1/15/2013

la problemática del gran rosario



Leemos en Nestornautas sobre la compleja realidad del Gran Rosario, junto al Gran Buenos Aires el aglomerado urbano de mayor criticidad socioambiental a nivel nacional en profundidad y escala.
 

En menos de un mes Rosario fue noticia nacional por ser el único lugar del pais en el que se produjeron muertes durante los saqueos conmemorativos del 2001, y por la muerte de una militante social y los balazos a otros militantes (en éste caso del Movimiento Evita), a manos de los llamados "soldaditos" del narcotráfico.

Antes de eso, y en el año en que la policía santafesina también llegó a los medios nacionales por el caso Tognoli, los casos más sonados de corrupción y complicidad de la fuerza policial con el narcotráfico estuvieron localizados en la ciudad del sur y su zona de influencia: baste recordar la pronta renuncia del jefe de la Unidad Regional II Arismendi, sospechado de enriquecimiento ilícito, a poco de empezar Antonio Bonfatti su gestión de gobierno.

Como toda ciudad de su escala, Rosario tiene problemas de compleja resolución que requieren de un profundo despliegue de políticas públicas, articuladas entre todos los niveles del Estado: nacional, provincial y municipal; y al respecto abundan por estos días los análisis y advertencias de especialistas, comunicadores, dirigentes sociales y referentes políticos; que coinciden en un punto: la progresiva retirada del Estado de vastas zonas del entramado urbano rosarino, dejando el terreno libre a la delincuencia organizada, y (en desigual pelea) a la militancia social y política que la rema como puede.

Sin embargo nos interesa destacar acá otro aspecto del asunto, revelado por la explosiva situación que viven los barrios más humildes de Rosario; y que es la crisis de un modelo de construcción política y gestión estatal, que es el protagonizado por el socialismo, que gobierna allí a escala municipal desde 1995, y en la provincia de Santa Fe desde el 2007.

No se trata de decir que los problemas de los rosarinos sean exclusiva responsabilidad de las administraciones socialistas, sino de puntualizar que, cuando éstos van creciendo en escala y complejidad (como la inseguridad ligada al narcotráfico, o la carencia de viviendas o servicios básicos como el agua potable y las cloacas, o las deficiencias en la prestación de otros, como la electricidad), los límites de un diseño político de mentalidad municipal afloran a la vista, exponiendo todas sus limitaciones.

Porque fue justamente plantado en su experiencia de administración del municipio rosarino que el socialismo santafesino (prácticamente el único de todo el país con cierta representatividad electoral) saltó a la palestra de la política provincial, hasta que pudo imponer en el 2007 a Hermes Binner como candidato a gobernador de la coalición que terminaría con 24 años de gobiernos peronistas en la Casa Gris.

Y es también esa experiencia de gestión municipal rosarina la habitual carta de presentación no ya del socialismo, sino de sus propios aliados en la última construcción del progresismo argentino, el FAP; que con el mismo Binner obtuvo el segundo puesto en las presidenciales del 2011, claro que a distancia sideral de Cristina.

Después de 17 años de gobernar la ciudad de Rosario (y revalidar electoralmente en varias oportunidades su gestión), el socialismo parece hoy impotente para resolver los problemas cotidianos propios de una gestión de escala municipal: sin vivir allí y con la información que circula por los medios, es fácil advertir que el transporte público, el tránsito, la basura o el estado de las calles parecen más próximos a los de cualquier municipio del conurbano bonaerense, que a los de una ciudad cuyo gobierno administra un dinero per cápita sensiblemente superior a éstos: la comparación con la opacidad de la gestión macrista en la CABA es inevitable.

Hasta el sistema de salud pública de gestión municipal (una particularidad de Rosario que se remonta al a década del 40' del siglo pasado), desde 2008 es sostenido financieramente en su totalidad por el Tesoro provincial; a partir de un convenio de dudosa legalidad firmado entre Binner y Lifschiz sin haber pasado jamás por un debate en la Legislatura provincial.

El de los hospitales municipales es sólo un ejemplo de los salvatajes financieros del gobierno provincial (desde que lo controla el socialismo) hizo a favor del municipio rosarino: también en Nestornautas hemos relatado los casos de los contratos otorgados al Banco Municipal, y la refinanciación de las deudas en moneda extranjera que tienen aval de la provincia, auxilios sin los cuáles la gestión que hoy conduce Mónica Fein probablemente hubiera colapsado de un modo más ostensible. 

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