7/26/2010

evita, una mirada desde la sociología...

Leemos: "No pude volver a la Universidad después del proceso militar porque mi propuesta se opone a las formas ortodoxas de la psicoterapia. Esas formas ortodoxas, en general, están hechas para preparar psicológicamente a cierto sector social. No pueden operar con chicos de la calle, no pueden operar con adictos, no pueden operar con psicóticos".

No juzgo el saber de Moffat, no tengo conocimiento sobre el tema, pero claramente señala un punto crucial. Pasa lo mismo con la sociología. Se siente en la piel que no opera, normalmente es incapaz de intervenir con eficacia en la realidad cotidiana de los sectores populares.

En rigor, las ciencias sociales parecen haberse constituido definitivamente, cristalizado además, articuladas bajo proyectos retóricos de sectores medios, dominantemente urbanos, preocupados por la igualdad y el medio ambiente.

No está mal, son nuestros neuróticos , tal como los categorizara el psicoanálisis, ya siglos atrás, y siempre igual en lo esencial, lo retoman sus diversas iglesias. En el país el culto dominante en la UBA es el ancestral lacaniano, apostólico y romano.

Eva no fue psicóloga, menos socióloga, tampoco economista, qué lástima. Armó su fundación con autonomía, articulada pero no confundida con el Éstado. Estudió el campo de su accionar, planificó, diseñó una estrategia eficaz, se metió donde debía y operó sobre la realidad de manera drástica , le llevó apenas cinco años (5) dar vuelta como un guante la injusta realidad social y de género que encontró durante su breve gestión.

Cinco años y su pueblo la recuerda eternamente. Tremendo, insólito, irrepetible, sobre todo raro, en un país cuya dirigencia instruida posta post, tardó 87 años en alargar tres estaciones el subte A , en la única ciudad donde (ay!) existen subterráneos, sin ir mas lejos.

Salute Evita, encima tan linda...

9 comentarios:

Jorge Devincenzi dijo...

también puede verse como una colonización del pensamiento, lo que no es nada contradictorio con tu planteo

Nando Bonatto dijo...

Cuantos jirones dejaste en el camino
como los levantaron sin victorias
cuantas palabras sin descifrar la tuya
que luz de relámpago tu vida
que tormenta inconclusa


tu voz –látigo preciso-
que rompa el mito y encarne
sueños desgarrados

Jorge Devincenzi dijo...

Podríamos acordarnos, por ejemplo, de cuando las teorías de la dependencia se discutían en la universidad pero impregnaban todo el discurso político y hasta se discutían en la mesa familiar. Hoy existe gente que las ha resignificado, adecuándolas al capitalismo globalizado, etc., pero no tiene ningún interés en convertir eso en hecho político. El formato es una suma de brillantes exposiciones, muchos dólares de honorarios, y congresos internacionales con una playa cerca y hoteles 5 estrellas. No tienen utilidad social

Mensajero dijo...

Insisto. Pretensiones tan burguesas como estudiar sociales no deberían ser financiadas por el Estado.
Los lujos intelectuales que se los banque cada uno.
Si arancelamos sociales en una de esas desalentamos a un montón de jóvenes a los que seguramente, en el futuro, habría que pagarles el sueldo con dineros públicos, y en una de esas, indirectamente, surge una clase de emprendedores progres que den trabajo a la gente, les pague bien y la tenga en blanco.
Que lindo....

Lic. Baleno dijo...

Hay un problema de operatividad evidente. El problema se agrava cuando las discusiones que debieran revelarlo... tienden a ocultarlo.

Cristian Carricajo dijo...

Lo asombroso de Eva es que siendo quizás el personaje mas litúrgico de la mística peronista la admiremos y respetemos incluso los que no somos peronistas (y por ende no compartamos esa mística).

La razón es sencilla: mas allá de que uno pueda coincidir o no en todo con Eva y lo que significó son indudables dos cosas:

1) Que le importaba el pueblo mas allá de cualquier slogan o finalidad política.

2) Que nadie puede negar que el pueblo se jerarquizó después de Eva. Porque HIZO y TRANSFORMÓ la realidad.

Después podremos divagar en términos académicos y decir pavadas hasta el hartazgo, pero ante aquel que hace y transforma para bien, no queda mas que la admiración.

Vayan hoy mis respetos para Evita.

Jeanne Moreau dijo...

Lo que más admiro (además de por todo lo demás que la admiro) es que jamás olvidó de dónde venía, y desde allí luchó, con toda la dignidad que da que tiene quien es auténtico. No se traicionó ni traicionó, por eso la siguen y seguiran amando.
Lástima que siempre lo bueno dure tan poco, ¿no?
(Nando Bonatto: las ese poema de María Elena Walsh no podia ser más exacto y conmovedor).

Unknown dijo...

mensajero:........tenes razon, categorizemos de clasista el interes intelectual y en una de esas de tan idealistas y progres que somos acabamos subvencionando mentes brillantes que propongan solventarse economicamente el divino lujo de pensar!!

Mario Burgos dijo...

Es la política muchachos, diría Keynes. Discutir las ciencias sociales (dudo que el psicoanálisis lo sea) desde Evita es como cerrar las escuelas de los clubes porque ninguna saca un Maradona. Evita fue quien es porque asumió el intenrés y la historia denuestro pueblo como propios y que pudo hacerlo en el tiempo y l lugar indicados. Lo que estudió y es evidente que lo fue haciendo, sólo podía mejorar esa elección. Interesante propuesta la de no tener más facultades de sociales gratuitas. Así sólo manejarán esas herramientas quienes puedan pagar las privadas y cada vez tendremos más reproductores de neoliberlismo y/o progresismo desclasado en la sociedad. Tengo mas de 20 años de atención primaria como psicólogo, usé todo lo que me dio, incluidas clases de Moffat, la Universidad (infinitamente mejor que la privada más cercana) usando también lo que se fue produciendo después y pude conocer y lo que aprendí en los barrios. No tiro el chico con el agua sucia. La carrera debe cambiar, no con menos inconciente sino con más conocimiento de los trazas del genocidio y la exclusión, pero en tanto seamos más los que hacemos mi laburo y en tanto siga el proceso inclusivo que vivimos más cerca estaremos de cambiar la facultad. Que me perdone Moffat pero para trabajar con pobres y psicóticos (que extraña asociación hizo, según Artemio) no existe fuera de la universidad nada superior a lo que obtuve en ella. Sigo pensando, como buen setentista, que no hay que cerrar las facultades al pueblo sino llenarlas de hijos del pueblo para cambiar sus contenidos.