Escribimos cortito y al pie, no hay tiempo.
El reinado de las apariencias que se despliega en el análisis electoral de la Ciudad Autónoma, donde, comparando numeritos el progresismo conceptual nos obsequia el "estás iguaaaaaal!!", desconoce todo lo dicho ya, no por nosotros simples populacheros, sino por el mismísimo Carlitos Marx, cuando, analizando el fetichismo de la mercancía, sugiere, invita, conmina, reclama un análisis por sobre las apariencias.
En efecto, desde Marx sabemos que toda mercancía posee valor de uso y valor de cambio.
La utilidad de una mercancía hace de ella un valor de uso, y la relación por la cual es posible cambiar cierto número y diversidad de valores de uso por otros es el valor de cambio. Esta equiparación se puede hacer porque hay algo en común en todos estos valores de uso, y es que son productos del trabajo humano acumulado.
De esta forma, aquello que en apariencia da valor a la mercancía, su utilidad, su valor de uso, en rigor no expresa más que un efecto de estructura (en lenguaje del primer Marx: "fetichización") que desplaza por debajo de la apariencia al valor de cambio y, entonces, obtura, suprime, opaca la presencia del trabajo humano.
Para dar un ejemplo muy actual, si una revista Pelo y un cassette de CCR son intercambiables en el mercado, no lo son por lo que es la linda lectura y bella música , sino por el trabajo humano que tiene incorporado "por debajo de las apariencias" .
La mercancía entonces se presenta como fetiche, pero, rápido acotamos: como fetiche necesario al funcionamiento del modo de producción capitalista . Esto dice Marx sobre la necesariedad del fetiche: A los ojos del individuo común, la mercancía fetichizada aparece como lo que es: valor de uso (!!!) , desplazando así al trabajo humano bien por debajo de las apariencias mediante los mecanismo de interpelación ideológica que constituyen sujetos/sujetados que se viven "libres" también en el terreno del intercambio de mercancías, mecanismo ampliado y típico del sistema capitalista.
Lo mismo ocurre con el análisis electoral. A los ojos del individuo progresista, la elección de Capital fetichizada aparece como lo que es " estás igualll ". Sin embargo, una vez analizado el mecanismo de fetichización podemos observar el funcionamiento electoral más allá de las apariencias y determinar entonces sí ya lejos del fetiche, la diversidad de las dinámicas electorales de una y otra elección en la CABA, sea distrital o nacional, con y sin Macri.
Son elecciones incomparables, insistimos: Con y sin Macri, el gran polarizador. Cristina no hubiera terminado 20 puntos por debajo de Macri , en ningún escenario electoral porteño.
No hay que guiarse por las apariencias: lean a Marx, que no muerde, estimados progresistas, y no se rindan ante las evidencias como aquel sí que triste curda granbonaerense que emborrachándose por igual con vodka y soda, whisky con soda y ginebra y soda concluyó apresurada y antimarxísticamente " listo, lo que me pone en pedo es la soda!" .
Lean a Marx y combatan las apariencias , por dio! No se fetichicen, como manda el General!
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