12/14/2006

DE TERROR

El periodista Adrián Piedrabuena, reflejo de manera inmejorable los últimos días de La Volpe hasta convertirse en un Dead Man Walking ya antes de viajar a Córdoba. Escribió Piedrabuena hoy miércoles en Olé: " La Volpe hizo todo lo posible para destruirse a sí mismo. Su mensaje nunca les llegó a los jugadores. En cambio, sus declaraciones, valiosas para el debate futbolero pero no políticamente correctas para el ambiente, surtieron efecto. Se echó solo. Por su innecesaria promesa de renuncia ante una posible hecatombe y por su tozudez al tratar de darle su impronta al equipo. La última prueba, la que lo termina condenando, es la inclusión de Cahais. El chico, al que puso para contrarrestar el juego aéreo de Estudiantes y la potencia de Pavone, fue un involuntario cómplice del segundo gol. Lo más sencillo sería caerle al pibe, apuntarlo como un verde (tal como el DT incendió a Maidana) y tacharlo con una cruz. Sin embargo, eso es responsabilidad del DT. Así como la erosión que sufrió Silvestre, un correctísimo primer central que pareció un principiante con línea de tres. Y la demorada inclusión de Ledesma fue una tácita manera de reconocer su error al haberlo dejado afuera para inventar a Marino a la derecha. Ayer, hasta en el armado del banco falló: tres puntas en cancha, dos y medio en el banco, y ningún volante externo. Es más, insistió con Calvo, quien había pagado como lateral volante izquierdo con Lanús. La Volpe generó una crisis de confianza en jugadores que, tres meses atrás, se llevaban el mundo por delante (y todos los títulos). En fin, en el único que confió hasta último momento fue en sí mismo. Así le fue."

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