6/12/2016

elecciones en usa: avanza la polarización y se ordenan los demócratas


Avanza la grieta : Washington, última estación de la primaria y Barack Obama se sube al tren de la campaña demócrata

por Héctor Silva Avalos, desde Washington
12 de junio de 2016

Takoma es un barrio limítrofe. Ubicado en las fronteras del Distrito de Columbia, la capital, con los condados de Montgomery y Prince George´s en Maryland, en él se mezclan blancos de tendencias muy izquierdistas con afroamericanos de clase media y algunos cuantos latinos, migrantes de primera y segunda generaciones. Casi todos, a juzgar por las estadísticas, votan por los demócratas, como el resto de la ciudad: Obama obtuvo más del 90% del voto en Washington DC en sus dos elecciones, la de 2008 y 2012.

En Takoma habrá abiertos centros de votación este martes, como en el resto de la ciudad, cuando el partido demócrata celebre su última sesión de primarias, las que ya dejaron a Hillary Clinton como eventual nominada por ese partido para la presidencial de noviembre. Pero ayer, en Takoma, como en buena parte del resto de la ciudad, poco o ningún atisbo electoral podía percibirse en las calles. El drama electoral está en otro lado.

Había, sí, movimiento, cierre de calles y algarabía en Takoma, pero nada que ver con la inminencia del evento electoral del martes: la ciudad se preparaba para su afamado festival de jazz al aire libre, que arranca el domingo, y la alcaldía local había empezado ya el cierre de calles por los preparativos.

El martes, cuando los votantes demócratas vayan a las urnas, la algarabía será mucho menor: es un día laboral y hay, en realidad, muy poco en juego, al menos de cara a la presidencial (también hay primarias por la candidatura a alcalde de la ciudad).

La importancia política de Washington está en otro lado, no en los resultados que arrojen sus urnas, que de acuerdo a sondeos preliminares Hillary Clinton no debería tener dificultad para ganar. Aquí solo se eligen 42 delegados que, a estas alturas, ya no son importantes estadísticamente.

La relevancia de la capital se empezó a medir por las reuniones que los líderes demócratas tienen desde el jueves pasado en la ciudad, tras el último "supermartes" que dejó a Clinton victorias clave en Nueva Jersey y California, con cuyos delegados estatales la ex primera dama afianzó matemáticamente la nominación. El drama no estará en las urnas de DC el martes, sino en los pasillos del poder partidario. Y uno de los principales protagonistas es, desde ya, el vecino más importante de la ciudad, el presidente Barack Obama.

Fue aquí donde el liderazgo demócrata intervino para limar asperezas entre Clinton y Sanders, pero también para empezar a mandar mensajes tendientes a reunir el voto partidario en torno a la ex primera dama.

Así fue como Elizabeth Warren, senadora por Massachusetts y otra favorita de los más liberales, dio su apoyo a Clinton, tras lo cual la prensa empezó a mencionarla como posible compañera de fórmula de la eventual nominada. Y fue así como Sanders se reunió con Harry Reid, senador por Nevada y líder de la minoría demócrata en el senado, y Charles Shummer, senador por Nueva York, dos de los máximos líderes del partido en la cámara alta. De cara al público: mensajes de unidad.


Bernie Sanders, durante un acto en el sureste de Washington DC el jueves pasado Reuters)

El factor Obama

Ya el jueves pasado Obama dio por cerrado el capítulo de primarias al reunirse por la mañana con el senador Bernie Sanders de Vermont, el socialdemócrata que se acercó a Clinton tras ganar estados importantes como New Hampshire y Wisconsin.

Tras esa reunión, Sanders fue al sureste de la ciudad, enclave afroamericano y uno de sus distritos más empobrecidos. En el parqueo del viejo estadio RFK, en las riberas del río Anacostia, Sanders dijo que no se retirará antes de la primaria en DC, pero ya había hecho guiños de colaboración con Clinton: "Espero reunirme con ella en el futuro próximo para ver cómo podemos trabajar juntos para derrotar a Donald Trump", dijo después de su reunión con el presidente.

Hay analistas que piensan que el papel de Obama será fundamental para cerrar las heridas que abrió la primaria demócrata, que sin ser tan cáustica como la republicana, sí llegó a tener choques verbales altisonantes, sobre todo cuando Sanders acusó al partido de favorecer la nominación de Clinton. Pero, además, y sobre todo, porque el presidente, con una aceptable aprobación del 52%, puede aupar a los electores que no terminan de confiar en ella.

Tal es el caso de Claudia Ruschel, una ciudadana de origen centroamericano, vecina de Takoma Park. "En las primarias de DC voy a votar por Sanders, porque es una opción a todas las cosas que no me gustan de Hillary Clinton; y voto por Sanders sabiendo que no va a ganar la nominación, pero pienso que es la forma de hacer valer mi voz para que lo que él propone cale en el aparato demócrata", dice esta psicóloga que trabaja en el sistema educativo público de la capital y que en los ciclos electorales de 2008 y 2012 votó por Obama en las primarias y en la general.


Barack Obama junto a Bernie Sanders, el jueves en la Casa Blanca (AP)

Eric Hershberg, profesor en ciencias políticas en American University en Washington, cree que Obama en efecto ayudará a la candidatura de Clinton, pero adelanta que los votantes demócratas terminarán uniéndose en torno a su candidatura más por temor a Trump. "Ella ganará credibilidad cuando Obama empiece a hacer campaña agresivamente en su favor. Pero si ella ganara por márgenes grandes, eso reflejará el rechazo a Trump más que entusiasmo por su candidatura", dice.

Obama ya empezó, en Washington, ese apoyo: tras la reunión con Sanders grabó un vídeo en el que hizo público su apoyo a Clinton.La próxima semana, el presidente viajará con la eventual nominada a Wisconsin, un estado que se le resistió en la primaria, para acompañarla en un mitin en que, se prevé, el presidente hablará de sus logros sociales y de las capacidades de liderazgo de su ex secretaria de Estado.

Al final, aunque Sanders se aparte, es posible que su sombra siga presente en el tono que Clinton dé a la campaña frente a Trump.

"Quedan muy pocas dudas de que la candidatura de Sanders y el movimiento que lidera van, de ahora en adelante, a influir en forma importante la plataforma del partido. Es muy probable que veamos posiciones más tiradas a la izquierda en temas relacionados con Wall Street. Sanders ha despertado un sentimiento muy poderoso en el partido demócrata, el cual Hillary no puede ignorar si quiere llegar a la Casa Blanca: este no es el mismo partido demócrata que su marido dirigió hace dos décadas", opina Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano en Washington.

Cerca del centro de Takoma, en el tranquilo barrio de clase media donde vive desde hace seis años, la psicóloga Ruschel piensa y vota, como la mayoría de esta ciudad, por los demócratas, pero hoy, a la luz del paso de Sanders por la primaria, parece que exigirá más de Clinton: "Ha sido muy camaleónica y se adaptó a lo que cree que los votantes queremos oír; muy demagógica", dice.

Shifter retoma el sentimiento y dice que el escepticismo de sus propios votantes, ese que Obama intentará frenar, será uno de los principales retos de la primera mujer nominada para ser comandante en jefe de los Estados Unidos: "El reto de Hillary ahora es cómo moverse con la base del partido demostrando que es fiel a algunos principios y que no solo se adapta a los vientos políticos. Las encuestas dicen que muchos ven a Hillary como poco confiable, pero puede ser capaz de volver a ganar credibilidad durante la campaña", asegura.

Durante las últimas 48 horas, en Washington, DC, los líderes demócratas empezaron a trazar el plan para que la candidata pueda vencer los escepticismos. El próximo martes, en la primaria de DC, los votantes del partido, sobre todo los que fueron fieles a Sanders, irán a las urnas a votar por el senador por Vermont con el ojo puesto ya en la próxima cita, cuando solo haya dos nombres en la papeleta, los de Hillary Clinton y Donald J. Trump.

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