La suerte de la oposición en la elección de octubre, sus mismos integrantes la dan por sellada. La estrategia alternativa consiste en evitar el impacto parlamentario que implica la mayoría electoral que acompaña al oficialismo en su fórmula ejecutiva.
Toda la discusión sobre la boleta única -- más allá de los beneficios o perjuicios de la misma, que son muchos en ambos sentidos--, está dirigida a favorecer la incorporación de legisladores opositores, desvinculando su elección de las opacas fórmulas presidenciales, evitando así el corte mecánico necesario en el actual sistema de sábana, para eludir, driblear o gambetear el "arrastre hacia abajo" que promueven las fórmulas presidenciales opositoras, en particular las encabezadas por Alfonsín, Duhalde y Carrió.
En el sistema de boleta única, sabemos, basta marcar con lapicera la opción , sin necesidad de corte mecánico alguno, desapareciendo entonces el vínculo material entre diversas categorías de voto que propone la lista sábana.
Así como a Martín Sabbatella , por citar un caso de arrastre, la fórmula Cristina Kirchner-Amado Boudou le aportó votos en las PASO, las de Duhalde-Das Neves , Alfonsín-Fraga y Carrió-Perez , se especula que quitaron -- y lo harán aún más en octubre-- electores potenciales a sus fórmulas distritales y las candidaturas inferiores, que están enganchadas en sábana con ellas.
El caso de Francisco De Narváez es particularmente notable. Sabe el inefable Colo que su cabeza de lista sábana lo lleva necesariamente a disminuir aún más su performance electoral ya magra en las PASO, en la certeza de que la fórmula Alfonsín-Fraga no alcanzará en octubre el ya lejano 12% de las primarias.
En otras palabras, se trata ahora de impulsar una reforma electoral a medida de la debilidad opositora, como estrategia defensiva de cara a las presidenciales de octubre, estrategia que obviamente , como las anteriores --desde el Grupo A en adelante --, no prosperará.
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