Cercados por dilemas medio pelotudos , la verdad . Atrapados en medio de los dimes y diretes de dirigencias aburridas. Asfixiados por miles de operetas y demases, leemos a Martín Granovsky sobre un debate necesario sobre la Asignación Universal por Hijo:
Los fanáticos de las políticas de Estado –las que no
generan discusión en la mayoría de los argentinos– tienen dos a mano.
Una es la revisión judicial de los crímenes de lesa humanidad. Otra, la
Asignación Universal por Hijo.
La dinámica de la democracia es tan potente que la sociedad suele
dar por cumplidas unas expectativas cuando se convierten en políticas
normales. Entonces, renueva sus demandas.
Ocurrió con la democracia misma. Tras casi 29 años es motivo de
celebración permanente. No está mal para un país que soportó una de las
dictaduras del mundo donde la crueldad llegó a niveles de mayor
sistematicidad. Pero siempre se agregan novedades. Ya no, por suerte,
sobre la existencia misma de la democracia. Sí acerca de su calidad. Una
prueba es la discusión sobre el voto a los 16 años y la generalización
del derecho a los extranjeros. Fue una prueba el matrimonio igualitario.
Lo será la reforma del Código Civil. Y comisiones del Congreso ya
tratan la despenalización del aborto.
Un nuevo debate parece estar comenzando sobre la Asignación
Universal por Hijo que reciben desde 2009 los hijos de los trabajadores
informales, de los de-socupados, de los monotributistas sociales y de
las empleadas domésticas.
El punto novedoso no es sólo el aumento, que como informó el viernes
este diario es inminente, sino los períodos de actualización de una
herramienta que tiene relación directa con la eliminación de la
indigencia...
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