
Los vínculos comerciales entre Argentina y Venezuela son crecientes y la complementariedad de las economías de ambos países ofrece una perspectiva de mayor integración. Estructuralmente se justifica entonces el fuerte activismnoi nacional para el ingreso de la nación bolivariana al mercosur, que más allá de estricta justicia histórica, resulta de una racionalidad económica notable.
Leemos al respecto en Analytica
La figura de Chávez excede a la gravitación de la propia Venezuela en la región, una economía mediana en una zona emergente. Para la Argentina, el impacto económico de su muerte está vinculado al creciente comercio y a las continuas extrapolaciones de la situación económica venezolana al plano local.
Leemos al respecto en Analytica
La figura de Chávez excede a la gravitación de la propia Venezuela en la región, una economía mediana en una zona emergente. Para la Argentina, el impacto económico de su muerte está vinculado al creciente comercio y a las continuas extrapolaciones de la situación económica venezolana al plano local.
Veamos. El PIB venezolano ha crecido a tasas considerables durante el
gobierno de Hugo Chávez, excepto en los períodos 2002-2003 y 2009-2010.
La principal causa de la primera recesión fue una huelga del sector
petrolero, mientras que la segunda obedeció al desplome del precio del
petróleo (-38% en 2009) producto de la crisis internacional.
El crecimiento de la economía y la articulación de las distintas
políticas de distribución del ingreso tuvieron como resultado una fuerte
reducción de la pobreza. Ésta alcanzaba al 42% de los hogares en el
segundo semestre de 1999, cayendo al 26,5% en 2011. De igual forma, la
pobreza extrema pasó de 16,9% a 7%.
Sin embargo, la economía que deja Chávez muestra algunas señales de
alerta. La inflación, al igual que en los últimos treinta años, sigue en
los dos dígitos. De todos modos, en 2012 el incremento en el nivel de
precios fue de 20%, 7p.p. menos que en 2011.
A su vez, la fuga de capitales continúa siendo muy elevada (USD
33.000 M en 2011) mientras que el mercado cambiario paralelo mantiene
una brecha de 300% con el dólar oficial. El déficit fiscal alcanzó 15
puntos del PBI el año pasado y la deuda púbica aumentó de 34% del PBI en
2009 a más de 50%.
Pero hay que resaltar que Venezuela no es ni será un espejo para
nuestro país. En la Argentina el marco institucional es mucho más
sólido, la estructura político-partidaria es bien distinta y la
estructura productiva es infinitamente más compleja y diversificada. De
hecho, hasta la presencia del estado en la economía es
significativamente diferente. Venezuela ha avanzado durante los últimos
años en diversas expropiaciones, por lo que una parte del aparato
productivo pasó a manos del estado. En la Argentina, en cambio, se
avanzó apenas con expropiaciones parciales, como la de YPF y de algunos
servicios públicos privatizados, pero la estructura productiva es
básicamente privada.
La inversión pública en Venezuela (medida en porcentaje del PIB) fue
de 16,8% durante el período 2004-2010, mientras en Argentina sólo llegó a
2,5%. Por caso, en el área de viviendas, antes de la elección
presidencial de 2012 Chávez lanzó un plan para construir tres millones
de casas para 2018. Un objetivo sustancialmente más ambicioso que el
PROCEAR argentino, el cual otorgará 400 mil créditos en 4 años, 100 mil
para el período 2012-2013.
Es cierto que la Argentina, al igual que Venezuela, tiene un elevado
nivel de inflación y que ambos gobierno ha vedado la imposibilidad de
comprar dólares para atesoramiento, lo que provoca una gran brecha entre
el mercado formal e informal de divisas. Pero estas similitudes no
justifican una extrapolación directa.
En la relación bilateral, la Argentina supo utilizar las diferencias
de perfil productivo para la expansión del intercambio comercial.
Venezuela es, pero fundamentalmente será, una plataforma más que
interesante para la penetración de las exportaciones nacionales. En el
mediano plazo, la Argentina dejará de importar petróleo (volverá a ser
autosuficiente) pero Venezuela seguirá demandando alimentos y productos
industriales. Así lo entiende también Brasil, que agilizó el ingreso de
Venezuela al Mercosur. Se trata de un mercado importante, con 30
millones de habitantes y un ingreso per cápita superior a US$ 11.000
anuales.
Además, se desarrollaron instrumentos efectivos para potenciar el
comercio bilateral. Existe entre ambos países un fideicomiso que
permite canalizar las operaciones sin utilizar divisas. Los montos
correspondientes a las compras argentinas de hidrocarburos se afectan al
pago, en nuestro país, de las ventas realizadas por los exportadores
argentinos. Los fondos disponibles podían afectarse inicialmente a la
compra de un listado determinado de productos argentinos (leche en
polvo, carne bovina, aceite, pollo, arroz, porotos de soja y maíz, entre
otros), pero en setiembre de 2012 se amplió el alcance a cualquier tipo
de producto. También se suscribió un acuerdo de complementación
económica mediante el cual a partir del 1° de enero de este año la
Argentina ha otorgado el 100% de preferencia arancelaria en la totalidad
de los productos venezolanos.
Por estos avances, el intercambio comercial bilateral se multiplicó
por 6 desde 1999. Sólo el año pasado las exportaciones a Venezuela
alcanzaron un valor de USD 2.264 M (+21%i.a.) mientras las importaciones
fueron por USD 25 M (+5,4%i.a.). Como resultado el saldo comercial
argentino con el país caribeño se incrementó en 21%i.a. (USD 2.239 M).
Es importante remarcar que la importación de combustible venezolano que
se realiza a través del fideicomiso no es computado por el INDEC. Estas
importaciones son cercanas a usd 800 millones, por lo cual el superávit
“verdadero” se vería reducido a poco más de la mitad.
Puesta en perspectiva, la muerte de Chávez no pone en dudas la
continuidad del crecimiento en el comercio bilateral. Las determinantes
del intercambio van mucho más allá del vínculo con el mandatario.
Sin embargo, de aquí en adelante, será más complejo el avance en
nuevos convenios comerciales al ritmo que se venían registrando hasta
2011. De hecho ya en 2012 se paralizaron distintos proyectos producto de
las elecciones y el avance en la enfermedad del mandatario. Además, el
presidente electo deberá enfocarse –en una primera etapa- en consolidar
su estructura de poder interno y corregir los desequilibrios de una
economía con margen de maniobra acotado. Sin bombas de tiempo activadas,
pero con numerosos frentes de vulnerabilidad.
En el plano internacional, y fundamentalmente regional, no habrá luna
de miel. Venezuela ocupará la presidencia pro-témpore del Mercosur en
el segundo semestre de 2013, lo que seguramente jugará en favor de los
intereses nacionales. La Argentina ha sido un actor central en el
proceso de integración de Venezuela en el bloque.
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