ESTEBAN GODOY
egodoy@cronica.com.ar @egodoyvallejos
La preocupante escalada que están sufriendo los valores de los alquileres en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires demuestra de forma cabal las expectativas que existen en muchos sectores acerca de cómo será la marcha de la economía en el país durante este 2016. Ya lo dijimos desde esta columna en anteriores oportunidades: las expectativas son malas.
La pelea por el piso y el techo de las paritarias recién se inicia y marca un poco cómo serán los meses venideros.
La inefable Lilita Carrió aportó más turbulencia al exigir una considerable suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias. Y el mismo gobierno aseguró el martes que prevé una inflación del 25%. Esta es una pintura de la situación en forma sucinta, por supuesto.
La introducción sirve para entender que las subas de entre 40 y 60% en los distritos más poblados del país no tienen ni justificación ni asidero alguno y sólo se explican por las pésimas expectativas que se perciben en general.
Y más allá de eso, el tema pone sobre el tapete, una vez más, el descontrol y la falta de regulación en el asunto de las locaciones, una eterna deuda de la política que, a esta altura, carece por completo de explicación.
En la actualidad, los propietarios y agencias piden lo que se les da la gana en concepto de alquileres. El precio para entrar o renovar sufrió incrementos que están fuera de la realidad. No hay que olvidarse de la indignante comisión inmobiliaria, que, vaya a saber por qué y con total impunidad, el sector fijó en hasta dos y algunos casos tres meses por anticipado.
Un actividad sin regulación, sumada a años de desidia para ordenar una situación que padecen miles de argentinos, con el agregado de la especulación por algo que nadie sabe si se cumplirá (una inflación del 60%, cosa por ahora poco probable), encendieron la mecha de un cóctel explosivo en forma de aumentos en los alquileres.
Mi reflexión final: con un mercado de créditos hipotecarios casi inexistente e inalcanzable para las clases medias y bajas y estos precios en las locaciones, ¿a alguien en el poder le importa la situación de vivienda de los argentinos?
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