LULA, PIÑA Y EL DOBLE ORDEN

Ayer me encontré con Víctor De Gennaro que vivió lo acontecido en Misiones como una pueblada contra un gobierno provincial autoritario, regresivo, corrupto y con compromisos probables en actividades literalmente delictivas, muchas de ellas aberrantes. La caracterización de Piña como un cura próximo a las mejores tradiciones democráticas, defensor de los derechos humanos y refugio de los más vulnerables , acusado en los noventa como "cura rojo" por el gobierno provincial, nacional y parte de la jerarquía eclesiástica de entonces por su defensa de los derechos de los pueblos originarios, hizo que Víctor viviera y reflexionara el triunfo del NO, como una fuerte ganancia o toma de legalidad por parte de los movimientos sociales igualitaristas y las experiencias políticas popular democráticas, tanto en la provincia como en la Nación. Mi percepción era, y es, otra. Supuse que en quince días, la crisis política que introdujo el triunfo del NO provincial la reconduciría el oficialismo nacional a través de un ordenamiento de la interna del convulsionado PJ misionero - convulsión que explica tanto como el Arcangel Miguel la derrota de Rovira - y en perspectiva, también se activaría la derecha política provincial, con articulación nacional en el PRO o alguna escisión pejotera no K, vía por ejemplo Ramón Puerta. No veía ni veo , a diferencia de Víctor, ningún avance en orden a una ganancia de legalidad de las experiencias popular democráticas en Misiones y menos en el país. Le pregunte dónde están él o los referentes propios capaces de capitalizar el "Piñazo" para el espacio popular - democrático provincial y me señaló que el desarrollo actual de las experiencias organizativas populares permitía voltear gobernadores, pero no aún ofertar un reemplazo exitoso. Son cosas de "órdenes distintos" aclaró, y una no inhibe a la otra, porque el planteo que yo hacía, en definitiva, proponía la continuidad de las tropelías provinciales como estrategia de contención a un supuesto avance de la derecha provincial y/o nacional. Sin embargo De Gennaro reconoce que estos órdenes divergentes son un problema a resolver y, para su deseable convergencia, en perspectiva de mediano plazo, la CTA lanza ahora un movimiento nacional que desencadenará finalmente en una estrategia electoral nacional, donde gravite la propia fuerza. Esta respuesta de De Gennaro me rememoró, aunque discretamente, otro planteo reciente de aparición de un doble orden como guía de la acción política inmediata, plasmada en la respuesta de João Pedro Stedile líder del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra de Brasil acerca del porqué de su apoyo a Lula en la segunda vuelta: " Sabemos que Lula ya no va a resolver ninguno de nuestros problemas, pero va a vencer a la derecha política". Aparece acá nuevamente esta lógica de doble vía, que amerita la inmediatez en la acción política y promueve incluso la intervención electoral por la negativa "mientras tanto", lógica que no es original y aunque desprovista ya de toda épica , está en la base del voto a De La Rúa en 1999, a Kirchner en 2003 y probablemente siga en 2007. Esta lógica de doble orden , votar a De la Rúa o Lula o voltear gobernadores y "se verá", es para muchos una guía de acción política eficaz y para otros una ilusión producto de la debilidad propia, cuando no lisa y llanamente una trampa. Es en definitiva para casi todos un dilema que en Ramble tampoco podemos desentrañar.