Las mejoras en las perspectivas socioeconómicas de cara al año 2013 son clave para imaginar el escenario electoral de mediomandato.
En este sentido, a los malos augurios de los sabios comienzan a contradecirle datos de la realidad y consultoras no modeladas por el discurso noventista.
Desde los estudios de Miguel Bein que supone un 5% de crecimiento para 2013, hasta perspectivas como las de Analytica que proyecta 3,4% de crecimiento para ese lapso . Al respecto, leemos el reciente análisis coyuntural y de perspectivas de Analytica.
Los datos recientes de actividad económica consolidan la posición de
Analytica respecto de que ya se frenó la fuerte desaceleración del
segundo trimestre, iniciando una etapa de recuperación entre julio y
setiembre, y en una zona proyectada de crecimiento más acelerado hacia
el último trimestre.
Los brotes verdes están al llegar.
Veamos los datos sectoriales, comenzando por los más afectados por la
fuerte desaceleración de la primera parte del año (industria y
construcción). De acuerdo a la UIA, en agosto la industria volvió a caer
(2.6% interanual), acumulando una retracción de 1.9% en 2012. Sin
embargo, la de agosto es la menor caída desde abril y, además, el
indicador creció respecto de julio (+1.9%). La realidad manufacturera
mantiene una alta heterogeneidad, con marcados descensos en las
producciones de de acero crudo, minerales no metálicos, metalmecánica y
automotriz, mientras que textiles, caucho, plástico y varios sectores
alimenticios continúan creciendo.
La violenta caída en la producción de acero crudo de agosto obedece,
de acuerdo a la UIA, a las paradas técnicas de mantenimiento de varias
firmas del sector, que afectaron la elaboración de laminados en
caliente.
A su vez, los despachos de cemento, tras haberse recuperado en junio y
julio, volvieron a caer violentamente en agosto (-16.5%), realimentando
dudas acerca de cuán sostenible era la recuperación de la construcción.
Sin embargo, la causa de la contracción fue meramente climática: en
agosto llovió muy por encima de la media mensual, postergando las
actividades de construcción.
La UIA estima que si se excluyeran las caídas en las producciones de
acero crudo y de cemento, la actividad manufacturera hubiera descendido
sólo 0.6%.
El emblema industrial de los 2000s, el sector automotriz, también
tuvo un pobre agosto; su producción cayó 5.9%, afectada básicamente por
las menores exportaciones. En este sentido, las señales que llegan de
Brasil, el mercado casi exclusivo de los vehículos argentinos, siguen
siendo ambiguas: en octubre las ventas totales en ese mercado vuelven a
caer.
Por el lado de los servicios, el indicador de servicios públicos
(ISAC) sigue reflejando variaciones positivas, aunque levemente más
moderadas en los últimos meses. Los efectos de la desaceleración
productiva casi no han repercutido en estos mercados (electricidad, gas,
transporte, telefonía, peajes).
En el consumo masivo tampoco se observan efectos marcados de la menor
actividad del primer semestre. La demanda de alimentos, a nivel
nacional, medida por Consultora W, da cuenta de una escasa
desaceleración hasta julio, en comparación con los elevados niveles de
2011, pero manteniéndose sostenida y lejos de “umbrales pre-crisis”.
Las
mejoras en los ingresos familiares desde mitad de año, por el cierre de
las principales paritarias, y los aumentos en jubilaciones,
asignaciones familiares y AUH se están volcando sobre el consumo masivo.
La pesificación compulsiva, a su vez, presiona sobre la demanda de
bienes durables (autos, electrodomésticos, línea blanca).
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