3/27/2016

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Robert Johnson, su pacto con el diablo y el blues 

Se dice que Robert Johnson, el mejor músico de blues tuvo un pacto con el diablo. También se dice que a quién oímos en sus grabaciones no es él. Descubre su historia.

Robert Johnson nació en 1911 en Hazlehurst, al sur del estado de Missisipi. La música comenzó a atraerle a una edad temprana y comenzó a tocar el arpa y la armónica, y fijarse en toda mujer que se le cruzara en el camino. Luego, comenzó a tocar la guitarra, pero con poco virtuosismo. En 1929 se casó con Virginia Travis, pero al año siguiente ella fallecía mientras intentaba dar a luz; ella tenía solo 16 años. La vida de Robert se derrumbó y refugió su tristeza en el blues, tocando sin ningún éxito.

Es en este periodo de tiempo donde arranca la leyenda, ya que Robert, que nunca había sido buen músico, comienza a tocar, de un día para otro, con una ejecución perfecta, propia de admiración de grandes figuras de la época, que consideraron que tocar así, solo puede ser fruto de un pacto con el diablo.

La leyenda reza que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la actual autopista 61 con la 49, en Clarksdale (Missisipi), a cambio de tocar blues mejor que nadie. Esperó en el cruce de caminos hasta la medianoche, con la guitarra en la mano. El diablo apareció, cogió su guitarra, la tocó y se la devolvió. Tras eso, las manos de Robert solo tenían que deslizarse por el mástil para interpretar el mejor blues de la historia (Ralph Macchio protagonizó una película basada en esta leyenda titulada Crossroad).


Robert tocó por todo el sur de Estados Unidos. Nunca se quedaba en el mismo lugar, como si huyera constantemente. El público afirmaba que tenía algo mágico que cautivaba, pues su guitarra sonaba como si fueran dos, su voz podía cambiar de formas y sus ojos miraban fijos, como poseídos. Sus letras, hacían referencia a su supuesto pacto, Crossroad blues, habla de un cruce de caminos que muchos consideran como el lugar señalado para el pacto, y la letra de Me and the devil blues, dice en su traducción: “Temprano en la mañana, cuando golpeas a mi puerta, digo Hola Satán, creo que es tiempo de partir”.

Grabó 29 canciones, algunas con dos tomas, que junto con dos fotografías, son el único testimonio de su paso por este mundo. Robert hizo las grabaciones con su guitarra Gibson medio destruida, y de cara a la pared. Los directivos del estudio corrieron el rumor que era para que no le vieran los ojos poseídos al cantar, aunque algunos músicos lo atribuyen a que así la acústica era mejor.

El 13 de agosto de 1938, en Greenwood, Carolina del Sur, el diablo se cobró su supuesta deuda. Robert tuvo el error de seducir a la mujer del dueño del local donde tocaba esa noche, y le dieron una botella de whisky abierta. Antes de que pudiera beber, un músico se la quitó y la rompió advirtiéndole que nunca bebiera de una botella abierta, pero este se enfadó y le trajeron otra botella también abierta de la que bebió. A mitad del concierto, Robert dejó de cantar y salió a la calle. Tres días después moría envenenado por la estricnina que contenía la botella de whisky, a los 27 años – sí, el también pertenece al famoso Club de los 27-. En la letra de Me and the Devil blues, pedía ser enterrado a un lado de la carretera, pero en la actualidad existen tres tumbas que supuestamente contienen sus restos.

Considerado el mejor bluesman de la música y entre los 5 mejores guitarristas de la historia, (los otros 4 han hecho curiosamente versiones de sus canciones como Eric Clapton, o Keith Richards, de los Rolling Stones, quien, tras escuchar a Robert Johnson por primera vez, enseguida quiso saber quién era el otro guitarrista. Richards no podía creer que fuese una sola persona el que tocaba) .

Pero, desde el 2004, se corrió el rumor en internet, de que el Robert Johnson que muchos oímos en las pocas grabaciones que hizo, serían una manipulación del ingeniero de sonido, quien aceleró las revoluciones para escuchar a Johnson más rápido, más excitante y más virtuoso, esto debido a que Johnson solía imitar en voz y estilo a muchos ‘grandes’ de la época, pero que no vendían ni un solo disco. En todo caso, te dejamos a continuación la versión de hace casi 80 años y la versión ralentizada, que supuestamente sería como se oiría el verdadero Robert Johnson. Y ambas son geniales.

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