4/06/2013

fallas de gestión o la naturaleza?



Sobre el vértigo de la vida política en el país y su capacidad de alterar tendencia estructurales, leemos en Analytica a Julio Burdman: 


Marzo fue prolífico en hechos extraordinarios, de indudable impacto social. Y cada uno de ellos generó un debate acerca de su efecto sobre el escenario político argentino. Veamos:

- El 5 de marzo falleció Hugo Chávez, presidente durante catorce años consecutivos de la República Bolivariana de Venezuela y una de las figuras más importantes de la política suramericana. La impronta de Chávez trascendió las fronteras venezolanas: fue, entre otras cosas, el primer presidente de la región que lideró un proceso político de crítica y reversión de las reformas neoliberales de los 90. Por esa razón, algunos plantearon la hipótesis de que su muerte podía significar "el principio del fin" del ciclo populista regional -sobre todo, si Maduro llegase a perder las elecciones presidenciales del 14 de abril.

- El 11 de marzo, tras varios meses de paralización de obras, la minera brasileña Vale anunció en un breve comunicado la suspensión del emprendimiento Río Colorado, que tenía lugar en la provincia de Mendoza y era el proyecto de inversión extranjera más importante de la Argentina. En su anuncio la empresa argumentaba que "en el contexto macroeconómico actual los fundamentos económicos del proyecto no están alineados con el compromiso de Vale con la disciplina en el destino del capital y la creación de valor". No faltaron quienes sostuvieron que la decisión de Vale representaba un fracaso de la gestión económica que conllevaba costos políticos.

- El 13 de marzo, el cónclave reunido en el Vaticano elige como sucesor del renunciado papa Benedicto XVI al argentino Jorge Bergoglio, quien asume con el nombre de Francisco. El primer pontífice católico que proviene del "nuevo mundo" -y el primer no europeo en 1.500 años-, es nada más y nada menos que un argentino, y de reconocido perfil político. Esto motivó que se formularan hipótesis sobre el "efecto Francisco" en la política argentina y latinoamericana. Un analista afirmó que se trataba de "un golpe decisivo al populismo" y que impulsaría a las oposiciones de Argentina y otros países de la región.

- Finalmente, el 1 y 2 de abril, un temporal de lluvia provocó severas inundaciones en las ciudades de Buenos Aires y La Plata, y algunos partidos del conurbano bonaerense, dejando un tendal de muertes. Las que pudieron haberse evitado si la planificación urbana hubiera contemplado el fenómeno de las lluvias fuertes. Un dato político que emergió de la catástrofe fue el reclamo, planteado por los damnificados y los periodistas, de mayor presencia de los gobiernos y sus funcionarios públicos -sobre todo, de los gobernantes locales de la Capital y La Plata- en la prevención y solución de crisis de este tipo. Si bien no hay datos de encuestas profesionales que permitan corroborarlo, el desarrollo de los hechos deja la sensación de que buena parte de la opinión pública responsabiliza a fallas en la gestión pública, antes que a la imprevisible naturaleza, por el saldo negativo de la catástrofe. Ante esta percepción, vuelve a plantearse la hipótesis del impacto sobre la imagen de los líderes, que podría modificar escenarios.

Algunos de estos acontecimientos, como Francisco y el temporal, cayeron imprevista y literalmente del cielo; otros, como la muerte de Chávez y la suspensión del proyecto minero, estaban preanunciados pero no por ello fueron menos conmovedores. Todos, de una u otra forma, impactan sobre la opinión del público, y teniendo en cuenta que estamos en un año electoral, provocan con más intensidad que en tiempos no electorales todo tipo de conjeturas sobre ganancias y pérdidas que pudiesen alterar tendencias.

Sin embargo, y aún cuando pueda ser algo prematuro para cerrar conclusiones -los procesos sociopolíticos suelen tener sus propios tiempos-, nuestra primera impresión es que estos treinta días conmovedores no modifican los equilibrios políticos internos. En principio, porque sus efectos potenciales están repartidos: el "efecto Francisco" no luce como "apropiable" para ninguna fuerza política, la campaña electoral venezolana no se ha regionalizado tanto como algunos suponían, quedó demostrado que la decisión de Vale no es atribuible exclusivamente al "entorno macroeconómico argentino", y las presuntas responsabilidades de gestión en la catastrófica inundación afectan a gobiernos de diferente color partidario.

Y fundamentalmente, no cambian la política porque hablamos de fenómenos que son externos a la matriz argentina. Nuestro país, como tantos otros, es sensible a la variable internacional, pero sus núcleos centrales pasan por lo local. De hecho, con frecuencia los niveles provincial y municipal son más decisivos que el nivel nacional a la hora de los resultados electorales agregados. Lo ambiental y lo global tienen una influencia de tipo indirecto en las cuestiones centrales de nuestra política electoral, que pasan por la conformación de coaliciones territoriales y por los niveles de satisfacción económica del votante. Estos datos duros, por ahora al menos, permanecen relativamente inalterados a pesar de la afluencia de noticias impactantes.

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