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A siete puntos de volver a ganar en primera vuelta
Por Artemio López:
Como ya señalamos
desde esta misma columna, el FpV es la primera minoría electoral y
duplica al mejor referente opositor según el mosaico delineado tras el
28 de octubre de 2010, y aun agrupando al pan radicalismo de manera
arbitraria y forzada, la diferencia entre primera y segunda minoría no
cae por debajo de los 12 puntos. Junto a sus aliados no sólo logra ser
el bloque mayoritario sino que accede al quórum propio en ambas Cámaras,
como se observa en el cuadro que acompaña esta columna generado por el
Ministerio del Interior.
El 33% de los votos del 27 de octubre parece ser el piso electoral
del FpV a nivel nacional y lo ubica a sólo 7 puntos de acceder al 40% de
los votos que le daría el triunfo en primera vuelta, dada la
segmentación creciente de la oposición.
Asumida la circunstancia de fragmentación opositora como creciente e
irreversible desde el año 2003, se refuerza la estrategia del
oficialismo, que como lo hiciera en los años 2007 y 2011, apuesta al
triunfo en primera vuelta en octubre de 2015.
Así, a dos años de las elecciones nacionales, como ya sucediera tras
los comicios de junio de 2009, lo que queda por ver es si el oficialismo
decide una candidatura con el aval de la Presidenta y si llega o no al
40% de los votos.
Asumen los estrategas del FpV, el círculo rojo - Zanini, Laclau,Lino Barañao- que con sólo obtener el 40% de los
votos no hay riesgo de derrota, pues ninguna alternativa se acerca a
menos de 10 puntos y en las elecciones presidenciales, recordemos, se
triunfa en primera vuelta si alguna fuerza supera el 45% de los votos u
obtiene el entre el 40% y el 45% y más de 10 puntos de ventaja sobre la
segunda fuerza.
En este sentido, todo el arco opositor confía en que el oficialismo
no alcanzará el ansiado 40%, y ninguna oferta propia, sino el
ballottage, resolverá su falta de liderazgo ya estructural.
Cabe destacar que 40% de votos positivos supone 37% de votos
efectivos, sin nulos, impugnados y en blanco, lo que achica la base de
cálculo y da un impulso matemático para alcanzar la meta del 40%.
La corporación mediática opositora tomó nota de esta realidad: no
logra instalar un candidato hegemónico, ocupa el lugar de la oposición
política y confronta abiertamente con el oficialismo para evitar ese 40%
intentando esmerilar a cada uno de los posibles candidatos oficialistas
eventuales.
Como efecto colateral en su tan activa confrontación,
invisibiliza cada día más a los dirigentes opositores, que son los que
finalmente concurrirán a elecciones en 2015.
Es un escenario muy propicio al oficialismo –como lo demostrara lo
acontecido en el lapso 2009-2011–, si es que no comete errores
conceptuales fundados en desconocer que, a diferencia de los grupos
mediáticos que lo enfrentan, él efectivamente constituirá una oferta
electoral en 2015.
La gestión de gobierno y el mensaje que la comunique, entonces, debe
realizar sintonía fina y tener en cuenta al conjunto, y no constituirse
exclusivamente de cara a su confrontación con los grupos mediáticos
opositores, que aun siendo una disputa medular, no es tema que interese
masivamente a la ciudadanía.
En este sentido, garantizar la aplicación de la Ley de Medios, cuya
constitucionalidad ya fue avalada definitivamente por la Corte Suprema,
es importante, pero lo es aún más –por citar dos grandes desafíos de la
etapa 2013-2015– la generación de empleo genuino y formal –en particular
en el sector industrial que muestra hoy escaso dinamismo–, el
sostenimiento de la tasa de cobertura previsional –hoy la más alta de la
región en torno al 95%– y mantener la cobertura a pesar de la robusta
tasa de informalidad laboral que afecta al 34% de los asalariados que
aparece inelástica desde 2008.
Así las cosas, desde el punto de vista electoral, el escenario
configurado por las elecciones de medio mandato de este año muestra una
primera minoría oficialista muy consolidada en torno al piso del 33% de
los votos con grandes chances de superar el 40% de los votos sostenido
en la gestión y su comunicación.
Enfrente se observa un archipiélago opositor que difícilmente logre
resolver su fragmentación y apuesta nuevamente a ingresar como segunda
minoría al ballottage, estrategia opositora ya utilizada frente a las
elecciones de octubre del año 2011 con el resultado que todos conocen y
muy especialmente recuerdan los estimados lectores de PERFIL.
*Director de Consultora Equis.
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