el cacerolazo visto desde mar del plata

Aunque aún incipiente, ya se largó la nueva atracción turística

Otro de los puntos de ebullición de la protesta republicana del pasado jueves fue Mar del Plata según los editoriales de medios opositores, desde ya.

Que no fue intenso ni masivo el caceroleo de segmentos medios altos y altos que pugnan por mantener sus risibles privilegios, lo prueba el hecho que al intendente Pulti no se le ocurriera quemar esta vez ninguna imagen de Néstor o Cristina, tal como lo hiciera durante las Fallas de 2009 , en plena crisis de la 125 , como analizamos oportunamente en Ramble.

Respecto a su interpretación leemos en El Corunio:

Los cacerolazos y un negocio inesperado para la ciudad: se largó el avistaje de gorilas

Nunca mejor dicho aquello de "Crisis significa oportunidad". Los cacerolazos, estas protestas espontáneas y autoconvocadas que demandan la libertad, la seguridad, y que podamos comprar dólares para nuestros nietos, parecen haber hecho surgir un negocio tan inesperado como promisorio para algunas agencias de turismo, y que aporta un impensado atractivo mas para nuestra ciudad. 

Se trata del avistaje de gorilas: una caminata por las calles de la ciudad, en el que grupos de turistas ingresan a los cacerolazos y detectan la mas variada cantidad de estos simios autóctonos, a los cuales fotografían y acompañan en su recorrida. 

Si bien por ahora se realiza en números reducidos de participantes, con un guía que los instruye y les brinda datos sobre los avistamientos en castellano, portugués e inglés, la Municipalidad estaría tomando cartas en el asunto y desde las oficinas de Bonifatti y Alveolite, sin obviar al necesario EMTur, se estaría por enviar al Honorable Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza que reglamente la actividad y fije los necesarios tributos para realizarla dentro de un marco legal y reporte un beneficio económico a la ciudad. 

Este tipo de avistamiento contribuiría a establecer definitivamente la imagen de la Mar del Plata Doce Meses y no reviste los riesgos propios del avistaje de ballenas que se realiza en otras ciudades, con la necesaria utilización de botes