La
totalidad de los consultores coincide en que la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner retoma sus tareas con buena imagen y que las
opiniones positivas fueron creciendo antes de las elecciones e
independientemente de las candidaturas. A partir de esa base de acuerdo,
hay enfoques distintos sobre el regreso y lo que se viene.
Analía del Franco, titular de Analogías, evaluó la provincia de Buenos Aires durante la semana pasada. “La Presidenta retomará la gestión con 58,4 por ciento de imagen positiva y 40,2 de imagen negativa, datos actualizados al 14 de noviembre según la medición que hicimos en Analogías (1500 casos) en el total de la provincia. Realmente desde mediados de agosto no hubo cambios significativos en sus apoyos. Se podría decir que los mismos ‘casi’ se independizaron, tanto del resultado de las elecciones como del retiro por enfermedad.”
Analía del Franco, titular de Analogías, evaluó la provincia de Buenos Aires durante la semana pasada. “La Presidenta retomará la gestión con 58,4 por ciento de imagen positiva y 40,2 de imagen negativa, datos actualizados al 14 de noviembre según la medición que hicimos en Analogías (1500 casos) en el total de la provincia. Realmente desde mediados de agosto no hubo cambios significativos en sus apoyos. Se podría decir que los mismos ‘casi’ se independizaron, tanto del resultado de las elecciones como del retiro por enfermedad.”
Para Ricardo Rouvier, que encabeza Rouvier y Asociados, “la vuelta de la Presidenta tiene diversos efectos. Se disipa una parte de la incertidumbre provocada por sectores que esperan un derrumbe inminente del kirchnerismo. La gran prensa y algunos políticos presionan para que se efectúen cambios y el cambio mayor se generaría a partir de la imposibilidad de conducción. Esto a partir de mañana se verá refutado. Por supuesto estos pedidos de cambio de sentido del proceso no surgen de un deseo abstracto, sino de los intereses que juegan políticamente en el escenario. Se busca contradecir el camino realizado hasta ahora y que obsesivamente el establishment ha tratado de interrumpir. Mientras la oposición apuesta al no poder de CFK, la imagen de ella crece en la opinión pública y desde antes de su problema de salud. E inclusive atravesó la elección legislativa de octubre sin sufrir afectaciones por el resultado”.
Luis Costa, de Ipsos-Mora y Araujo, considera que “el regreso de la Presidenta colabora en la consolidación del cambio de escena. Del domingo de la derrota electoral sólo quedan algunas anécdotas que la ley de medios y otros sucesos han mandado al olvido. Durante todo el proceso electoral, y con los votos de sus candidatos planchados, su imagen seguía en buen estado y a cubierto de daños. El fenómeno del kirchnerismo ha tenido siempre este componente de rechazo a sus candidatos y de valoración de la figura central. A nivel nacional, cerca de los días de elecciones, Cristina estaba cerca del 50 por ciento en imagen y aprobación de gestión. En la provincia, con Insaurralde, rozando los 32 puntos de intención de voto, ella estaba con una imagen positiva del 53 por ciento. Con los candidatos del FpV en la Capital intentando pasar la frontera de los 22 puntos CFK mostraba una imagen positiva del 44 por ciento”.
Manuel Mora y Araujo, un referente de la consultoría política, sostiene que “la opinión pública, observada fríamente, se expresa en números. Así vista, Cristina no vuelve mal, aunque tampoco muy bien. Su imagen personal se mantiene bien, la imagen de su gobierno no. Su buena imagen tiene un componente de crédito por lo que hizo y otro componente de ternura porque no le fue tan bien en el terreno personal, incluyendo –lo que para la formación de la imagen es importante– que enviudó y no le ha ido bien con la salud. Si uno trata de captar el espíritu de la opinión pública de hoy –que no se expresa en números ni en observables–, hay una sensación de fin de ciclo, que se expresa en la elaboración de los resultados electorales, en la mala valoración de la situación del país que las encuestas captan, en la sensación de que el país ya puede funcionar sin el liderazgo de Cristina. Esta temporada de licencia y presidencia delegada dio motivo a numerosos análisis y comentarios en la prensa, pero no a inquietud de la población. Se registró alto rating de las noticias referidas a su salud, pero no por ansiedad para que regrese sino por simpatía con la Presidenta enferma”.
“Las expectativas se reflejan en que la atención política de la gente ya no está centrada en el Gobierno, en la interna del oficialismo y el futuro del kirchnerismo sino en los posibles ‘presidenciables’, los que pueden estar llamados a heredar las riendas del gobierno. De todas maneras, no es que la atención política sea dominante; la gente está más preocupada por la economía (inflación, poder adquisitivo del salario), la estabilidad laboral y su vida cotidiana (seguridad, transporte y demás). Que la política no sea lo central es un aspecto distintivo de este momento: al ciclo K seguirá, posiblemente, un ciclo donde la política será menos relevante que la gestión y la sociedad misma.”
La mirada de Artemio López, titular de Equis, es muy distinta. “Tras obtener la primera minoría en las elecciones de medio mandato con el 33 por ciento de los votos, a una distancia de 16 puntos de la segunda fuerza y la declaración de la constitucionalidad de la ley de medios, el clima de opinión adverso que el sistema de medios opositores había construido sobre la gestión del gobierno nacional tras las PASO perdió consistencia.
En este contexto, la Presidenta vuelve con su popularidad –que siempre fue superior a la evaluación del Gobierno– notablemente aumentada y respaldada en su retorno en una mejor percepción de la gestión de gobierno y franco debilitamiento del discurso de medios opositores, que aún no reaccionan del doble cross a la mandíbula recibido tras el triunfo legislativo del FpV y la declaración de constitucionalidad de la ley de medios.”
“Finalmente, la novedad encarnada en Sergio Massa y el Frente Renovador vio desvanecerse el monumental ‘efecto garrocha’ que se esperaba y que finalmente quedó reducido a un ‘saltito de rana’ de un intendente y no del PJ sino de la UCR, Carlos Oreste, de Coronel Pringles. ¿El resto de la oposición político partidaria? Con excepción del envalentonado FIT, bien gracias.”
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