5/18/2013

una elección sub 40



Por Artemio López:

Mucho se habla de la participación de la juventud en la política como una clave de época, tras el inicio del ciclo kirchnerista en mayo de 2003. Es rigurosamente cierto que, salvo en los inicios de la recuperación democrática, cuando la juventud acompañó y de manera muy notable el primer tramo del gobierno alfonsinista, ésta es sin duda la etapa de mayor protagonismo juvenil desde 1983.

La etapa actual es perfectamente asimilable al nivel de participación juvenil de los años 70, considerando también los nuevos formatos, y no exclusivamente a través de la tradicional militancia territorial, en colegios, universidades o gremios. Redes sociales, blogs, grupos de afinidad, derechos de minorías; en fin, una gran diversidad de prácticas donde la impronta juvenil es muy marcada completa el cuadro actual de participación.

Sin embargo, mucho menos notable resulta, en especial para analistas y dirigentes, la correspondencia absoluta que existe entre la creciente participación juvenil en diversas instancias de la sociedad y la edad de los votantes.

El cuadro que acompaña esta columna muestra la proyección del padrón nacional de electores correspondiente a 2013, ajustado por crecimiento poblacional y distribuido por tramos de edad de los votantes.

Los resultados son notables. Como se observa, el 8,6% de los votantes habilitados tendrá al momento de votar en octubre de 2013 entre 16 y 19 años, mientras que otro 10,9% recorrerá el tramo etario que va entre los 20 y 24 años. 

Completando el segmento de menores de treinta años, el 10,5% adicional de electores cursa edades entre los 25 y 29 años. En suma, el 30% de los electores tiene menos de 30 años, el 50,2% no llega a cumplir los 40 al momento de votar, mientras que seis de cada diez electores al ejercer el sufragio en 2013 tendrá 45 años o menos.

Las conclusiones son cruciales para imaginar la agenda de temas que efectivamente interpelan al electorado y de los que, por el contrario, ya son materia de historiadores o sencillamente parte de la leyenda de un país que ya no es.

Por ejemplo, el 25% de los electores de 2013 nació a la vida política plena que supone alcanzar los 16 años de edad ya con el kirchnerismo gobernando. El 30% no tiene recuerdos vívidos de la década del 90, y apenas el 20% de los votantes vivió al menos como adolescente el gobierno de Cámpora, Perón y el último golpe militar. 

Notables constataciones empíricas que pueden servir a la vez de GPS que restituya el camino perdido por aquellos políticos y asesores que por caso intentan intervenir en la agenda contemporánea blandiendo el temible peronómetro y suponiendo muy importante establecer fehacientemente a quiénes echó Perón de la Plaza en mayo de 1974, o encomendados al dios de la ortodoxia neoliberal y ya en clave de gurú económico, recordar la malaria que supone el actual aumento de precios en un país “traumatizado por su pasado hiperinflacionario”.

En fin, tanto por el nivel de protagonismo como por la distribución etaria de los electores, de cara a las elecciones de octubre, como bien señala el refrán, agua pasada no mueve molinos, estimados lectores de PERFIL.

*Director de la consultora Equis.

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