3/01/2013

italia: " todo lo que aparece en televisón es falso"

Leemos a Federico Vázquez en Télam:

 Italia en busca de un cambio


Sin un claro líder que pueda llevar adelante la salida de Italia de la crisis, el saldo de las elecciones del 24 y 25 de febrero sí muestran, por lo menos, una clara intención del electorado de ese país: el hartazgo frente al discurso que unió durante demasiados años a la centroizquierda con la centroderecha.




Las recientes elecciones italianas dejan al desnudo el nivel de la crisis económica y política que atraviesan muchos países del viejo continente. En verdad la crisis no es nacional, sino continental, en tanto el origen no debe buscarse en la política decidida por tal o cual gobierno, sino en el naufragio del modelo de integración que se materializó a mediados de los 90 con la invención del Euro como moneda común.

Ligado a eso, aparece el liderazgo de Alemania, que cada vez más se comporta como si hubiera anexado a toda Europa, dictando el rumbo al resto de los países. Alemania es, no casualmente, la única economía de la eurozona que puede mostrar un claro beneficio después de la unificación monetaria.

Volvamos a Italia. Los datos son casi anecdóticos pero sirven para describir el escenario pos electoral: la centroizquierda apenas logró superar por unas décimas a Berlusconi y un cómico sin tradición política fue votado por un cuarto del electorado.

Rápidamente, los analistas tipearon la palabra "ingobernabilidad", para adjetivar la situación de empate técnico entre las dos fuerzas tradicionales, quedando de árbitro del sistema político un comediante.

Sin embargo, habría que pensar a estas elecciones como un posible punto de partida para revertir un proceso a todas luces negativo para un país que supo ser un imperio y que, con sus altibajos, se consolidó después de la Segunda Guerra Mundial como una de las potencias industriales del mundo.

"Lo que aparece como esperanza son los síntomas de hartazgo social frente al discurso que unió durante demasiados años a la centroizquierda con la centroderecha."

Ese punto de partida existe si se mira desde otro ángulo el mensaje de los votantes. En primer lugar un dato central aunque notablemente oculto en la mayoría de los análisis: Mario Monti, el Primer Ministro todavía en funciones, quien llegó para desplegar un agresivo plan de ajuste, apenas arañó el 10% de los votos. Contundente opinión de las urnas. Es el fin lógico de un experimento antidemocrático. Monti llegó al gobierno por elección del poder legislativo, sin participación electoral de los ciudadanos. Una inmensa mayoría de la sociedad, aun en un contexto de gran confusión política general, rechazó la experiencia tecnocrática, que combinó dos males del neoliberalismo tardío: el ajuste permanente y la política como un asunto privativo de la elite.

Pero llama todavía más la atención el rápido saldo burlón que se hace de la candidatura del comediante Beppe Grillo. Por supuesto que se trata de un personaje sin estructura de ningún tipo y que ha crecido en medio del desastre político del sistema de partidos italiano. Pero también es cierto que en sus discursos aparecen síntomas muy precisos de una búsqueda de cambio por parte de la sociedad, que el híper tibio liderazgo de centroizquierda de Pier Luigi Bersani no parece colmar.



 

"Todo lo que aparece en televisión es falso" suele decir el comediante Grillo, lo que significa un ataque frontal al poder duro que gorbernó Italia desde hace más de dos décadas: el conglomerado mediático que supo construir Berlusconi y que aún hoy sirve para tapar buena parte del descalabro económico y social del país. Pero todavía más disruptivo parece ser su llamado a que los italianos puedan decidir la salida del Euro mediante un referendum. A lo que se suma el pedido de retiro de las tropas italianas que todavía están en Afganistán.

En definitiva, lo que resulta interesante no es tanto detenerse en los aspectos personales de una candidatura con claro tinte a un "que se vayan todos", que podrá resultar un liderazgo pasajero o no, sino ver qué necesidades están volcando en ella los ciudadanos italianos. Y en ese sentido no parecen ser tan distintas a las que se ven por parte de los griegos que votan a la izquierda: patear el tablero de un sistema político que se volvió demasiado autista, con un discurso homogéneo respecto a las recetas económicas y donde todo lo que se salga de lo "políticamente correcto" pasa a ser tachado de "populista", "demagógico" o "peligroso".

Es muy probable que el resultado en tercios (Bersani, Berlusconi y Grillo) termine por llevar a un frágil gobierno de coalición o a nuevas elecciones anticipadas. Por lo que la crisis política continuará su curso. En ese marco, lo que aparece como esperanza son los síntomas de hartazgo social frente al discurso que unió durante demasiados años a la centroizquierda con la centroderecha. Enfrentados en los modales, fueron estrechando sus miradas sobre la Europa del Euro y el rol pasivo del Estado. Estas elecciones, si dejan algo claro, es que esa visión predominante tuvo un notable retroceso y los italianos parecen estar dispuestos a buscar alguien que represente a viva voz un discurso que no siga pidiendo sacrificios en el altar de un nebuloso proyecto europeo, ni aún menos en pos de anónimas recetas de los manuales de la economía neoclásica.

1 comentario:

chinoclau dijo...

para este tema recomiendo ver una peli que se llama Caterina va in città o caterina va a roma. tiene como 10 años pero sigue actual.