Dos opiniones discreta, pero firmemente contrapuestas ayer en La Nación . Ante la apelación a la baja escolarización o edad de los encuestados que según Berenztein son variables que finalmente quitan relevancia al tema inflacionario, el que sabe, sabe ( de inflación, ojo) , nos quedamos con Llach.
¿Cómo explicar entonces que, como sugiere la encuesta que Poliarquía realizó en exclusiva para La Nacion, la inflación no sea una prioridad para la ciudadanía? En realidad, esto ocurre cuando se pregunta acerca de los principales problemas del país, pero está en tercer lugar, luego de la inseguridad y del desempleo, cuando se indaga sobre los problemas personales.
Es entonces el pánico que genera un episodio grave de inseguridad o el no menos espantoso miedo a perder el empleo lo que opera en conjunto desplazando a la inflación. Predomina el sentido común: ante el miedo a la muerte o al hambre y la marginalidad, es evidente que cualquier ser humano sensato tendrá menos preocupación, en términos relativos, por la inflación. Esto explica que sean los sectores de mayores ingresos y educación, los que expresan mayor preocupación por el tema.
No gastemos caracteres en preguntarnos si es alta la inflación, digámoslo de una vez: es alta -ya casi empardando a la de Venezuela en el tope mundial- y no parece estar bajando. Los números de consultoras privadas, los que miden las provincias con autonomía estadística y las percepciones de la gente, publicadas en esta encuesta, coinciden en una cifra de alrededor del 25% anual, y quienes miran hacia adelante pronostican como mínimo un número similar.
¿Es preocupante una inflación de esa magnitud? En este punto parece haber un divorcio: los economistas nos escandalizamos con inflaciones de más de un dígito, y mucho más con una superior al 25%; pero la gente en general pone por encima otras cuestiones, como la inseguridad o el empleo. ¿Quién tiene razón?
Creo que ambos tienen buenas razones, y no tienen por qué coincidir. En primer lugar: hay inflaciones e inflaciones. Inflaciones como la de 2002, dominadas por el impacto de una devaluación no compensada por incrementos salariales, tienen un efecto mucho mayor en el poder de compra que inflaciones como la de los últimos años, en la que muchos han podido ir acompañando con incrementos en los ingresos las subas de los precios. Desde luego, la inflación es un río revuelto, y hay pescadores que logran ganar más que otros en esa inestabilidad: quienes están más sindicalizados, por ejemplo, o están en sectores particularmente prósperos.
Pero debemos abandonar la falacia de que un 25% de aumento en los precios indica necesariamente una caída proporcional en el poder de compra: unos más, otros menos, casi todos logran compensar en parte o hasta contrarrestar por completo el impacto de la inflación sobre su poder de compra. Cuando los jubilados cobren su próximo aumento (37% acumulado en el año) dejará de ser cierto que en los doce meses anteriores perdieron poder de compra, como sí podía ser cierto al momento de realizarse esta encuesta...
8 comentarios:
El gobierno queda más ligado al tema de la inflación que al de la inseguridad.
La inseguridad preocupa bastante más que la inflación (en especial para las clases medias que siempre tienen comida en el buche).
Podriamos decir que los medios de comunicación tiraron las bombas en el orden equivocado.
Otro error y van...
De por si, se tendrian que haber quedado callados y sacar toda la mierda 1 mes antes de las elecciones. Esa precocidad los mato, porque le dieron al gobierno tiempo de respuesta.
N.-
Imperdible el último párrafo. El General nos enseñó que habiendo Estado, la inflación puede ser un buen re-distribuidor de ingresos en términos progresivos y no regresivos, como indica la escuela clásica. O acaso a Keynes le interesaba mucho la inflación, eh?
les cuento que el año pasado, horacio Ghilini de SADOP,Pepe Sbatella, las APYMES de Francisco dos Reis y el que les escribe junto con varios compañeros del EDE de tres de febrero tratamos de conformar un movimiento en defensa del ingreso popular y en contra de los formadores de precios.Hicimos un taller hacia fin de año con participacion de varios sindicatos y PYMES y nosotros como pata politica inicial y quizas este año eso se reflote con mas fuerza, porque a los que hay que enfrentar es a los formadores de precios.No se puede subestimar a los grandes monopolios.La gente esta muy preocupadapor la inflacion.Si uno camina la provincia de buenos aires, trabajando como lo hacemos nosotros, sabe que el problema es muy serio.Sino preguntenle a los comerciantes de la costa atlantica sobre el rotundo fracaso de la temporada.Tapando el sol con las manos no resolvemos los problemas.
Cuando se discute inflación, por empezar habría que poner en duda el número de 25% que dibujan las consultoras talibanas como Buenos Aires City. Es cierto que la comida aumenta mucho (es un problema mundial, no sólo argentino), y también es cierto que los precios de los alimentos en las góndolas son el aspecto más visible y evidente de la inflación, pero también uno que murió crucificado dijo hace tiempo que no sólo de pan vivirá el hombre.
impecable lo de los jubilados
37% en un año!!!!!!!!!!!
aflojen con el moscato
Impecable nota de Lucas Llach! Utilizar el lenguaje con esta claridad para que llegue a todos por igual, no es moco 'e pavo. Por lo demás, como no acordar con su afirmación de que para muchos, una inflación del 25% no necesariamente implica una pérdida del poder de compra del mismo orden. Un dato como para reafirmar: aquí en Santa Fe, el IPEC (Instituto Provincial de Estadísticas y Censo), organismo no "sospechado" como el INDEC nacional, arrojó como medición de inflación para el 2010, un 23,46%. Los que pueden aumentar los precios (empresas de bienes y servicios + comerciantes) superaron con creces en su remarcación esa cifra. Los productores agropecuarios ni hablar (la soja y los cereales aumentaron para el mismo período más del 45%). Y no conozco gremio privado o estatal que haya arreglado por debajo del 23,46 ya citado. En fin, no es para tirar manteca al techo pero....
La devaluación es una bala de oro, sirve pero se puede aplicar pocas veces.
Creo que los industriales argentinos están desaprovechando la enorme oportunidad que les da este sistema incluso con créditos a tasas prácticamente subsidiadas y un dólar competitivo al reducir ellos mismos la ventaja cambiaria subiendo inecesariamente los precios. Durante las devaluaciones en la salida de la convertivilidad Brasil no subió los precios solo aprovechó la ventaja exportadora.
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