9/28/2022

coyuntura movida en medio de un ajuste tradicional y una inflación de 100%

Un conflicto…

Marcelo Falak



“En la vida hay que elegir" decía el eslogan con el que el cristinismo invitaba a volver a casa en las legislativas de 2013 a los exvotantes ya entonces disconformes con un modelo que perdía aceite. Es el conflicto planteado por el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA) lo obliga hoy al Gobierno peronista y a su hombre fuerte, Sergio Massa, a tomar partido entre un grupo organizado de trabajadores que da una pelea dura –acaso en exceso, sobre todo en lo que hace a las horas extras– por sus salarios y empresas de cuya producción dependen 145.000 empleos en toda la cadena de producción de autos.

El on the record del Gobierno fue ayer todo para las empresas, con una narrativa que no difirió demasiado de la de los halcones de la oposición; el off introdujo una dosis de comprensión sobre salarios que, se sabe, están perdiendo como en la guerra con la inflación. En un encuentro con representantes del sector, el propio Massa señaló, entre otras cosas, que "no podemos ser, de ninguna manera, rehenes de situaciones de inflexibilidad y casi de capricho" de "un grupo muy chiquito" de sindicalistas como los izquierdistas del SUTNA, añadió.

De acuerdo con el Gobierno, con cada día de paralización total y bloqueos se dejan de producir mil autos: así, Toyota suspenderá la producción en su planta de Zárate y FIAT dijo estar a solo diez días de ese escenario.

"Si mañana –por hoy, cuando habrá una reunión áspera en el Ministerio de Trabajo– “no se resuelve el conflicto, vamos a habilitar a las empresas fabricantes como importadores de emergencia y les vamos a dar la posibilidad de ingresar todos los neumáticos que necesiten para abastecer a las empresas", prometió Massa. A propósito, ¿habrá dólares para eso?

La cobertura de Letra P es exhaustiva al respecto y, dado que en la vida hay que elegir, te ayuda en entender qué elige Sergio Massa y por qué.






y un perfil


No se trata de hacer un retrato del superministro con una brocha gorda en lugar de un pincel fino. Él sabe que los salarios –su caída real– son un problema grave que le pone techo al consumo y, con ello, al crecimiento de la economía, algo que, vale recordar, necesitan tanto el Frente de Todos como él mismo para lo que viene en materia electoral. El desafío, sin embargo, es grande e involucra también una macro que vive al borde de un ataque de nervios y que urge estabilizar y, como señalamos ayer en desPertar, un nivel de actividad que ya da indicios de amesetamiento.




A los dichos de Massa se sumaron los del secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, quien señaló que quienes trabajan en el sector del neumático "tienen muy buenos salarios" y "han tenido cláusulas de participación en las ganancias de las compañías". Para demostrar que el Gobierno como un todo se alineó detrás de ese discurso, la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, llamó a la "sensatez" y, en relación con la cuestión eminentemente salarial, que según el SUTNA involucra propuestas de ajuste muy inferiores a la marcha de los precios, se la jugó poco: "Es una discusión compleja, delicada", definió con liviandad, antes de desear que los salarios mejoren todo lo que se pueda. A todo esto, ¿qué dice el cristinismo? Ese sector está ensimismado en otro tipo de problemas y, en este momento, deja hacer.

Volvemos entonces a la cuestión del on y del off, en la que el saldo marcó un fuerte desbalance a favor de la narrativa empresarial. Massa se presenta sin inhibiciones ni necesidad de equilibrar su discurso –y nadie debería sorprenderse por ello, especialmente quienes han pretendido fingir demencia en el oficialismo– como un hombre inclinado hacia las necesidades de la producción y sensible al modo en que las compañías la conciben.

Es interesante que el esquema de poder que ha puesto en marcha el Frente de Todos –que divide tareas entre un presidente "a la europea" como Alberto Fernández, una suerte de primer ministro como el jefe del Palacio de Hacienda y una poderosa líder de bancada como Cristina Kirchner– vaya mostrando las cartas de qué se puede esperar en términos de oferta electoral para el año que viene, en especial si el candidato a presidente resultara, justamente, el tigrense.

El sindicalismo se busca a sí mismo




Todo parecía dado para que Pablo Moyano abandonara la conducción de la CGT. Eso, precipitado por la decisión de Fernández de no incluirlo en la cena que ofreció el lunes a los popes más comedidos, finalmente no se concretó, pero la mesa quedó servida para un conflicto mayor. El camionero empujará sus posturas y sus compañeros de ruta decidirán con qué ánimo las acompañan, mientras la CTA, como siempre, los corre por izquierda. Las casas de apuestas –que están de moda como nunca– pagan diez centavos por un cortocircuito mayor en el mediano plazo.

El primer PASO

“Instalado el debate”, como dijeron Fernández y Axel Kicillof, sobre una suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), el diputado filooficialista Luis Di Giacomo, de Juntos Somos Río Negro, ya decidió que presentará un proyecto para anularlas. Votos peronistas en el Senado hay y en Diputados podría darse una entete extraña, pero no ilógica entre el Frente de Todos y Javier Milei, igualmente interesados en implosionar la interna de Juntos por el Cambio. Esa rueda –por lo menos esa– ya empezó a girar.

Magnicidio, investigación y controversias





Una extraña dama que parecía darles indicaciones a los complotados contra la vice fue citada a declarar. En tanto, la Cámara Federal rechazó la excarcelación pedida por el presunto líder de los "copitos, Gabriel Carrizo, y decidió que el grupúsculo extremista Revolución Federal, que no ha hecho demasiado esfuerzo por ocultar sus inclinaciones violentas, sea investigado en una causa paralela a la del atentado contra Cristina.

Se confirma que ni siquiera el impacto de ese hecho hará que la Argentina baje un poco los decibeles. El Partido Justicialista (PJ) expresó su repudio a un editorial del diario La Nación que, tras repasar los puntos controvertidos de la investigación, en especial la mala praxis de la Policía Federal –señalada una y otra vez en este newsletter–, concluye, abusivamente, que la hipótesis más probable es la de "un grupo delictivo escasamente profesional al servicio de sectores interesados en generar un particular clima o determinadas consecuencias políticas favorables a una líder política a quien la Justicia ha puesto contra las cuerdas". Culpar a la víctima es un atajo que nunca hay que recorrer.






Casas tomadas

Las tomas siguen en siete colegios de la Ciudad de Buenos Aires, aunque en el Mariano Acosta la modalidad se limitará a la noche. El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta ve la mano negra de La Cámpora y denunció que las instalaciones de esa escuela fueron vandalizadas, por lo que decidió aplicar el protocolo que obliga a los padres y madres que autorizaron la toma a correr con los gastos de reparación y multas: un milloncito y medio de pesos por día…

La Policía de la Ciudad acudió anoche a las casas de esas familias para notificarles, además, denuncias penales, trámites con tufillo intimidatorio que, según la abogada Graciana Peñafort, no tienen la menor base legal. El jefe de Gobierno sigue en modo halcón; al final del camino se sabrá si esa fue una decisión sabia.

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