10/21/2012

el #7D y el conflicto como elemento constitutivo de una experiencia populista



Sobre el conflicto y la contradicción como elementos costitutivos de la experiencia populista se ha escrito mucho. En esta dirección, señalamos en Cooke Hacia una Teoría del Populismo  

Al avanzar en el señalamiento del tipo de contradicción característica del populismo, Laclau señalaba: 

"El populismo comienza en el punto en que los elementos popular-democráticos se presentan como opción antagónica frente a la ideología del bloque dominante. Nótese que esto no significa que un populismo sea siempre revolucionario. Baste que una clase o fracción de clase requiera para asegurar su hegemonía de una transformación sustancial del bloque en el poder para que una experiencia populista sea posible. Podemos señalar en este sentido un populismo de las clases dominantes y un populismo de las clases dominadas" (1).

Lo específico del populismo entonces resulta el antagonismo con el bloque dominante, situación esta que define el comienzo de la experiencia populista, mas allá de la presencia de elementos popular- democráticos en el discurso y organización.

Por otra parte, Laclau advierte (fresco aún el fracaso de la experiencia peronista del período 1973-1976), que el final abierto también forma parte constitutiva de una experiencia populista.

Al respecto, Cooke plantea también esta doble determinación del populismo peroniano de enfrentamiento al bloque y final abierto como constitutivo de la experiencia populista, una década antes que la moderna interpretación pos-derrota de Laclau: " Este estilo, esta calidad especial corresponde a nuestra contradicción intrínseca de movimiento revolucionario por nuestra composición y nuestra lucha antiimperialista y antipatronal - que objetivamente hace de nosotros el término de un antagonismo irreconciliable con el régimen - mientras que organizativamente y como estructura estamos muy por debajo de nuestros requerimientos" (2). 

Rescatando la especificidad del conflicto y toma de riesgos que supone, leemos este apunte de Julio Burdman sobre el  #7D en el marco conceptual de la modalidad de funcionamiento de una experiecia populista en general y el peronismo kirchnerista en particular.


El oficialismo, sus adversarios políticos y el Grupo Clarín han coincidido en plantear al 7D en términos tales que lo convierten en una nueva coyuntura crítica del proceso político kirchnerista. 

Cada uno de los actores lo ha hecho dentro de su propia lógica. Para el oficialismo, y sobre todo para el ala más dura del kirchnerismo, el 7D es un nuevo desafío que se le plantea al ciclo populista, que debe superar para seguir vigente y profundizarse. Por esa razón, la agenda y la retórica del kirchnerismo, encabezada por Cristina Kirchner, se orientan ahora en esa dirección.

El Grupo Clarín, que se resiste activamente a la cláusula de desinversión, está planteando la aplicación de la ley de medios sancionada por el congreso en términos de una violación del orden jurídico, que plantea por lo tanto un riesgo de estabilidad institucional. Y la oposición legislativa, sobre todo la más antikirchnerista, adopta también una posición polarizante, partiendo del supuesto de que ello contribuye a reforzar su posición ante la opinión pública.

De esta forma, ¿el 7D amenaza transformase en una nueva 125, que ordena la discusión política alrededor de un eje dicotómico? Aunque las situaciones no son comparables, las expectativas de los actores tienden a que se asemejen.

Una vez que el 7D se convierte en una coyuntura crítica, de los diferentes resultados se derivan victorias y derrotas que van más allá del problema específico. La aplicación definitiva de la ley, de esta forma, será interpretada como una victoria o derrota del gobierno, y alrededor de ella se tejerán otras variables. Un riesgo, sin dudas, que asume el gobierno a pesar de haber ganado las elecciones en forma mayoritaria. Pero la toma de riesgos forma parte de la esencia de los procesos populistas...


(1) Cooke, J W, Peronismo y Revolución, pág.59 y ss., Ediciones El Parlamento. BS.AS.1985.

(2)Laclau , Ernesto: Política e Ideología en la Teoría Marxista, pág. 193. Bs.As. 1978, Siglo XXI editores, pag 20


1 comentario:

elosval dijo...

En esencia popular como decia el General no es posible hacer una tortilla sin romperlos huevos, dicho tomado del saber y gracejo popular al que era tan afecto. Por ello es erroneo hablar de conflicto, confrontacion,consenso, unidad, etc. etc.,y lo es por dos razones: una que utilizar el lenguaje, y lo que es lo mismo el razonamiento del enemigo, es haber perdido la guerra antes de librar la primer batalla. El conflicto, la confrontacion son la forma linguistica de reaccion de la reaccion al ver aunque sea solo amenazados su privilegios. Nadie quiere perder su poder en ningun
caso o estamento. Por eso los "populistas" deben prestar mucha atencion al lenguaje que utilizan, y no deben estar a la defensiva como sucede cuando argumentan usando el lenguaje del enemigo que es muy habil en eso de instalar temas que les interesan mediante disfraces eufemisticos. Hay que hablar de reaccion, defensa de privilegios, sosten del dominio, desigualdad en todos los ordenes, equidad, justicia como sinonimo de igualdad, transformacion, siendo este ultima el termino mas importante para nosotros porque de el se desprende justamente la reaccion. Se debe desterrar el termino de "este" pais porque eso es letal para el populismo. (la explicacion seria muy larga pero es facilmente entendible).Es NUESTRO PAIS, y eso marca la diferencia de proyectos.Somos NOSOtROS o son ELLOS, y en esta simple (populista?)oracion hay todo un tratado de POLITICA.