12/17/2008

un acto extravagante

Nos llega un mail de Mario Brodersohn con la editorial del Diario "El País" de España que lleva por título "Alfonsín, el héroe que hizo lo que pudo" y queremos compartir :

Que una sociedad le dé las gracias a un político es un acto casi extravagante, por lo desacostumbrado. No debería ser así porque, si nos libramos de los prejuicios relacionados con la política, deberíamos reconocer que, como dice Hanna Arendt, las pocas y raras ocasiones en las que se ha logrado cambiar algo, ha sido precisamente cuando hombres y mujeres plurales se han asociado para actuar políticamente.

Hay políticos que se merecen el agradecimiento de sus conciudadanos y que no son los héroes que les llevaron a la guerra o les exigieron esfuerzos insufribles, sino los del tipo que le gustaban a Romain Roland, héroes que hacen todo lo que pueden. Los argentinos empiezan ahora a darse cuenta de la importancia que tuvo la presidencia de Raúl Alfonsín, cuando, hace 25 años, se hizo cargo de un país que salía arrasado y desmoralizado de ocho años de feroz dictadura militar. En unas circunstancias extremadamente difíciles, Alfonsín hizo todo lo que pudo para defender el sistema democrático y devolver a los ciudadanos su dignidad colectiva.

A Alfonsín se le ha reprochado que dejara al país sumido en una violenta crisis económica y que aprobara las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que permitieron salir indemnes a muchos militares que habían asesinado, violado y torturado.

Pero fue Alfonsín quien sentó en el banquillo a los ex comandantes que integraron las Juntas Militares, y lo hizo cuando todavía estaba incólume la estructura castrense que había sostenido la dictadura. Fue él, y no Menem ni Kirchner, quien envió a la cárcel, con condenas a perpetuidad, a Videla, Masera y Agostí. Alfonsín recibió un país cuya industria había desaparecido y todos los planes de estabilización que intentó fueron boicoteados por muchos de quienes ahora le alaban.

La misma CGT que nunca organizó una huelga general durante los ocho años de infamia militar, lanzó nada menos que ocho al presidente democrático.Saludemos pues el desacostumbrado ejercicio de agradecimiento a un político honesto, una cualidad que nadie ha negado nunca a Alfonsín y que, desafortunadamente, ha estado tan poco presente en alguno de sus sucesores.

13 comentarios:

guille dijo...

Una lectura mitrista de la historia.
Saludos.

Anónimo dijo...

¿Así que la CGT no le hizo paros a la dictadura? ¿Dónde estudiaron historia argentina estos muchachos? Merecerían que, en vez de euros, les pagaran el sueldo con australes.
En cuanto al fondo del editorial, de acuerdo. Más allá que desde el Punto Final hasta el Pacto de Olivos fue una máquina de hacer cagadas, la historia lo va a tratar bien a Alfonsin, en mérito, sobre todo, a sus dos-tres primeros años de gobierno.

Mario Paulela dijo...

Las inexactitudes se cuentan de a renglón. Son demasiado obvias como para estar marcándolas. ¿Tanto le jode a El País el tema Aerolíneas?
Saludos

Artemio López dijo...

una lectura extravagante, pero cincido con Cine respecto al paisaje del post, en particular la figura de Alfonso.
salu2!

Anónimo dijo...

¿A quién le puede importar la visión histórica de un diario de derecha y monárquico?
Dejen de pensar en El País como el diario contestario del 76-80. Es demasiado rico para perder el tiempo haciendo periodismo, igual que Clarín aquí.
HéctorT

manolo dijo...

Artemio
Ricardo Raúl es el Illia de Carrio; ¿recordas los años 80 y la Revista Humor?
Sobre el Diario el País, que podes esperar de el Franquismo sociológico de un Cebrian
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Luis_Cebri%C3%A1n
http://es.wikipedia.org/wiki/Franquismo_sociol%C3%B3gico
Aunque habría que investigar si sigue existiendo el Alfonsinismo Sociológico, ¿NO?
Un abrazo

Verboamérica dijo...

Pensaba que en el acaramelamiento que se nota desde un tiempo hasta esta parte a la figura de Alfonso hay mas de espanto al antikirchnerismo y/o gorilismo que de amor a Alfonsin y su primavera. Y se confirma con ese comentario: "Fue él, y no Menem ni Kirchner, quien envió a la cárcel, con condenas a perpetuidad, a Videla, Masera y Agostí". Muchos sectores que no disfrutaban de esos primeros tiempos alfonsinistas, hoy lo aplauden. Da para pensar mal.

El anónimo dijo...

Es peor que Clarin, el Pais fue el diario que salio a aplaudir el golpe contra Chavez. Ya nos olvidamos de eso?

Anónimo dijo...

Viví un tiempo en Mallorca...leia habitualmente EL PAÍS...LO QUE LLEGA DE BUENOS AIRES VIA CORRESPONSAL, ES DE UN NIVEL ABSOLUTAMENTE REACCIONARIO. LA NACIÓN ES UN ORGANO DEL pc ,AL LADO DEL SR QUE AGRAVIA A Cristina,Néstor,Chaves,Correa y algún otro gobernante sudaca que se atreve a enfrentar intereses españoles.PRISA en argentina tiene su órgano,radio Continental.Allí se difunde la opinión de enemigos de los gobernantes progresistas o casi,de nuestros países....
NUNCA ME PUBLICARON UNA OPINIÓN EN EL CORREO DEL DIARIO EN ESPAÑA O DE LA EDICIÓN ON-LINE.
Se publicaban las injurias y agravios de los lectores de La nación ,Critica o perfil....COn términos que en otras culturas y medios periodísticos rozan lo delictual...
En mayo lei descripciones de personajes como Miguens o LLambías ,como campesinos del Chaco perseguidos por los milicianos cubanos...Esa es la prensa que hoy juzga a los que pusieron sus testículos ,enfrentando a la dictadura o dejaron miles de desaparecidos en la memoria popular....Pensar que los radicales ,colaboraron con intendentes...

Nando Bonatto dijo...

Primerom que al citar al autor de Juan Cristobal y El Alma Encantada ,al olvidado Romain Rolland se equivoca no es Roland como dice el economista .
Pero basta de endiosar a un tipo que si bien merece algun respeto tampoco tuvo el coraje de acabar con los militares que estaban totalmente desprestigiados
El Felices Pascuas fue una rendicion frente a un oponente sitiado por una multitud .
De ahi en mas cuando se bajo los calzones entre barranca abajo y el Pacto de Olivos idem.lo firmo con el chimento de un golpe institucional de Menem...
A Alfonsin se lo debe apreciar como lo que es , un tipo que llego hasta ahi, vio la otra orilla y no se animo a cruzar el charco

Anónimo dijo...

EL PAÍS - Internacional - 18-10-2005
Unos hablan con entusiasmo de una nueva era de la paz y la
fraternidad que irrumpe de repente, como si la humanidad los hubiera
estado esperando a ellos para abrazar sus soluciones imaginativas a
problemas antiguos, cuando no eternos. Otros ven llegar en masa los
peligros de la mano de ese activismo del nuevo optimismo histórico. En
todo caso, cada vez hay más gente convencida -encantada o aterrada- de que
estamos en pleno cambio de época, en España, en Iberoamérica y en el mundo
en general.
En España es evidente que existe una constelación política favorable a
aquellos que quieren dar por concluida la etapa histórica que se inició
con la firma de la Constitución de 1978 y los estatutos de autonomía. Y
aunque estamos aún lejos de poder siquiera intuir en qué tipo de orden o
sistema concluirá el proceso emprendido, lo que ya parece difícilmente
cuestionable es que éste no es reversible. No hay que ser muy agorero para
predecir que, igual que nunca volverá a haber un Estatuto catalán con el
voto de todos los diputados al Congreso de los Diputados salvo uno, no
volverá a haber, en un futuro previsible, la concordia política basada en
la coincidencia última sobre los fines del Estado que se mantuvo durante
un cuarto de siglo.
La profunda tristeza que produce observar este enconamiento de los
conflictos en España aumenta, si cabe, al ver que en Iberoamérica
asistimos a ciertos procesos que se parecen tanto a esta descomposición
del consenso básico político en España como su reciente pasado
democratizador semejaba a la transición española. Si, como recuerda el
liberal Enrique Krauze en el último número de Letras Libres, durante dos
décadas la transición española fue el ejemplo a seguir para toda América
Latina -como también lo sería después para el Este de Europa-, ahora el
creciente desprestigio de aquel proceso político es paralelo al
cuestionamiento general del pacto reformista político y social como única
fórmula aceptable de la transformación hacia sociedades más justas y
prósperas.
Es difícil establecer cuáles son los factores que más han contribuido a
que las sociedades latinoamericanas, con escasas excepciones, vuelvan a
prestar oídos a las arengas izquierdistas y populistas y, en algunos
casos, incluso guerrillero-terroristas que tanto dolor, miseria y sangre
han causado en el continente durante el siglo XX. Cierto es que el
discurso antinorteamericano, que ha sido muy fácil con George W. Bush en
Washington, resulta atronador y se ha convertido en una continua arenga
antioccidental y antiliberal alimentada desde Europa, y España en
especial, y bien difundida por el petrodólar venezolano. También es cierto
que la corrupción ha demostrado ser el peor enemigo de la democracia y que
las clases políticas corruptas e incapaces han minado las posibilidades de
que las reformas políticas tuvieran su reflejo en una mayor cohesión
social y un mayor bienestar para los amplios sectores estancados en la
pobreza. Castro gana popularidad, Krauze la pierde. Latinoamérica ha sido
la región del mundo en la que más fácilmente se ha podido extender un
curioso mensaje totalizador que criminaliza a un tiempo la globalización
como fenómeno, el liberalismo económico como método y el político como
actitud política o ideología.
El enemigo es Washington y la globalización, pero también el enemigo
interior. Con una buena dosis de sectarismo, todo intento de transición
pactada salta así por los aires. EE UU no ha sabido contrarrestar este
discurso, lo que se nota en momentos como la Cumbre de Salamanca. España,
la anfitriona, la que exportó la idea de la transición a América y
pavimentó así reformas pacíficas sin cuento, parece ya el gran adalid del
nuevo mensaje antiliberal. Olvidó esta vez demandar la libertad de los
presos políticos en Cuba. El enemigo interior. Prefirió defender a la
dictadura maltratada por un bloqueo que no existe. Pero el destino no
siempre es cruel; mañana en Madrid se reúne lo mejor del pensamiento
político latinoamericano para celebrar un homenaje a la revista Letras
Libres, cuya edición española cumple cuatro años. Aquí está el mejor
pensamiento político libre de España, de México y toda América Latina, con
Enrique Krauze y Mario Vargas Llosa como sus principales garantes, frente
al vendaval antiliberal tan de moda. Parece mentira que aún haya que
insistir en que es mejor Krauze que Castro.

Anónimo dijo...

La "mentira " española llega como todo a su fin.El Euro que tapo durante un tiempo las asimetrias historicas esta y estara mostrando su cara mas cruel. Eso en lo economico,en lo social lo muestra con su odio a los inmigrantes y en la veneracion que aun se hace en privado a franco.Creo que nada se hace magicamente España aun debe como nosotros recorrer un largo camino.
PD Como icono el "Alfonso" sirve pero en funciones estuvo lejisimo de lo que podria haber sido.
NO NOS ENGAÑEMOS FUE EL "UNICO" QUE NOS HUBIERA PODIDO SACAR AL "GENERAL" DE LA CABEZA (aunque nunca del corazon(

Anónimo dijo...

leo y leo y me amargo.España no es a mi mode de ver las cosas ni por lejos la democracia a imitar pero mamita querida que posiciones tan intolerantes tenemos los argentinos.Cambiemos un poco,no seamos tan impulsivos,contemos hasta 10, pongamos en duda lo que pensamos antes de escribir,bajemos un poco nuestro ego.Si estamos como estamos es que algo mal estamos haciendo como sociedad.Creo que la intolerancia es una de ellas.