Leemos a Mario Wainfeld:
Los radicales tuvieron tres 
prospectos de presidenciable (Julio Cobos, Ernesto Sanz y Ricardo 
Alfonsín) que encendieron fantasías VIP. Ahora carecen de un líder 
indiscutido o de dos que pugnen por ese sitial. El panorama para el año 
próximo es muy exigente. La UCR aprovechó bien las contingentes 
elecciones de 2009: participó en surtidas coaliciones provinciales y 
aunque no protagonizó triunfos espectaculares, sumó muchos diputados. Su
 problema es cómo conservar ese caudal. 
No es el único partido opositor 
que afronta ese brete pero sí el que más bancas arriesga. En su siempre 
picante blog Ramble Tamble, Artemio López repasa en detalle la 
composición de la Cámara de Diputados de cara a la renovación del año 
entrante. López destaca que “los bloques de la UCR y el Frente Peronista
 renuevan dos tercios en 2013”. Menudo reto los espera...
El FpV, en cambio, sólo consiguió el 30 por ciento de sus bancas en 
el 2009. Sin hazañas, está en condiciones de acrecentar su contingente. 
No todas son rosas para el oficialismo ya que algunos de sus aliados 
tácticos también deben renovar una parte importante de su plantel: 
numerosos peronistas federales que retornaron al redil y el Encuentro 
Democrático que lidera el diputado Martín Sabbatella. 
Artemio López recuerda que el PRO arriesga 8 de sus 11 bancas de 
diputados (no tiene senadores) mientras que Proyecto Sur y la Coalición 
Cívica ponen en juego a todo su plantel.
La dispersión opositora, su internismo, el rolar de dirigentes 
boinas blancas yendo en pos de Mauricio Macri o Hermes Bi-nner o Hugo 
Moyano son señales de un excitado juego de la silla que recién comienza.
 Hay menos sillas que aspirantes, quizás muchas menos. La performance 
opositora en 2009 fue exitosa, claro que sumando todas las piezas del 
rompecabezas que jamás pudo armar. El FpV compite contra su peor 
performance. Como en los torneos de tenis, el ranking de 2013 se 
ordenará comparando con el desempeño previo.
En Senadores el cuadro es muy diferente. Por lo pronto, los que se van son los elegidos en 2007, año propicio para el FpV. Y se cambia sólo en un tercio de las provincias. Arduo será que el FpV y sus aliados engrosen significativamente sus filas. Tal vez esa referencia no incida mucho en el juego de mayorías y minorías pero puede gravitar si se busca la reforma constitucional, que exige dos tercios en cada una de las Cámaras.

 
 
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