Asistimos a un cambio de paradigma ya no solo teórico , en el modo de concebir el desarrollo social y económico de los países, sino de composición misma de la cúpula de los países que impulsan el crecimiento económico planetario.
A los tradicionales países industrializados, nucleados tradicionalmente en el G7 , se incorporan ahora nuevos que constituyen el G20 ( entre los que esta nuestro país) y este proceso de agregación y desagregación de nuevos bloques sigue y se ramifica regionalmente, dando escala a regiones antes fragmentadas y viceversa, poniendo en tensión viejas unidades socio- comerciales.
Por caso, mientras la eurozona está desplegando una profunda crisis, el Mercosur , aún con todas sus limitantes, se agrega en el UNASUR y luego en la CELAC .
La participación en la economía internacional de los países emergentes, hoy emergidos, es creciente, aunque todavía concentrada , así como es notable la caída de los países industrializados, deslizamiento también concentrado.
Las oportunidades de crecimiento para la Argentina son significativas a corto y mediano plazo, es necesario seguir aprovechándolas profundizando el modelo de crecimiento con inclusión que se despliega desde mayo de 2003, el único que efectivamente da cuenta, aún con sus restricciones, de las novedades no solo nacionales de la post crisis neoliberal del año 2001, sino planetarias , con la irrupción de los países emergidos como grandes jugadores de la economía mundial.
Al respecto, leemos un interesante informe sobre países emergidos y su evolución reciente , presentado en el último congreso de IDEA en Mar del Plata, constituída así en la cuna del socialismo nacional , tal como lo sueña el comandante Mendicrim, alias "Vasquito"...
Mejor leamos:
Después de dos décadas con tasas de crecimiento del PIB superiores a las del G-7, las economías emergentes han ganado un papel protagónico a nivel mundial por diversos factores.
En primer lugar, después de la crisis global del 2009 se han convertido en la locomotora que impulsa la economía mundial.
Asimismo, han alcanzado una masa crítica y su tamaño actual es levemente inferior al de las economías industrializadas. Pero más importante es el papel que desempeñarán en el futuro.
Se anticipa que mantendrán un diferencial de crecimiento favorable, en al menos cuatro puntos porcentuales, que les llevará a concentrar más de la mitad del producto mundial al final de la presente década lo cual implica, entre otras cosas, un proceso de rebalanceo de los poderes económicos y políticos que ha empezado a despuntar en los últimos años.
Este es el siglo para Asia
Pero es claro que no todas las economías emergentes son iguales. BBVA Research ha identificado un grupo de economías emergentes que liderarán el crecimiento mundial (Eagle por sus siglas en inglés) teniendo en cuenta que su contribución esperada al crecimiento mundial sea superior a la anticipada para el promedio del G-7, excluyendo a EE. UU. Dentro de este grupo que sería el responsable de más de la mitad de la expansión del PIB mundial en los próximos 10 años, en tanto que el G-7 sólo contribuiría con el 14% se destacan cinco economías asiáticas con China a la cabeza.
Las perspectivas para Asia en la presente década son más que favorables.
Se anticipa que su contribución a la inversión mundial y al crecimiento de la clase media superará ampliamente a la del G-7. Asimismo, estas economías se han convertido en una gran máquina exportadora que hoy día concentra la quinta parte del comercio exterior global.
Su rápido proceso de desarrollo las ha convertido en las mayores importadoras de energía y otras materias primas. De la misma manera, sus inversiones en el exterior se han disparado en años recientes, aunque su stock continúe siendo bajo al comparar con las economías desarrolladas. Por todas estas razones se puede afirmar que Asia se ha convertido en el centro del mundo.
El protagonismo de Asia beneficia a América Latina
El comercio de materias primas es el vaso comunicante a través del cual América Latina se ha podido beneficiar de las rápidas tasas de crecimiento de Asia. De esta manera, China se ha convertido en el principal socio comercial de varios países de la región, entre otros Brasil y Chile.
No obstante, algunos economistas han cuestionado las implicaciones negativas que podría haber en el futuro ante la dependencia de China para la exportación de este tipo de bienes. Se puede destacar como un hecho positivo que la mayoría de economías latinoamericanas han llevado a cabo un proceso de diversificación de sus exportaciones en los últimos 50 años, aunque al día de hoy la mitad de sus ventas al exterior sigan siendo materias primas.
Sin embargo, al considerar el caso de las destinadas a China la dependencia es un punto sensible, ya que están concentradas en materias primas, y en segundo lugar, el poder de mercado de la economía asiática donde sus compras representan más de la mitad de las importaciones mundiales, como en los casos del mineral de hierro o de la soja.
En el futuro esta dependencia será compensada en la medida que las economías latinoamericanas se integren a la cadena de producción global de Asia y que los vínculos económicos entre las dos regiones se fortalezcan a través de los flujos de inversión extranjera, los cuales han estado en una primera etapa destinados a la explotación de recursos naturales, pero luego empezarán a financiar proyectos de construcción de infraestructuras y finalmente de producción manufacturera.
En conclusión, todo apunta a que este será el siglo de Asia, lo cual favorecerá las economías latinoamericanas en la medida que representa un aumento estructural de la demanda de materias primas.
Este proceso seguirá siendo liderado por China, la cual no sólo continuará como potencia exportadora, también lo será inversora. Se anticipa que este proceso se acelere en la medida en que China avance en el proceso de liberalizar su cuenta de capitales, lo cual permitirá que el renminbi sea una moneda de reserva y afianzará su papel líder en la gobernanza mundial. Este proceso de recomposición del poder mundial también favorecerá otras economías emergentes, como se evidencia en el papel que hoy está cumpliendo el G-20 como reemplazo de otros grupos de referencia del pasado.
No obstante, está presente el riesgo de que en vez de pasar a una etapa de ‘multilateralismo’ haya una regionalización del poder caracterizada por un modelo de proteccionismo en tres bloques, América, Europa y Asia, el cual sería muy perjudicial para las economías latinoamericanas.
Alicia García-Herrero
Economista Jefe de Economías Emergentes, BBVA.
En colaboración con Mario Nigrinis Ospina
PD: Para bajar el estudio en PDF, acá.
En primer lugar, después de la crisis global del 2009 se han convertido en la locomotora que impulsa la economía mundial.
Asimismo, han alcanzado una masa crítica y su tamaño actual es levemente inferior al de las economías industrializadas. Pero más importante es el papel que desempeñarán en el futuro.
Se anticipa que mantendrán un diferencial de crecimiento favorable, en al menos cuatro puntos porcentuales, que les llevará a concentrar más de la mitad del producto mundial al final de la presente década lo cual implica, entre otras cosas, un proceso de rebalanceo de los poderes económicos y políticos que ha empezado a despuntar en los últimos años.
Este es el siglo para Asia
Pero es claro que no todas las economías emergentes son iguales. BBVA Research ha identificado un grupo de economías emergentes que liderarán el crecimiento mundial (Eagle por sus siglas en inglés) teniendo en cuenta que su contribución esperada al crecimiento mundial sea superior a la anticipada para el promedio del G-7, excluyendo a EE. UU. Dentro de este grupo que sería el responsable de más de la mitad de la expansión del PIB mundial en los próximos 10 años, en tanto que el G-7 sólo contribuiría con el 14% se destacan cinco economías asiáticas con China a la cabeza.
Las perspectivas para Asia en la presente década son más que favorables.
Se anticipa que su contribución a la inversión mundial y al crecimiento de la clase media superará ampliamente a la del G-7. Asimismo, estas economías se han convertido en una gran máquina exportadora que hoy día concentra la quinta parte del comercio exterior global.
Su rápido proceso de desarrollo las ha convertido en las mayores importadoras de energía y otras materias primas. De la misma manera, sus inversiones en el exterior se han disparado en años recientes, aunque su stock continúe siendo bajo al comparar con las economías desarrolladas. Por todas estas razones se puede afirmar que Asia se ha convertido en el centro del mundo.
El protagonismo de Asia beneficia a América Latina
El comercio de materias primas es el vaso comunicante a través del cual América Latina se ha podido beneficiar de las rápidas tasas de crecimiento de Asia. De esta manera, China se ha convertido en el principal socio comercial de varios países de la región, entre otros Brasil y Chile.
No obstante, algunos economistas han cuestionado las implicaciones negativas que podría haber en el futuro ante la dependencia de China para la exportación de este tipo de bienes. Se puede destacar como un hecho positivo que la mayoría de economías latinoamericanas han llevado a cabo un proceso de diversificación de sus exportaciones en los últimos 50 años, aunque al día de hoy la mitad de sus ventas al exterior sigan siendo materias primas.
Sin embargo, al considerar el caso de las destinadas a China la dependencia es un punto sensible, ya que están concentradas en materias primas, y en segundo lugar, el poder de mercado de la economía asiática donde sus compras representan más de la mitad de las importaciones mundiales, como en los casos del mineral de hierro o de la soja.
En el futuro esta dependencia será compensada en la medida que las economías latinoamericanas se integren a la cadena de producción global de Asia y que los vínculos económicos entre las dos regiones se fortalezcan a través de los flujos de inversión extranjera, los cuales han estado en una primera etapa destinados a la explotación de recursos naturales, pero luego empezarán a financiar proyectos de construcción de infraestructuras y finalmente de producción manufacturera.
En conclusión, todo apunta a que este será el siglo de Asia, lo cual favorecerá las economías latinoamericanas en la medida que representa un aumento estructural de la demanda de materias primas.
Este proceso seguirá siendo liderado por China, la cual no sólo continuará como potencia exportadora, también lo será inversora. Se anticipa que este proceso se acelere en la medida en que China avance en el proceso de liberalizar su cuenta de capitales, lo cual permitirá que el renminbi sea una moneda de reserva y afianzará su papel líder en la gobernanza mundial. Este proceso de recomposición del poder mundial también favorecerá otras economías emergentes, como se evidencia en el papel que hoy está cumpliendo el G-20 como reemplazo de otros grupos de referencia del pasado.
No obstante, está presente el riesgo de que en vez de pasar a una etapa de ‘multilateralismo’ haya una regionalización del poder caracterizada por un modelo de proteccionismo en tres bloques, América, Europa y Asia, el cual sería muy perjudicial para las economías latinoamericanas.
Alicia García-Herrero
Economista Jefe de Economías Emergentes, BBVA.
En colaboración con Mario Nigrinis Ospina
PD: Para bajar el estudio en PDF, acá.
1 comentario:
mensurá el aporte de la mineria a cielo abierto en el crecimiento de la redistribucion a los sectores poblacionales atrasados de los emergentes Andaaaaaaaa.........
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