Uno de los catalizadores del crecimiento argentino a partir de 2003 fue la rápida expansión de China y su impacto sobre la demanda de commodities. Ahora, China se está desacelerando, pero para nuestra tranquilidad la sequía en los EEUU sigue impulsando la cotización de la soja. El canal de impacto más directo de la crisis internacional luce protegido en el corto plazo. A diferencia de 2008 cuando la crisis global redujo el valor de la oleaginosa de US$ 610 a cerca de US$290.
De todas formas, la desaceleración de la segunda economía del mundo  no es un dato menor. No sólo por su propio peso específico en la demanda  global, sino también por lo que refleja. Con EEUU y Japón en  crecimiento anémico y Europa en recesión lo que menos se necesita es el  enfriamiento chino.
Desde los 2000s, el milagro chino se conoce por su envidiable  crecimiento. El gigante asiático creció a tasas superiores al 10%  durante más de una década gracias a un sector exportador pujante.

Después de la crisis de 2008, varias cosas han cambiado. Para  empezar, los últimos datos no oficiales muestran una industria que crece  al 3%. Las exportaciones, orgullo nacional, suben al 1% interanual en  Julio. Esta es sólo una muestra de cuán profunda es la crisis de consumo  en Europa, su principal mercado. 
La situación internacional complica y mucho el crecimiento a mediano  plazo de la economía China. 
Los inversores financieros están tomando  registro. La bolsa de Shanghai sea encuentra en los mínimos de 2008. Al  mercado le preocupa que la elevada inflación salarial, la pérdida de  competitividad y la caída en las exportaciones sigan debilitando el  pilar exportador. 
De hecho, el proceso de apreciación de la moneda se ha revertido a  causa de la debilidad del entorno exterior que dio lugar a una reducción  del superávit por cuenta corriente y a una menor acumulación de  reservas.
En este contexto, las autoridades chinas se muestran cada vez más  favorables a generar estímulos adicionales para fomentar el crecimiento  traccionado por la demanda doméstica. Están repitiendo la serie de  medidas de estímulos que tan eficazmente sostuvieron el crecimiento  durante la crisis 2008-2009 aunque a una escala mucho más limitada. Por  ejemplo están aumentando el gasto en infraestructura, la construcción de  viviendas accesibles y los subsidios al consumo y aplican reducciones  de impuestos.
En cuanto a los aspectos monetarios el BPdC implementó en junio y  julio recortes consecutivos de los tipos de interés, sumados a  reducciones de 150 pb en los encajes para aumentar la capacidad  prestable del sistema financiero. Estas medidas se complementaron con  una flexibilización normativa para impulsar el crédito.
A mediano plazo el riesgo principal sigue siendo la evolución de la  crisis europea y su impacto sobre el desempeño exportador. A pesar de  estos riesgos no menores, nos mantenemos relativamente optimistas sobre  la hipótesis de que los estímulos oficiales actuarán como balance para  sostener un crecimiento acorde las cifras del Plan Quinquenal (en torno  del 7%).
Para la Argentina este dato es clave, no sólo por la demanda directa  en el mediano y largo plazo de soja, sino también por su impacto  indirecto en la performance de la región. Por ejemplo, el 18% de las  exportaciones totales de Brasil o 50% de sus exportaciones de hierro van  a China. También el 40% del cobre chileno o el 35% de las exportaciones  de cobre, plomo y zinc combinadas tienen como destino el gigante  asiático. 
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