que se logró esta marcha, un viejo prejuicio dictaba que sólo ellas(las más mediáticas) podían convocar, y hoy queda demostrado que no. “El movimiento feminista necesitaba interlocutoras validas”, insisten desde el sector que ayer se dio el gusto de leer el texto de la polémica, ante cientos de miles de personas. “Dijimos que la CGT toma el te, las mujeres la calle. Hoy lo demostramos”, escribió la siempre lucida Luciana Peker. Y así fue, varias cosas quedaron claras la tarde noche del miércoles, sobre todo que el futuro de #NiUnaMenos es dinámico, y que si hasta ahora la disputa por instaurar un reclamo de apariencia homogéneo era un esfuerzo, queda lejos. Pero ¡Vivan las diferencias! Y todas las mujeres que luchan.
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