3/09/2015

netanyahu: otro talibán que apuesta al fin de ciclo



Moshé Machover

El 2 de diciembre 2014, el primer ministro de Israel, Binyamin (Bibi) Netanyahu, cesó a dos de sus ministros y socios de la coalición más importantes: el ministro de finanzas Yair Lapid y la ministro de justicia, Tzipi Livni. Con ello forzó la disolución del parlamento israelí, la Knesset, mucho antes del final de la legislatura (1). Las elecciones para una nueva Knesset tendrán lugar el 17 de marzo.

Los dos ministros cesados pertenecen (en términos israelíes) a partidos "centristas", que están, por tanto, a la izquierda de Netanyahu y sus restantes socios de la coalición, que pertenecen todos a la extrema derecha y la ultra-extrema derecha.

En el exterior

Varias diferencias políticas provocaron la crisis, pero la causa más importante fue la actitud de confrontación flagrante de Netanyahu con la administración estadounidense de Barack Obama y su alianza abierta con la derecha republicana contra la Casa Blanca. Se trata de una ruptura significativa con la vieja norma en las relaciones entre Israel y Estados Unidos, según la cual Israel evita tomar partido abiertamente en la confrontación partidista interna en EE UU,  su principal protector y patrocinador, y siempre ha buscado un apoyo bipartidista.

Netanyahu ha abandonado la estrategia tradicional de Israel de acomodar la pretensión presidencial estadounidense de gestionar un 'proceso de paz' ??palestino-israelí con el objetivo de una "solución de dos estados". Mientras que los dirigentes israelíes más prudentes mantienen la farsa y se aseguran de que el `proceso de paz` sigue y sigue, pero sin llevar a ninguna parte, Netanyahu ha pinchado el globo del `proceso` en la cara del exasperado secretario de estado,  John Kerry (2).

Un problema aún más explosivo es Irán. Mientras que el gobierno de Obama está dispuesto a llegar a algún tipo de acuerdo con la República Islámica, Netanyahu esta obsesionado con la amenaza militar iraní y la necesidad de acabar con ella militarmente. Su motivación no es el miedo a un arma nuclear iraní que pudiera destruir Israel. Este cuento que propagan unos pseudo-estrategas deshonestos solo se lo creen los tontos (3). De hecho, el Mossad (los servicios secretos de Israel homólogos del MI6 y la CIA) no se lo creen, como han puesto de manifiesto unas recientes filtraciones muy útiles (4).

Lo que está detrás de la pulsión de guerra de Netanyahu es la preocupación de que un acuerdo entre Estados Unidos e Irán pueda socavar la total hegemonía regional de Israel bajo franquicia de Estados Unidos. También puede tener la esperanza de que una conflagración regional pueda proporcionarle una oportunidad para llevar a cabo una masiva limpieza étnica de árabes palestinos en los Territorios Ocupados por Israel. Exploré estos motivos en cierto detalle en un artículo hace tres años (5).

Lo que provocó las recientes filtraciones fue la insolente comparecencia de Netanyahu ante el Congreso de los EE UU  para predicar su evangelio belicista. Quienes hicieron las filtraciones en Tel-Aviv o Washington (o ambos), evidentemente querían sabotear el sermón de Netanyahu.  Están horrorizados por su mensaje desagradable, peligroso y deshonesto, así como por la forma impertinente en que ha roto el protocolo preparando la visita a espaldas de Obama con el portavoz  republicano de la Cámara, John Boehner, y el hombre de Netanyahu en EE UU, su embajador en Washington, el israelí nacido en EE UU,  Ron Dromer (6).

Al abandonar la relación bipartidista tradicional de Israel tanto con demócratas como conrepublicanos en Estados Unidos, y enfrentarse abiertamente con Obama, su gobierno y, por lo menos, algunos sectores de su partido, Netanyahu está asumiendo grandes riesgos. Entreellos, la posible enajenación de muchos judios norteamericanos. Puede que ello complazca (no por casualidad) a Sheldon Adelson, un magnate del negocio de los juegos de azar e importante donante del Partido Republicano, que asegura la financiación a su costa de un diario israelí que funciona como un panfleto de propaganda de Netanyahu. Pero la política republicana de derechas de Adelson no es compartida de ninguna manera por la mayoría de los judios de EE UU, que mayoritariamente votan demócrata. De hecho, se ha señalado que votaron a Obama muchos más judios (en EE UU) que a Netanyahu (en Israel).

Dennis Ross es un veterano diplomático estadounidense y apasionado sionista, que ha servido como intermediario deshonesto en el interminable 'proceso de paz' con dospresidentes republicanos y otros dos demócratas. Al ser entrevistado por el editor del periódico Ha'aretz Aluf Benn, pidió a Bibi dar marcha atrás: "Netanyahu debe admitir que [su] decisión de dirigirse al Congreso fue un error". Meir Dagan, ex jefe del Mossad, fue aún más mordaz: "La persona que causa más daño estratégico a Israel en lo que respecta a la cuestión iraní es el primer ministro" (7).

Mientras tanto, ha estallado una guerra verbal sin precedentes entre la administración Obama y Netanyahu. El 18 de febrero Reuters informó: "Estados Unidos acusa a Israel defiltraciones inexactas sobre las conversaciones nucleares con Irán". Según el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest,  "vemos que hay una práctica continuada de seleccionar informaciones específicas y utilizarlas fuera de contexto para distorsionar la posición negociadora de los Estados Unidos" (8). Y el secretario de estado, John Kerry, en un golpe apenas velado a Netanyahu, señaló que "quienes critican el posible acuerdo nuclear con Irán no saben de lo que hablan" (9).

Por su parte, los asesores electorales de Netanyahu han producido un anuncio y un vídeo hostiles a la Casa Blanca: "Si Israel hubiera hecho caso a los Estados Unidos, no existiría" (10).

La gran apuesta de la política exterior de Netanyahu parece basarse en la suposición de que Obama es ya un político muerto aunque todavía camine y que el ascenso de la derecha republicana es irreversible. Si gana o no esta apuesta Netanyahu (e Israel) está aún por verse. Sus consecuencias tardarán en manifestarse plenamente.

En el interior

Al romper su coalición de gobierno, Netanyahu hizo también una apuesta electoral a corto plazo. Su partido Likud entró en la actual Knesset en febrero de 2013 en un solo bloque con Yisrael Beitenu ("Israel Nuestro Hogar"), que dirige el matón de Avigdor Liebermann. El bloque ganó 31 escaños, y fue con mucho el partido con más escaños de la Knesset, que cuenta con 120. El segundo partido más grande fue el centrista Yesh Atid ("Hay un Futuro") de Yair Lapid, con 19 escaños. Pero en julio de 2014, el bloque se dividió. El partido de Lieberman se mantuvo en la coalición, pero ahora controla 11 de los 31 escaños, dejando al Likud de Netanyahu con 20. Dimisiones posteriores han cambiado aún más el equilibrio, dejando al partido de Lieberman con 13 escaños y al de Netanyahu sólo con 18. Netanyahu cree que en unas nuevas elecciones, según la última encuesta de diciembre, el Likud conseguiría bastante más de 18 escaños.

Hasta el momento, parece tener razón, porque todas las encuestas de opinión recientes indican que el Likud conseguirá al menos 22 escaños. Pero puede que no sea suficiente. En el momento de escribir este artículo, el Likud está virtualmente empatado con la Unión Sionista, un bloque formado por el partido centrista Hatnuah ("el Movimiento"), dirigido por Tzipi Livni y el Partido Laborista, de centro-izquierdista, liderado por Yitzhak Herzog. Algunas encuestas dan a este bloque una ligera ventaja. Por otra parte, siempre son posibles cambios de último momento, aunque las recientes revelaciones de malversación de fondos públicos por Netanyahu para pagar  su lujoso estilo de vida privada hasta ahora le ha hecho poco daño en las encuestas (11).

Pero, aun suponiendo que el Likud obtiene más votos que la Unión Sionista, Bibi puede tener dificultades a la hora de encontrar socios para una nueva coalición. Es poco probable que pueda contar con quienes ha cesado en la coalición previa, o con los partidos que se oponen a su nueva línea de política exterior. Esto descarta la Unión Sionista y Yesh Atid (que prevéganar unos 12 escaños, siete menos que sus 19 actuales). También descarta a Meretz,resto testimonial de la izquierda sionista (que según las encuestas obtendrícinco escaños, frente a sus seis actuales).

Otra complicación, que puede impedir que Netanyahu forme gobierno, incluso si el Likud consigue una mayoría de escaños, es la formación de una lista electoral conjunta que incluya a Hadash (un frente de Rakah, el partido comunista "oficial"), dos partidos nacionalistas árabes laicos y un partido islámico. Esta coalición  -a la que se suele llamar la "Lista ComúÁrabe",  aunque uno de sus candidatos más importantes es Dov Khenin, un miembro hebreo de la dirección de Rakah-Hadash - puede aumentar la representación anti-sionista en la Knesset.

Los antecedentes de la formación de la "Lista común" son irónicos. Israel cuenta con un sistema de representación proporcional, por el que cada lista de candidatos (presentada por un partido o un bloque de partidos) consigue un número de escaños casi proporcional al número de votos que obtiene. Sin embargo, para conseguir escaños, las listas tienen que superar un determinado umbral de votos. Hasta 1992 el umbral era muy bajo: 1% del total. Posteriormente se elevó a 1,5% y luego, en 2004, hasta el 2%. Pero en marzo de 2014 se adoptó de nuevo un máximo histórico de 3,25%. Su objetivo es dejar fuera a Hadash y los partidos árabes: en la actualidad Hadash y un bloque de dos partidos árabes tienen cuatro escaños cada uno, y un tercer partido árabe, Balad, tiene tres. Uno de los tres diputados de Balad es Haneen Zoabi, una valiente y luchadora parlamentaria, a quien los políticos sionistas les encanta odiar. De hecho, trataron infructuosamente de impedir que pudiera presentarse a las próximas elecciones legislativas (12).

En cualquier caso, aunque el nuevo umbral de 3,25%  fue diseñado para reducir el número de diputados anti-sionistas y sobre todo árabes, es casi seguro que tendrá el efecto contrario, porque prácticamente obliga a los cuatro partidos a formar una lista conjunta, aunque solo sea para sobrevivir. Este es de hecho un ejercicio táctico: los cuatro partidos mantendrán sus organizaciones separadas y seguirán siendo políticamente independiente. Las encuestas indican que la lista conjunta obtendrá al menos 12 escaños, uno más que los cuatro componentes tienen en la actualidad. Es muy posible que la formación de la lista común inducirá una mayor participación de votantes árabes que en el pasado. En las últimas elecciones la participación de los votantes árabes fue sólo el 56%, que es muy baja para los estándares israelíes. Ahora se espera que más del 62% de los votantes árabes elegibles participará en las próximas elecciones. Dependiendo de los resultados finales, y sobre todo del número de escaños obtenidos por otros partidos, es posible que la lista común pueda evitar que Netanyahu vuelva a ser primer ministro.

También es posible que la lista común atraerá además algunos votos hebreos de protesta. Un significativo nuevo recluta de Hadash es Avraham Burg, un judio religioso que fue ex presidente de la Knesset y presidente de la Agencia Judía y la Organización Sionista Mundial. Con los años se ha ido radicalizando, y en 2003 publicó un artículo en el que declaraba que el sionismo debe ser enterrado (13).

Aunque los componentes de la lista conjunta sigan siendo partidos separados, tienen que publicar un manifiesto electoral conjunto. Se trata de un breve documento que consta de siete puntos. Defiende la "solución de dos estados" y una resolución justa del problema de los refugiados palestinos, exigiendo su derecho al retorno. Pide igualdad de derechos individuales para los ciudadanos árabes palestinos de Israel, así como derechos colectivos y autonomía como minoría nacional, parte de la nacióárabe. En sus reivindicaciones democráticas y socioeconómicas el manifiesto es en general de izquierda reformista socialdemócrata (y por lo tanto bastante más a la izquierda del Partido Laborista británico).

Sin embargo, las feministas árabes palestinas han señalado que la reivindicación de la plataforma de igualdad de derechos para las mujeres, etc es de alguna manera incompatible con el hecho de que dos de los candidatos de la lista conjunta, que probablemente sean elegidos, son abiertamente polígamos. Uno de ellos pertenece al partido islámico; el otro, por imposible que parezca, es candidato del partido "comunista oficial", Rakah-Hadash (14).

Notas

 1. La Knesset se elige para un mandato de cuatro años. Las últimas elecciones se celebraron el 22 de enero de 2013.

 2. Véase mi artículo, "En busca de legitimidad" (Worker Weekly, 18 de septiembre 2014).

 3. En una de estas categorías hay que incluir al compañero Sean Matgamna, equivocado dirigente de la organización británica Alliance for Workers’ Liberty. Ver sus artículos, What if Israel bombs Iran?’ July 28 2008 (www.workersliberty.org/story/2008/07/28/what-if-israel-bombs-iran-discussion-article); ‘Israel, Iran and socialism, 11 de septiembre 2008 (www.workersliberty.org/story/2008/09/10/israel-iran-and-socialism-sean-matgamna-replies-moshe-machover); y mis respuestas: ‘Abominable warmongering on the left’ (Weekly WorkerAugust 28 2008); ‘Propaganda and sordid reality’ (Weekly Worker 18 de septiembre 2008).

 4. Véase ‘Leaked cables show Netanyahus Iran bomb claim contradicted by Mossad’ The Guardian 23 de febrero 2015.

 5. ‘Netanyahus war wish’ Weekly Worker 9 de febrero 2012.

 6. Véase ‘White House says Benjamin Netanyahus surprise trip to US is a breach of protocol’ The Daily Telegraph 25 de febrero 2015.

 7. Ross en Ha'aretz 17 de febrero de 2015. La entrevista de Ross está en YouTube y vale la pena verla:http://youtu.be/PEuxDkpo5uw. ‘Former Mossad head urges Israeli voters to oust Binyamin NetanyahuThe Guardian 27 de febrero 2015 .


 9. Daily Mail 24 de febrero 2015.


 11. ‘Binyamin Netanyahu faces damning expenses accusations ahead of elections’ The Guardian17 de febrero 2015.


 13. ‘The end of Zionism’ The Guardian15 de septiembre 2003.

 14. Abu-Sharb y R Shalabnah-Bahuti, ‘Beware, polygamous candidates’ Haaretz (hebreo) 09 de febrero 2015.


Moshé Machover es un veterano militante socialista antisionista israelí que fue co-fundador de la extinta Organización Socialista de Israel (Matzpen). En la actualidad vive en Londres. Es profesor emérito de filosofía del Kings College, de la Universidad de Londres. Su libro más reciente es Israelíes y Palestinos: la solución del conflicto.

Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García

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