Recibimos esta análisis de Julio Burdman ,que queremos compartir:
Si el Peronismo Federal cumple con su promesa de convertirse en una alternativa nacional, se abre una oportunidad para el panradicalismo en 2011. La promesa aún está por verse, porque a pesar de la foto del 26 de junio y de la comida con Magnetto, Reutemann no se juega y Macri tiene sus propios problemas. Y el kirchnerismo está decidido a impedir que se fragmente la coalición; prueba de ello son los retornos recientes de dos puntales de la disidencia justicialista como De la Sota y Juanjo Alvarez al oficialismo.
De todos modos, la hipótesis está planteada: en la misma medida en que se divida el voto peronista, aumentarán las chances del Acuerdo Cívico de ganar las próximas elecciones presidenciales (salvo que se divida demasiado y haya dos peronismos en un ballotage, pero pretenderemos por ahora que no hay tal posibilidad).
El principal beneficiario en este escenario hoy sería Ricardo Alfonsín. El diputado nacional crece en las encuestas de imagen y, lo que es más notable aún, a partir de su triunfo en la interna se consolidó como un fenómeno político cualitativo dentro del radicalismo. Desde entonces no ha parado de recorrer el país y, donde quiera que vaya, sea un acto partidario importante en una capital provincial o un asado en el interior rural, se abren los candados herrumbrados de los comités y reaparecen la ilusión y las boinas blancas.
La emoción que despierta Alfonsín es una revancha radical, y esto debe ser entendido en perspectiva histórica reciente. Los radicales, que llegaron a ser uno de los partidos políticos más grandes del mundo, son una cultura política numerosa que se encuentra en un estado de humillación no resuelto desde el fin de De la Rúa. La foto del helicóptero de diciembre de 2001 decía que nunca más podrían gobernar. Y en las elecciones de 2003, la humillación sangraba: apenas 2% de los votos obtuvo su candidato presidencial, Leopoldo Moreau, cuando en la elección previa De la Rúa había logrado casi el 50%.
La elección de 2005 los encontró divididos entre "radicales K" y aquellos que permanecían aferrados a los restos flotantes de la embarcación hundida. Luego, en 2007 tuvieron que tragarse el sapo de llevar como candidato a Lavagna, quien los maltrató bastante, y en 2009 de aceptar la alianza con Elisa Carrió, quien los había maltratado mucho.
Con vistas a 2011, la humillación apenas cedía y se estaban resignando a encolumnarse detrás de la candidatura presidencial de Julio Cobos, el "traidoble" (apelativo escuchado en una peña radical), aquél que "primero traicionó a los radicales para irse con los peronistas, y luego traicionó a los peronistas para volver con los radicales". Y entonces, cayó del cielo el radical-radical Alfonsín, cuya popularidad radica en ser, parecer, pensar, hablar y apellidarse como radical. Un prototipo a medida del orgullo partidario. En este auge, el fenómeno de Alfonsín va más allá del recuerdo al padre.
Pero este mismo entusiasmo que provoca Alfonsín entre los radicales, paradójicamente puede ser el factotum de su derrota si no asumen los cambios que tuvieron lugar en la política argentina del siglo XXI. Está demostrado que, por varias razones, en los últimos quince años nuestra política electoral se desnacionalizó. Los triunfos nacionales son sumatorias de triunfos locales.
Las encuestas y los resultados electorales muestran que los votantes sienten más aprecio por los dirigentes provinciales y municipales que por los nacionales. Los peronistas aprendieron a leer la política de acuerdo a esta nueva matriz y, cuando hacen análisis electoral, trabajan con el mapa en la mano, porque creen que el voto tracciona desde abajo hacia arriba. Los radicales, en cambio, no. Ello siguen creyendo en la nacionalización electoral, en el arrastre desde arriba hacia abajo.
A esta creencia la vimos en varias escenas recientes. La primera fue el quiebre del partido un lustro atrás. Más allá del argumento de "la caja", la pelea entre autoridades partidarias y "radicales K" reflejaba las dos visiones. Estos últimos, autodenominados "radicales que gobiernan" en el primer encuentro del año 2005 en Vicente López -con los intendentes Enrique García y Gustavo Posse como anfitriones-, decían que el partido tenía que pasar a ser conducido por los ganadores electorales a nivel local. Pero las autoridades nacionales, a pesar de sus magras elecciones, insistieron en que la dirigencia partidaria nacional estaba por encima de la política provincial y municipal.
En la Capital está pasando algo parecido. La creación de las comunas ofrece a los partidos tradicionales la oportunidad de renacer electoralmente, a partir de la política vecinal. Los diversos peronismos se dan cuenta de ello, aunque todavía no tengan candidato. Pero los radicales recibirán la reforma con sus comités cerrados y están convencidos de la inutilidad de bajar al terreno y la gestión local. Niegan la importancia de las comunas y apuestan a la Jefatura de Gobierno con pre-candidatos parlamentarios como Gil Lavedra o Giudici.
Más seria aún es la subestimación de la elección provincial bonaerense de 2011. Los radicales no ignoran que carecen de candidato potente, y dicen estar preocupados por ello. Pero en el fondo, confían en el efecto nacionalización que podría liderar una boleta de Alfonsín.
Los radicales, en resumidas cuentas, se resisten a leer la política en términos territoriales. Continúan aferrados a la ilusión de que una gran coriente de opinión nacional, como en 1983 o 1999, ordenará la política hacia abajo, sin depender de los Armendariz o Fernández Meijide del mañana. Sin embargo, en la política argentina actual el factor local es determinante, por razones profundas, y el efecto nacionalización no alcanza para formar una mayoría.
Pero también plantea un interrogante sobre la gobernabilidad que prevé el Acuerdo Cívico y Social. Gane quien gane y caiga quien caiga, la matriz de relación entre Presidente y gobernadores no cambiará demasiado en Argentina. ¿Estarán preparados los radicales para ejercer la Presidencia en alianza con gobernadores de otras fuerzas políticas?
6 comentarios:
Artemio ,creo que un escenario de Ballotage en que gane la UCR incluye necesariamente no solo la cuestion de los gobernas sino minoria parlamentaria,puesto que el kirchernismo entiendo que aumentaria sus bancas
Mientras leía este párrafo:
"Está demostrado que, por varias razones, en los últimos quince años nuestra política electoral se desnacionalizó. Los triunfos nacionales son sumatorias de triunfos locales."
pensaba que lo mismo vale para nosotros.
Artemio:
Muy interesante y lúcido el análisis de Burdman. Confieso que, a pesar de ser peronista, tiendo a ser muy consciente de la "nacionalización electoral", del arrastre que ejerce un candidato a Presidente.
Los argumentos de su amigo, muy agudos, me recuerdan la otra cara de la moneda en lo que se refiere a la Capital y la Provincia de Buenos Aires (en el Interior uno está más alertado del factor local).
Pero... en el próximo año habrá un factor que no hay que olvidar: en muchos distritos estarán desdobladas las elecciones locales y las nacionales (áquellas primero) ¿Lo toma en cuenta en sus elucubraciones, Artemio?
Salu2
Artemio: Coincido en la importancia de una base territorial para tener posibilidades de ser una opcion de gobierno nacional.
En Argentina solo hay 3 estructuras con insercion en cada pueblo, comuna o ciudad. La Iglesia, El Comite y la Unidad Basica. La territorialidad que relativizas en la UCR es una vision sesgada y parcial. Poder territorial concreto lo tiene en miles de concejales, jefes de comunas, intendentes, legisladores provinciales y nacionales e inclusive gobernadores. Los "viejos y viejas de Comite" siguen siendo una presencia basica dentro de la liturgia radical y se encuentran a lo largo y ancho del pais.
La politica podra haber cambiado en los ultimos 15 años, pero no tuvo un giro de 180° que implique que el efecto de nacionalizacion sea poco importante para formar una mayoria electoral.
Sin lugar a dudas en ALFONSIN la U.C.R. esta volviendo a enamorar a gran parte de su militancia y electorado y esto gracias a la nacionalizacion de un dirigente bonaerense que tiene como bien decis vos cualidades politicas propias y heredadas.
Este nueva mistica que avanza en las huestes radicales todavia no llego a su techo. Y es justamente una de las debilidades del Kirchnerismo que tanto sea en version Nestor o Cristina no logran un fervor y adhesion similares dentro del P.J. o en los votantes justicialistas. Se basa indudablemente en el esquema de rosca territorial con los caciques.
El kirchnerismo tiene mayor base territorial pero si la figura de Alfonsin sigue creciendo nacionalizandose y enamorando puede llegar a ser el gran competidor del actual gobierno el año que viene.
victor hugo
Toruk
Es correcto tu análisis, pero permitime agregar un par de detalles.
1/ La militancia radical de “subcomité”, que son los territoriales puros, sobrevivió estos años “incrustada” en el pejotismo.
No como subordinados, o rentados, sino como parte del “sistema político local”.
A diferencia de muchos superestructurales de la UCR, hayan sido K o de la Coalición Cívica 2007; quieren cierres o consensos de abajo hacia arriba.
2/ Tienen entre ceja y ceja a los “aliados” del 83, 99, y 2009; que eran los que especulaban con la “extinción” del radicalismo histórico y el peronismo.
Si ganan la nacional y/o provincial, se las van a hacer pasar canutas.
3/ Para ellos, un “asalto” a las estructuras peronchas; sean municipios, provincias o sindicatos; seria un suicidio, porque significaría una declaración de guerra que no acompañarían.
Porque el entusiasmo “militante” por Alfonsín hijo, implica una Moncloa bipartidaria con el peronismo; y el resto que sea comparsa.
4/ Esto ultimo se basa en las “conversas” con sus pares P; de estos, hay muchos que están cansados del “forreo” K, pero ni en pedo aceptarían la “Conducción” de Carrio o Magneto.
Es lo que Artemio plantea como: “Se derrocha Progresismo, y hay déficit de Populismo”.
Así, se podría dar un fenómeno similar al de Pino 2009, pero a nivel nacional con RA hijo.
5/ Para que se esta situación, deben pasar 2 cosas.
- Que la interna global del PJ no sea competitiva; o sea, no se presenten listas alternativas.
- Que los que se presenten por afuera, que es la estrategia de la que viene hablando Artemio, tenga a Carrio y Cia de Comisarios Políticos.
Para llegar a un potencial empate, en primera vuelta, que sumados supere el 70%.
Con la Disidencia y el PF debajo del 15%.
Difícil, pero no imposible.
Un abrazo
Nando Bonatto:
Si el FPV gana la eleccion, igual pierde bancas, a lo sumo se podrá mantener como esta, porque las q se renuevan son las bancas ganadas en el 2007, la gran eleccion del kirchnerismo.
Estamos viviendo tiempos totalmente inusulaes, siendo primera vez q un gobierno peronista tiene q gobernar sin mayoria parlamentaria y con la certeza de q cualquiera sea el presidente en el 2011, tampoco contará con ella.
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