1/11/2013

imaginando perspectivas socioeconómicas en un año electoral

Ayer Cristina instaló la discusión, contra el parecer de los sabios, sobre la continuidad de las políticas pro consumo y criticó el efecto contractivo de los aumentos de tarifas y servicios en diversas gobernaciones e intendencias en especial en la que gestiona el menos eficiente de los siempre sospechados Barones Metropolitanos, Mauricio Macri.

El debate es pertinente sobre todo tras un año que cierra sin generación de nuevos puestos de trabajo como lo muestra el cuadro de apertura, y analizáramos en Ramble oportunamente acá y también aquí, menor inversión privada, como se analizara en ete post, en el marco de un crecimiento modesto  de la economía , aunque no recesión como advirtieran todo el año gurúes sin votos, que para seguir sosteniendo sus pifias sugieren que en rigor recesión la hubo pero.... " bien medido" el PBI.  En fin...

Las perspectivas de cara al año 2013, año electoral, deben pensarse sabiendo que el sostenimiento de los atributos de empleo y consumo serán finalmente los que -- junto a su notable núcleo duro de un tercio del padrón de votantes --,  permitirán o no al oficialismo dar volumen electoral adicional , como ya lo hicieron en octubre, hasta constituírlo nuevamente en una primera fuerza electoral dominante, con el impacto parlamentario que supondría, en particular en la cámara baja y el clima de época que sobrevendría al cuasi plebiscito, como se analizará oportunamente aquí. 

Al respecto, Zaiat replicó en un reciente editorial parte de un documento de la UNTREF que vale la pena reproducir ahora, para imaginar los caminos a transitar en este estratégico año, donde se pone a prueba la fortaleza electoral del proyecto iniciado en mayo de 2003 . Leemos:

El reciente informe del Observatorio de Coyuntura Económico de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) de balance 2012 aconseja que en el actual escenario económico “no corresponde retirar los estímulos fiscales y monetarios a la demanda, tal como pregonan muchos (economistas de la ortodoxia), porque profundizarían, ante el deterioro del mercado interno, el impulso a ahorrar excedentes por parte de los agentes económicos más concentrados”. Ante una demanda débil, el excedente no se destinaría a la inversión sino al ahorro. Menciona que si bien a lo largo de casi una década la tasa de inversión privada promedio fue del 21,3 por ciento del PBI, financiada con reinversión de utilidades, el año pasado “los agentes prefirieron priorizar su tasa de ahorro que reinvertir los excedentes que obtienen”. 

En ese contexto adquiere relevancia las medidas de administración de divisas prohibiendo el atesoramiento de dólares y la obligación del Banco Central a las grandes entidades financieras de prestar a la producción.

Sin embargo, la reticencia inversora del sector privado explica también “por qué el efecto multiplicador de los incentivos fiscales y monetarios sobre el crecimiento económico se ha desacelerado respecto del pasado”, indica el informe de la Untref. De acuerdo con las cifras 2012, si bien la tasa de variación de la expansión del gasto público fue menor respecto de los dos años anteriores, su relación con el crecimiento del PBI fue más elevada. Esto significa que fue necesario más gasto público para lograr el aumento de un punto del Producto. O sea, en el escenario económico de reticencia inversora, cada punto incremental del gasto público tuvo un efecto menor en el aumento del PBI respecto de los años anteriores. La misma dinámica registró la expansión de la base monetaria. 

Esto revela que los estímulos a la demanda se desplegaron en un contexto de desaceleración del multiplicador del crecimiento del Producto por vía fiscal y monetaria. “Estos indicadores expresan con claridad que se requieren mayores impulsos fiscales y monetarios para cada punto del PBI que se desea aumentar”, aconseja el documento de la Untref. Por eso los aumentos de tarifas, la reducción de subsidios y el alza de los combustibles aplicados por el Gobierno transitan el riesgo de actuar en forma contractiva de la demanda, dependiendo la magnitud del ajuste.

La posibilidad de ampliar la política fiscal y monetaria está facilitada por el equilibrio del sector externo logrado con superávit de la balanza comercial a partir de la política de administración de importaciones, y con el freno a la fuga de capitales y al giro de utilidades por el régimen de administración de divisas. “Las históricas crisis recurrentes de la Argentina del largo período 1976-2001 mostraron, al igual que lo ocurrido en la actualidad en las económicas más débiles de Europa, que el detonante de las mismas es la debilidad externa y no la fiscal”, indican los economistas de la Universidad Nacional de Tres del Febrero. Explican que una situación de desequilibrio externo prolongada o aguda termina rompiendo la solvencia fiscal por más sólida que ésta se presente. 

A la inversa, un cuadro de holgura externa otorga amplios márgenes de manejo fiscal, tanto en tiempo como en cantidad. Y este último escenario es el más cercano al de la economía argentina en la actualidad. Por ese motivo, el informe de la Untref sugiere consolidar la solvencia del sector externo para sostener políticas fiscales y monetarias expansivas de estímulo a la demanda hasta quebrar el límite estructural de la insuficiencia de oferta. Concluyen entonces que esto implica que mientras el ahorro no se desvíe al atesoramiento de dólares, la persistencia de un mercado de consumidores vigoroso persuadirá a los agentes económicos a transformar esos ahorros en inversión para abastecer ese mercado en expansión.

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