Leyendo el blog de marce/lechu, me encuentro con un hermoso cuento, "El equipo ideal". Me suena a que es verdad, en el fútbol está la vida...
"El que te reprocha si te perdiste un gol, ése va a esperar que te retuerzas en la desgracia para señalarte. Y el que en una situación idéntica igual te alienta, ése te va a querer pase lo que pase. Por eso cuando se juntan para jugar los generosos, los que no se esconden por miedo y los que no andan con reproches a mano, no se preocupan si les toca perder..."
12 comentarios:
la vida y toda la filosofía habida y por haber está en la colección completa de "el alma que canta".
ke bueno!! el futbol visto como juego de compa;eros es hermoso!!
palabras inspiradoras...
un abrazo artemio..
El futbol es circo romano.
El barrabrava es el delincuente legalizado.
Una deuda que tiene el peronismo para ser peronismo es dejar de usar el futbol.
Diez mil jinetes caen sobre mis ejércitos, en los campos de Caseros. Entrerrianos, los jinetes. Y entrerriano Urquiza, su jefe. Son, a la luz de la clara mañana de febrero, como un interminable temblor de sangre, acero y rabia que sacude la tierra, disuelve las formaciones de mis ejércitos y los deshace, los machuca, los arrasa, y les instala, en los huesos, los espasmos de la horca y el degüello.
Doy un tirón de riendas a Victoria, y tomo el camino que lleva a Buenos Aires.
Hacia calor en la ciudad, a la que llegue, solo, montado en mi yegua Victoria, y las ventanas y las puertas de la ciudad estaban cerradas, como si un viento de peste silbara por la calles de la ciudad, y había un silencio como no conocí otro en esas calles de Buenos Aires, vacías e invadidas por el sol del verano.
Era mucho el calor, y bochornoso, y se que me miraban, que miraban el paso corto de Victoria por las calles silenciosas y vacías de Buenos Aires, y miraban el espectro lívido de la derrota en los Campos de Caseros montado sobre mi, sobre mis hombros y sobre las ancas de Victoria, mi yegua.
Hombres y mujeres - yo lo adivinaba – parados detrás de las ventanas y persianas de sus casas, y las negras esclavas sirviéndoles vino frío a los señores, y agua fría de los jagueles a las señoras, y las señoras abanicándose las tetas, guachas, desvergonzadas, y los señores temiendo que mis hombres, los derrotados, y los de Urquiza les digan, locos y hambrientos y encanecidos todos, que se desnuden los señores y las señoras y las hijas y las negras esclavas.
Y yo voy en la yegua Victoria, al paso voy, camino de la embajada británica, donde me espera el ingles Gore, y miro las casas cerradas de Buenos Aires, el viento de la peste que silba en las calles de Buenos Aires, y el sol que cae, como plomo derretido, sobre los techos de las casas de Buenos Aires, y miro a los ciudadanos de Buenos Aires, protegidos por ventanas y persianas y puertas de madera gruesa y trancas de hierro –que gritaron Viva Rosas, durante veinte años, mas alto que sus vecinos; que rezaron, durante veinte años, por la salud de Rosas, guardián de sus sueños, y la de su hija Manuelita; y por la memoria de la esposa de Rosas, Doña Encarnación Ezcurra, los días y las noches dispuestos por Rosas para la oración- y que, ahora, esperan, protegidos por trancas y puertas de madera gruesa, que suene la cívica hora de gritar Viva Urquiza, y que Urquiza los salve del saqueo de los pobres todos, y Urquiza lo hará, porque a mi lado aprendió que se puede violar a las mujeres – salvo las blancas y ricas -, pero no la propiedad de los que importan.
Mire, digo, como nunca mire, la cobardía de los porteños. No la vi, ni siquiera el 6 de diciembre de 1829, cuando fui electo por primera vez, gobernador de Buenos Aires, para ejercer el mal sin pasión.
Demore una vida en reconocer la mas simple y pura de las verdades patrióticas: quien gobierne podrá contar, siempre, con la cobardía incondicional de los argentinos.
( extracto de “El farmer”. Andrés Rivera. Edit Alfaguara 1996).
el futbol, muestra tal cual es un ser, amen de sus condiciones en el deporte, quien te reprocha y te pisotea estando en tu propio equipo, a ese, mejor tenerlo de contrario, porque no hace mas que boicotear el trabajo de los otros
discrepo con marcos...
creo que en el texto se hace referencia al futbol como participe y no como espectaculo. Seria como pensar que es lo mismo hacer el amor que mirar una porno...
yo recuerdo con carinio mis dias de futbol con mis amigos de infacia... las puteadas, las patadas, los goles... tantas cosas...
no hay duda de que el futbol es el circo romano de nuestros días, y que los jugadores que visten la camiseta son los gladiadores. La cancha, el estadio, es lugar de sueños, anhelos, rabias y fastidios. Y está bien que así sea porque ese es su lugar; es un juego. Allí los odios son permitidos...
El problema, como siempre, pasa cuando el dinero desvirtua al juego y sus protagonistas. Los jugadores, dejan de jugar y son mercenarios; los hinchas movidos por la pasión, se convierten en barravrabas montadores de un show muchas veces insostenible, olvidando que en el juego siempre hay lugar para las alegrías y las lágrimas de la derrota.
Entender el fútbol, nuestro deporte nacional y por sobre todo popular; es algo que el peronismo no usa sino que lo lleva en sus venas. El peronismo respira potrero, por eso el fútbol debe ser devuelto a sus seguidores y no más a las S.A como el Barcelona, Manchester y sus grupos inversores.
Juanjo Suker
Hermana Bastarda
Ta bueno el comentario, pero perdón por poner mi dosis de complejidad, el tema no es tan simple.. Juego todos los sábados un torneo en cancha grande hace 10 años, y es difícil mantener el espíritu de equipo...Que pasa si el que erró el gol lo hizo por morfon y no se la paso a un compañero que estaba solo?? Hay que reprocharle o seguir alentandolo??? Da para muchas variante, por eso es hermoso el futbol, y lo mas complejo es compatibilizar las individualidades en función de un trabajo en conjunto...
Juanjo Suker me comprendió.
Pero le aseguro que el peronismo mequetrefe que tuvimos y tenemos UTILIZA el fútbol de la misma manera que utiliza el TIPO DE CAMBIO para contener a los patrones, creando en el mismo momento
POBRES, PAN Y CIRCO.
Pomifemosolo: muy bueno.
pd: Che, no me corran por izquierda que soy peronista hasta las venas, y eso de que se respira potrero en el peronismo es cierto, pero en el libro de historia.
Coincide con estas reflexiones.
Con ambas estoy de acuerdo
Instrucciones para armar un picado
Alejandro Dolina
Cuando un grupo de amigos no enrolados en ningún equipo, se reúnen para jugar, tiene lugar una emocionante ceremonia destinada a establecer quiénes integrarán los dos bandos.
Generalmente dos jugadores se enfrentan en un sorteo o pisada y luego cada uno de ellos elige alternadamente a cada uno de sus compañeros.
Se supone que los más diestros serán elegidos en los primeros turnos, quedando para el final los troncos.
Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances. El hombre que está esperando ser elegido vive una situación que rara vez se da en la vida: sabrá de un modo brutal y exacto en qué medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos, conocerá su verdadera posición en el grupo. A lo largo de los años, muchos futbolistas advierten su decadencia, conforme su elección sea cada vez más demorada.
Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector, observó que sus decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles. En un principio se creyó poseedor de vaya a saber qué sutilezas de orden técnico, que le hacían preferir compañeros que reunían... ciertas cualidades.
Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía siempre a los que estaban más cerca de su corazón, aunque no fueran los más capaces.
El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico: uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán.
...Uno se fue,
se rechifló del fútbol,
por despecho
se volvió criticón y sociológico;
se dedicó al latín, al mus, a la política,
al ajedrez, al sánscrito, a la siesta,
a la literatura, o a Beethoven,
o simplemente a nada...
Humberto Constantini
Porteño y de Estudiantes
Y se indignó
y habló del opio de los pueblos,
y la revolución
que se vacía en el vicio de las canchas.
Desconfío de los que no disfrutan del fútbol, como deporte o como espectáculo.
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