No es Dilma sino el ajuste neoliberal el que ahora gobierna Brasil. Leemos al respecto en el Financial Times , aplausos y advertencias sobre la marcha del ajuste carioca.
El PIB de Brasil se contrajo un 1,9% en el segundo trimestre de 2015 en comparación con el trimestre anterior, el mayor descenso desde el año 2009. En comparación con el mismo trimestre del año pasado, la economía se contrajo un 2,6%. Esto sigue una secuencia de números deprimentes. La tasa de desempleo subió a 7,5% en julio, desde el 4,9% del año anterior, el aumento anual del desempleo más rápido de la historia. La inflación sigue siendo alta. El PIB seguirá disminuyendo en 2016, pronostican los economistas.
A pesar de la oscuridad, Dilma Rousseff, presidenta de un Brasil atribulado, se ha anotado algunas victorias políticas. Impulsó en el Congreso la oposición a la interrupción de la nómina de pago de impuestos lo que ayudará a reducir el déficit fiscal; el gobierno también dijo que cerraría diez de sus 39 ministerios. Y un poderoso enemigo fue aislado , cuando el fiscal jefe acusó al representante de la Cámara Baja del Congreso de corrupción. Incluso las protestas de este mes fueron las más pequeñas de las que que ha temido.
Pero el respiro podría ser breve. Los analistas están preocupados por los informes recientes de que su vicepresidente, Michel Temer, un miembro del PMDB, estaría por renunciar a la tarea de coordinar las relaciones del gobierno con el Congreso. Temen que su sucesor será un patrocinador menos eficaz de la austeridad fiscal. Y a medida que la economía se hunda, las filas de los brasileños descontentos crecerán.
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