Tal como fue descripta en el post anterior "la previa" es una reunión de amigos, pero ¿cuál es el gran tema de la previa?, ¿qué la diferencia de otras reuniones?. La diferencia reside en que el eje de la reunión es el consumo de bebidas alcohólicas. Aún cuando algunos manifiesten que tomar es lo que menos les interesa, no existe previa sin alcohol, el ritual impone la organización de una reunión en la que se disponga de la mayor cantidad y variedad de bebidas.
La mayoría ingiere alcohol, mucho o poco, aunque sea un vaso de cerveza. Incluso chicos a los que pareciera no gustarles.
Las razones que los jóvenes presentan son poco claras, se toma porque es divertido, pero no se entiende bien por qué es divertido, para algunos se trata de desinhibirse y sentirse “alegres”, pero también reconocen que genera malestares e inconvenientes.
Entonces la conclusión es que se toma porque “hay que tomar”; existe como un imperativo, una presión de grupo que disminuye entre los más grandes, y es notablemente más débil entre las mujeres en ambos segmentos.
Los varones pertenecientes a los grupos socioeconómicos bajos manifiestan este imperativo a través del concepto de “joda” o diversión más claramente, toman porque la salida nocturna responde a un patrón cultural juvenil que así lo indica. Los varones de clase media también.
No existe además una relación entre la percepción del riesgo y el comportamiento individual, pues muchos de los jóvenes manifiestan haber experimentado los efectos desagradables como vómitos y resaca, algunos pocos señalan la posibilidad de tener accidentes, ser atropellado, golpearse, etc.; pero en la percepción que el joven tiene de las potenciales consecuencias o efectos de su consumo, llegan a valorar su consumo personal como menor, o con una frecuencia insuficiente para que les genere problemas. Los más grandes argumentan que ellos lo controlan.
No existió además abordaje del panorama respecto de la salud. Los jóvenes no identifican este fenómeno con su salud, es importante entonces destacar: a) la escasa información que poseen acerca de las posibles consecuencias que el consumo de alcohol tiene sobre la salud y otras áreas; b) la percepción de estar “en control” de la situación y c) la dificultad de los jóvenes en pensar más allá de consecuencias a corto plazo.
¿Cuáles serían los riesgos a los que estos jóvenes temen correr por consumir alcohol?. Las mujeres señalan básicamente la exposición pública en situaciones ridículas o poco –los papelones-, el acercamiento con una persona desconocida o que no hubieran elegido sobrias; la aceptación de una relación sexual “no deseada”, o “no protegida”.
Para los varones el problema es poder mantenerse en pie, volver a casa, y uno de los riesgos es entrar en una pelea, este tema fue más mencionado por los adolescentes de bajos recursos.
Pocos son como señaláramos previamente, los que mencionan la posibilidad de tener un accidente, ninguno un riesgo de salud individual. La falsa percepción de control de la situación gobierna sus percepciones.
Cuando se les pregunta a los jóvenes por su primera experiencia con el alcohol no la recuerdan.
Este hecho puede estar relacionado con la incorporación del alcohol a la vida cotidiana, a los patrones alimentarios y a la aceptación y la tolerancia social que existe respecto del consumo de bebidas alcohólicas.
Los jóvenes recuerdan la primera vez que consumieron una droga (si es que lo hicieron) pero, en líneas generales, no la primera vez que tomaron alcohol. De este mismo modo no tienen problemas para hablar del tema, ni para tomar alcohol en presencia de sus padres o para comentarlo frente a sus padres. No sucedería lo mismo con una droga. Y esto tiene que ver con el hecho de la aceptación que existe en este sentido, y con el hecho de que los menores tengan acceso al consumo de alcohol comprándolo en un supermercado, en el bar, en un boliche. Seguramente para los padres, una copa no es tema de preocupación.
La dificultad para percibir la especificidad de su salud por parte de los jóvenes agrega a los factores de riesgo existentes y a los que están expuestos, un elemento que aumenta geométricamente las posibilidades de conductas no saludables. Considerando sólo algunos datos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2005) desarrollada por el Ministerio de Salud de la Nación, los datos correspondientes a la Provincia de Buenos Aires para los jóvenes permiten observar el siguiente panorama:
Consumo episódico excesivo de alcohol en jóvenes de 18 a 24 años 19,2% contra un total para el país de 18.8%. El consumo excesivo es el que implica cinco tragos o más, más de una vez, en los últimos treinta días.
Este factor que toda la bibliografía sanitaria considera de riesgo, sobre todo en población juvenil, no son visibilizados como tales por los chicos y chicas entrevistados lo que no los ausenta de la escena juvenil.
1 comentario:
A CONTRAMANO, HOY MISMO, "LA NACION/ROLLING STONE" PUBLICÓ ESTO:
http://www.rollingstone.com.ar/nota.asp?nota_id=1194519&pid=7671491&toi=6298
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