La polémica abierta sobre la carencia de gas natural tiene sentido político y social profundo , no tanto por las especulaciones en términos de actividad económica que dominan la disputa, sino en particular porque los más afectados son los sectores vulverables, que no necesitan de tan bajas temperaturas para enterarse del abandono que sufren en la provisión de este insumo indispensable.
Al respecto, recordamos un estudio de Consultora Equis que en su momento publicara nuestro amigo y gran periodista Sergio Moreno , fallecido el 5 de octubre de 2006 al que Mario Wainfeld dedicó una entrañable despedida :Conversamos de cosas asombrosas en los meses más recientes, signados por una paradoja: siendo tan joven, conocía la inminencia de su final.
El estudio en cuestión muestra la profundización de las asimetrías sociales que supuso la privatización de la distribución de Gas Natural durante el período neoliberal , conformando un mapa nacional vergonzoso de la carencia, que aún no se alteró sustancialmente.
Decía Sergio: El 29,3 por ciento de los hogares argentinos no posee provisión de gas natural.
De este guarismo, el 85 por ciento consume gas envasado y el 15 restante combustibles sustitutos, como kerosene, leña, papel, etc.
Si trasladamos estas cifras a cantidad de personas –ya no hogares–, se obtiene que el 36,1 por ciento de la población nacional carece de gas natural, Este es el sector de la sociedad más vulnerable y afectado por la inclemente suba de precios del principal combustible con que cuentan para combatir el frío y cocinar, verbigracia, el gas en garrafa, conocido técnicamente por GLP (gas licuado de petróleo).
Ahora bien, la mayoría de los pobres –que consumen GLP– se encuentran en las provincias del norte de la patria.
Los datos ofrecidos hasta aquí surgen de un estudio realizado por la Consultora Equis, que conduce el sociólogo Artemio López, con guarismos provenientes del INDEC. .
Según Equis, hay 13.461.000 personas que no cuentan con provisión de gas natural.
Pero no todos estos hogares se encuentran en la misma zona del país. La distribución es la siguiente:
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En la Región Cuyo (Mendoza, San Luis, San Juan y La Rioja) el 19, 4 por ciento de los hogares carece de gas natural.
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En el NEA (Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa), 99,7 por ciento de hogares no tiene gas natural. Esta es la región con mayor carencia –casi total– en el país.
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En el NOA (Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Salta y Jujuy), quienes no tienen gas de red son el 41,2 por ciento de los hogares.
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En la Patagonia (La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego), apenas el 2,2 por ciento de los hogares carece de gas natural, siendo esta la región menos necesitada y mejor surtida.
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Y en la Región Centro (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba), el 28,7 por ciento de los hogares no tiene gas de red.
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En Capital Federal y Conurbano la carencia de gas natural alcanza al 16,4 por ciento de los hogares.
Queda claro cómo se distribuyen las necesidades en la Argentina: el NEA es la zona más afectada por la falta de gas natural (813.000 hogares), siendo la Patagonia la menos. En el trabajo de Equis se señala que “tanto en su distribución espacial como social, la carencia de infraestructura básica que supone la ausencia de provisión de gas natural en el hogar es una problemática específica y muy intensa en las regiones y hogares más vulnerables del país”.
El estudio sostiene que los guarismos expuestos permiten “observar la magnitud de la carencia de obras de infraestructura que soporta el país, herencia de décadas de desinversión ... los cortes socioeconómicos y espaciales muestran que son los distritos y segmentos más pobres de la población los de mayor carencia de provisión de gas natural en sus hogares con más del doble de privaciones que el promedio de la población general”.
Por otra parte y observando las consecuencias concretas sobre la vida cotidiana de los sectores vulnerables de este estado calamitoso de la distribución de Gas Natural, leemos:
De acuerdo a cálculos difundidos por la Secretaría de Energía de la Nación hacia el año 2007, el costo de la garrafa de 10 kg se estima en $4.
Leyó bien: cuatro pesos por garrafa. Aunque las empresas declaran costos equivalentes a $7 por garrafa. Lejos de los $16 -con suerte- en que las garrafas de 10 Kg llegan al público en los casi 100.000 puntos de venta, después de pasar por alguna de las 49 fraccionadoras y 280 distribuidoras que trabajan en el país.
El mercado de las garrafas arrojó en los últimos siete años ganancias cercanas a los 5.300 millones de dólares. Un puñado de empresas concentra más del 80% del mercado de producción de GLP, así como gran parte de la comercialización: Repsol, Petrobras, Total Austral, Pluspetrol, entre otras.
El gas en garrafas se convierte, así, apenas en un "negocio marginal de las empresas petroleras y gasíferas", como lo sostiene el estudio de EquisLa postal repetida en estos días en cualquier punto de venta de garrafas es el cartelito con la marca de la mala suerte de quien siempre llega tarde: "No hay gas".
Sin embargo, hay otras postales que marcan a fuego la realidad cotidiana de estos arrabales: la camioneta 4X4 que carga tres o cuatro garrafas "sociales" de 10, o 15 kg; el peregrinaje de los portadores de garrafas "blancas" o "grises" o "celestes" para ver dónde carajo le toca a uno; el préstamo solidario en los barrios para zafar el rato cuando hay pibes chicos que no tienen por qué bancarse el frío, que siempre es puntual en estos casos; la especulación del que tiene y guarda, para ver si el precio "social" sube dos, tres mangos, y entonces sí "hago la diferencia".
Sin demasiadas posibilidades económicas de acceder a la tranquilidad de conseguir los $200 de un tubo, y apenas esperanzados en que la garrafita tire un par de días más, los sectores populares escuchamos la discusión desde lejos, preparando el braserito y el abrazo para el frío puntual que se nos viene.
1 comentario:
Buen post: la garrafa social no llega a todo el mundo, el precio real es mayor. Bueno, este gobierno no vino a desarmar la década del 90. Solo interviene en casos puntuales, y por ej allí donde los privados se retiran. Pero YPF no larga ni un tranco de poyo.
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