La adhesión ma non troppo al FPV bajo la hipótesis de que "Cristina es perfecta" pero el resto de la fuerza debiera dinamitarse, es muy entretenida, pero ya no promueve efectos de sentido.
No satisface la zarasa a los simpatizantes del FPV que la advierten repudiable y, tampoco, en los adherentes del EDE, que en una franja notable no la acompañan plenamente con su voto, pues creen de manera creciente, acelerada por la aparición de Hermes Binner en la escena nacional, que Cristina, ¡ay!, "no es perfecta" .
En suma, con Binner en la cancha, el tiempo histórico de esta estrategia se agotó y, con el Kirchnerismo en pleno despliegue a su tercer mandato , ya no hay motivos reales para insistir en este camino de adhesión autónoma, que comienza a mostrarse como puro oportunismo, pero (ay!), ya a la vista de todo el mundo.
Al respecto, y tal como lo señalamos acá: El voto cruzado EDE-Frente Progresista explica el motivo central del bajo nivel de empatía entre los electores de Cristina y Sabbatella, por lo que apenas el 50% del 5,7% obtenido por el candidato del EDE se asoció a la candidatura presidencial de Cristina Kirchner, un porcentaje de ellos atribuible al efecto confusión , inevitable cuando se comparte lista presidencial. El vínculo más fluido del EDE fue entonces la combinación Binner-Sabbatella, circunstancia que muestra el tipo de sujeto elector del EDE, constituido por un discurso dominado a nivel provincial por la crítica al FPV y a Daniel Scioli y su gestión bonaerense como su estrategia central y no con cuestionamientos a otras formas de centro izquierda no populista (el Frente Progresista como paradigma), como hubiera sido esperable de un espacio "adherido" al FPV.
Otro signo del agotamiento de la estrategia elegida por el EDE de "adherir pero con autonomía del FPV ", se muestra de manera contundente a nivel municipal, donde el candidato a Intendente de Morón, Lucas Ghi, a pesar de su notable nivel de desconocimiento, sacó más votos que los que obtuviera el tradicional caudillo relativamente marxista leninista del oeste del conurbano, Martín Sabbatella, en la categoría a gobernador.
En esta misma dirección de análisis, leemos:
Una de las particularidades de esta elección primaria es que en el único distrito de la Primera Sección, junto a San Isidro y Vicente López, donde el FPV no ganó la carrera a intendente, el candidato de Nuevo Encuentro, delfín del líder partidario, sacó 4 puntos más que este.
Efectivamente, en el nivel municipal Lucas Ghi conquistó 63.500 votos, el 38%, y Martín Sabbatella 59.255, el 34%, escrutadas el 95% de las mesas. CFK obtuvo 82.512, un 45%.
Al revés de, en el caso de la fuerza progresista, en el nivel de gobernador Daniel Scioli logró mayor adhesión, el 21%, que la suma de los candidatos locales del FPV, que sumaron el 18%.
En el pago chico de Margarita Stolbizer, el Frente Amplio Progresista llegó a los 14.000 sufragios, el 8%, y salió cuarta, mientras que para presidente Hermes Binner alcanzó a sumar casi 21.000, el 11,5%.
¿Puede inferirse que un sector del votante tradicional a Martín Sabbatella no aceptó la alianza con el “Cristinismo” y consideran que la fuerza debe mantenerse en la independencia?¿O será mera casualidad?
Para completar el análisis de los efectos de este error de estrategia de "adhesión con independencia", que parece no satisfacer ya ni a propios ni extraños, considérese que si se repitieran estos números en las elecciones de octubre, el EDE perdería su histórica mayoría en el concejo deliberante de Morón, que quedará dividido en partes iguales entre oposición y oficialismo, con lo que esto implica en términos de gobernabilidad distrital.
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