11/24/2012

acerca de la situación del empleo : una mirada nacional y regional



Los últimos datos brindados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) muestra que en la comparación interanual la tasa de desocupación aumentó 0,4 pasando a 7,6 por ciento en el tercer trimestre, en línea con la desaceleración de la actividad económica  . En consecuencia, cerca de 3 millones de personas tienen problemas de empleo, estan desocupadas o subocupadas como se desprende de la información oficial que pueden observar acá.

Con respecto a la subocupación se ubicó en 8,9%, , con una leve suba de 0,1 punto interanual comparando con el tercer trimestre del año anterior.

Así las cosas sobre una Población Económicamente Activa (PEA) de 18 millones de personas, los datos oficiales del tercer trimestre muestran que cerca de 2.970.000 tiene problemas de inserción laboral. De ese total, 1.368.000 están desocupados y 1.602.000 están subocupados, esto es personas que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y están dispuestos a trabajar más horas.

El resultado del tercer trimestre acentúa la tendencia de ligera suba de la tasa de desempleo y subempleo que se observa desde principios de este año con una descenso de la elasticidad empleo producto que se ubicó en 0,2  como se observa en el gráfico que sigue y se analizara en Ramble oportunamente acá. 
Respecto a este tema crucial para el sostenimiento de los dos atributos de mayor impacto electoral del modelo socioeconómico que se despliega en el país desde mayo de 2003, empleo y consumo, leemos en Analytica: 

En el tercer trimestre el desempleo creció hasta el 7,6% de la población económicamente activa, 0,4 p.p por encima de los niveles del trimestre anterior y del mismo período del año pasado. Sin embargo la tasa de empleo también aumentó levemente, llegando al 43,3% de la población total, 0,5 p.p. más que en el segundo trimestre del año ( y en niveles similares a los del tercer trimestre de 2011). En concreto, entre julio y setiembre cerca de 200.000 personas pasaron a tener empleo, mientras que 95.000 se sumaron a aquellas que no lo tenían.

Hay causas coyunturales que explican el aumento en el desempleo. Por un lado, la construcción, uno de los rubros más demandantes de mano de obra, sufrió en el trimestre su peor caída desde 2003 (-6,3% i.a.), en parte por la incertidumbre generada por la pesificación del mercado. A su vez, la caída en la industria manufacturera, que según la UIA fue de 3% i.a. y para el INDEC de 2.5%, redujo el crecimiento en la ocupación (1,2% i.a.), muy por debajo del ritmo de 2011 (3,1%i.a.).

Sin embargo, la desaceleración en la creación de puestos de trabajo también responde a causas estructurales. Como lo venimos señalando desde este Analytico (ver “¿Crecimiento sin empleo?”, Analytico #193), la oferta de trabajo crece a un ritmo superior a la demanda. En 2011, a pesar del alto crecimiento, la tasa de desempleo sólo pudo ubicarse por debajo del 7% en el último trimestre del año (6,7%). Si bien una de las razones es que aumentó la productividad en la industria (ver “Más ingreso poco empleo” Analytico #184), la lenta creación de puestos de trabajo podría poner un límite a la expansión del mercado interno.

Estas restricciones a crear trabajo pueden asemejarse a lo que sucede a escala global. Según la OIT, 27 millones de personas que perdieron su empleo en la crisis de 2008-09 todavía no lo han podido recuperar. Estados Unidos creció en la poscrisis, pero el desempleo no se redujo. Sin embargo, vale decir que en Latinoamérica el desempleo no es una cuestión crítica, aún, para la mayor parte de las economías. Veamos. Brasil, el de mejor desempeño, registró en octubre una desocupación de apenas 5,3%, aunque allí también la creación de empleo es la más baja de los últimos cinco años. Por su parte, en el tercer trimestre en Chile la desocupación fue de 6,5% (cayendo) y en Uruguay, de 6,4% (creciendo).

Los tiempos del crecimiento a tasas chinas se han acabado. Volver al 3-4% anual, porcentajes muy razonables para un mundo en desaceleración, es un desafío importante para el empleo. Esta fase distinta de crecimiento demanda cierta adecuación macro, para evitar que se siga apreciando el tipo de cambio y los salarios medidos en dólares no compliquen aún más a las desafiadas estructuras de costos empresariales (en particular, de las pymes). El elemento coordinador que sigue faltando es el compromiso para reducir la inflación.

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