Por Artemio López
Según consultoras insospechadas de oficialismo como
Miguel Bein o Economía y Regiones, el nivel de crecimiento económico en
2013 superará el 5% anual, y estimamos que durante el tercer trimestre
la tasa interanual será al menos del 6,5%.
El crecimiento también estará apuntalado por el pico de consumo por
actualización de planes sociales (AUH, 35,3%), ajustes previsionales y
salariales formales con paritarias promedio del 24%, el impacto de la
reactivación de la construcción tras el blanqueo en un contexto de baja
de las presiones inflacionarias hoy ya en orden del 17% anual, según
datos provinciales de las opositoras Córdoba y Santa Fe.
Se trata de la reiteración de los efectos de bienestar socioeconómico
que operan en favor de los oficialismos en general y el nacional en
particular desde 2003, en línea con la composición del voto K ya
analizada en Perfil, con un núcleo duro del 25% relativamente inelástico
a la coyuntura socioeconómica y otro tanto que responde a las
condiciones materiales de existencia (ver gráfico).
En esta perspectiva,
la apertura del año electoral en Misiones el pasado fin de semana
pareciera mostrar la renovada vitalidad electoral kirchnerista y la
existencia de electorados estancos entre el oficialismo y la oposición,
al punto que a pesar del desgaste en alguna de sus expresiones locales,
como en Misiones el Frente Renovador, el kirchnerismo no migra
electoralmente a la oposición y busca otras alternativas K para
expresarse.
El 55% de votos acumulados en variantes kirchneristas misioneras así
lo muestra, kirchnerismo que se ubica a 40 puntos del segundo partido,
que con toda lógica resultó la UCR y sin ninguna otra fuerza nacional a
la vista.
El epicentro de la elección nacional es el territorio bonaerense, y
todos los analistas coinciden en que nada electoralmente activo existe
en la provincia por fuera del dispositivo FpV-FRP; nada
estadísticamente sustancial escapa al dispositivo, y la “polarización”
que sobrevendrá en estos meses hará el resto con lo que aún queda fuera
del espacio polarizador.
Esto supone que hoy el 32% de voto que pone en juego el FpV será su
piso, mientras resultó su techo durante 2009, año en el que también hubo
polarización, aunque menor que la actual gracias a la estrategia
combinada de listas testimoniales y polarización ideada por Néstor
Kirchner para enfrentar momentos críticos.
Año 2009 que mostraba una caída de 3 puntos de PBI, la crisis de la
125 abierta, destrucción de un punto de empleo, el sistema de medios
opositores operando aún con amplia credibilidad, un vice destituyente
activado por los mismos medios y una lista entonces opositora de 5
puntos como la del EDE, que hoy acompaña al FpV y a su candidato, Martín
Insaurralde.
Esta sola sumatoria ubicaba el piso del FpV en el 37% en aquel
contexto tan crítico, pero seguramente la realidad socioeconómica muy
mejorada en este 2013 respecto del año 2009, donde por caso la AUH no
existía, hará trepar ese nivel de voto al FpV bonaerense por sobre el
40%.
Así las cosas, es de esperar un dispositivo FpV-FPR-Massa que permita la
captura de más del 75% de los votos bonaerenses bajo la tensión
oficialismo/oposición, con lo que el piso del FpV subirá automáticamente
por efecto de la sola polarización, más la coyuntura socioeconómica
favorable y el encolumnamiento de todo el kirchnerismo tras la
candidatura de Insaurralde.
Más allá del escenario bonaerense, el FpV sigue sumando votos en el
resto del territorio nacional, mientras por ejemplo el FRP es una opción
distrital que si obtuviera, por caso, 30% de votos implicaría 11 puntos
nacionales. Lo mismo ocurre con el PRO en la CABA y Santa Fe; si
hubiera una elección de 30% promedio en ambos distritos para la fuerza
antiperonista de derecha conservadora, esto supondría 6 puntos
nacionales. De la Sota, encapsulado en Córdoba, puede aspirar a un
equivalente de 4 puntos nacionales.
La excepción es el frente UCR-PS que tiene despliegue nacional,
aunque su límite estructural es Buenos Aires, donde la polarización y
ausencia de candidatos competitivos hace difícil pensar un nivel
superior al 15% de votos, que es el equivalente a 6 puntos nacionales.
El FpV complementa su performance bonaerense con un despliegue
nacional completísimo, que por el peso del NEA y el NOA (18% del padrón
nacional), donde el kirchnerismo en todas sus variantes registra
promedios superiores al 50% de los votos, y las mejoras seguras en
distritos como Capital y Santa Fe respecto del valle de 9% promedio en
2009 –el piso probable es al menos el 20% entre ambos distritos, que
aportan 19 de cada 100 votos nacionales– permitirá al oficialismo
consolidar sin esfuerzo un piso del 40%.
1 comentario:
pero perdiendo la PBA???
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