lavagna y un piñón a la oposición

La incorporación de Roberto Lavagna a la estrategia de normalización del PJ resulta un dato político con efectos sobre el tablero nacional. En principio y dado el módico peso relativo del ex ministro respecto al de Néstor Kirchner es evidente que Lavagna, más allá del alto concepto que sabemos tiene de sí mismo, resulta una figura complementaria, plenamente subordinada a la estrategia del ex presidente. Los primeros efectos de esta subordinación es que su acercamiento permite a Kirchner resolver un dilema de mucha consistencia para dar volumen y ampliar la legitimidad de la normalización de un partido conflictivo como el PJ incorporando a sectores divergentes pero funcionales a la estrategia del ex presidente. Otro sector divergente pero disfuncional a los planes del FPV hubiera resultado la muy resistida incorporación de Daniel Scioli. La aparición de Lavagna puso freno los deseos del gran “solucionador de problemas de la gente”, que semanas atrás había empapelado los medios nacionales comunicando su intención de “acompañar” gentilmente a Kirchner en la mormalización del PJ. Colateralmente, el acuerdo da una estocada a la dirigencia de la UCR aliada al UNA en octubre de 2007. Muy cuestionados internamente por el nuevo borocotazo, se recalienta la interna radical y aceita el mecanismo de desembarco de los radicales K a la conducción del partido de Irigoyen. Finalmente la cooptación de Lavagna da mayor protagonismo a la Coalición Cívica como oposición nacional realmente existente, a la que el oficialismo juzga una especie de Piñón Fijo de la política doméstica, ideal para confrontar de cara a las parlamentarias de 2009. Mientras tanto, Mauricio Macri, un eventual opositor de fuste con proyección nacional, chapotea en medio de agotadores combates de dudoso resultado en los turbios fondeaderos del Gobierno de la Ciudad Autónoma.