8/20/2022

organizarse alrededor de un horno



POR: SILVANA AIUDI

Piezas clave de un oficio que se transmite de generación en generación, las mujeres ladrilleras empezaron a pensarse ya no como ayudantes sino como trabajadoras gracias a las demandas feministas que atraviesan tanto la economía popular como la organización sindical. El papel importante de la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (UOLRA) en el territorio y la lucha por combatir la precariedad y el trabajo infantil.

“Era una casilla precaria, pero tenía su cocinita; la parte de la cocina, tenía una piecita y el baño. Yo no sabía tampoco que vivían así ahí adentro: mujeres que tenían cinco chicos y vivían en un horno, que podían tener parto adentro de un horno porque eran kilómetros y cuadras y cuadras para salir desde el horno”, dice Mónica Benítez, trabajadora y esposa de Jorge Luis Ortega, delegado de UOLRA (Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina) Regional de Cañuelas, en el documental Barro y fuego, de la Universidad Nacional Arturo Jauretche.

El testimonio de Mónica y su perspectiva de género marca cómo vivían las mujeres en los hornos fábrica de Buenos Aires –antes de la llegada del sindicato- donde trabajaba toda la familia. Pero también de qué manera la vida económica reproductiva y productiva de las mujeres ladrilleras queda hoy entrecruzada en los trabajos de la economía popular: “Yo veía que las paisanas se ponían a levantar cuando los ladrillos secan (…) y yo decía por qué las dejan trabajar así, hasta los chicos trabajaban levantando el adobe”.

La mayoría de las mujeres ladrilleras trabaja desde sus hogares en hornos caseros. Se piensan como “ayudantes” y no como “trabajadoras”. Es, en este sentido, que las demandas feministas en el marco de la economía popular son fundamentales y la organización sindical, como respuesta política, económica y social cobra importancia para repensar los roles de género y para que se problematice lo productivo, condiciones materiales y de ingresos, como así también lo reproductivo, las necesidades de cuidados y el lugar de las mujeres en los espacios organizativos.



La economía feminista y la economía popular dialogan como economías de ruptura cada vez que cuestionan la relación social dominante capital-trabajo y las relaciones de poder que derivan de ella. La agenda feminista, sobre todo a partir del primer paro de mujeres, travestis y trans, junto con la precariedad neoliberal se volvió potencia organizativa y política. En 2017 las trabajadoras de la economía popular fueron parte activa en el paro del 8 de marzo en pos de construir derechos y visibilizar las desigualdades de las trabajadoras.

En el caso de la UOLRA, incorporó a la Secretaría de Igualdad de Género y la Secretaría de Economía Popular. ¿De qué manera dialogaron y cómo las mujeres fueron ocupando lugar?

La mayoría de las mujeres ladrilleras trabaja desde sus hogares en hornos caseros. Se piensan como “ayudantes” y no como “trabajadoras”. Es, en este sentido (…) que la organización sindical, como respuesta política, económica y social cobra importancia.

Una ladrillera en primera persona

Soledad Casals tiene 39 años y 4 hijes. Hace siete años que es parte de la primera cooperativa ladrillera de Entre Ríos, que nace a partir de la Herramienta Sindical. Es la quinta generación de ladrilleros.

-¿Tu historia personal te hizo tomar conciencia del trabajo de las mujeres en la actividad?

Durante toda mi vida, he estado en los hornos, desde chica compartiendo con familias ladrilleras. Mi papá, Alberto Casals (Presidente de la cooperativa) toda la vida ha trabajado en hornos de distintos lugares de Entre Ríos, y eso me permitió conocer a muchas familias ladrilleras y entender que todo el sector fue precarizado desde siempre: casas precarias, muchas familias en casas que no eran de ladrillos a pesar de que la mayoría de las familias tienen los hornos en el patio de la casa. Es por eso que nuestra niñez ha sido atravesada siempre por el trabajo infantil: no por una cuestión de decisión particular de las familias sino por las bajas condiciones laborales que tuvimos siempre.

-¿De qué manera interviene la UOLRA en relación con eso y cómo influye en las mujeres la organización?

La UOLRA cambia su estatuto para incorporar la Secretaría de Economía Popular y también la Secretaría de Igualdad de Género, dando lugar a la participación y protagonismo de las mujeres en la comisión directiva con cuatro secretarías ocupadas por compañeras mujeres. Las mujeres ladrilleras, en nuestra vida cotidiana, no nos percibimos como trabajadoras, es decir, a lo que hacemos en el proceso de la elaboración del ladrillo, decimos que “estamos ayudando” y no “trabajando”. En el momento en que la UOLRA comienza a caminar en nuestro territorio y a concientizarnos de que, efectivamente, somos trabajadoras y trabajadores de la economía popular, que tenemos derechos, que teníamos que organizarnos para generar mejores condiciones de trabajo, en ese momento me empieza a caer la ficha de cuántas de nosotras estábamos invisibilizadas.

-¿Cómo es el trabajo de las mujeres en los hornos?


El trabajo en los hornos es muy pesado. El proceso de fabricación de ladrillo artesanal se hace a cielo abierto, es decir, que nuestra producción depende mucho de las condiciones climáticas. En nuestra provincia, como en la mayoría de las provincias del interior del país, la producción del ladrillo la hacen los emprendimientos familiares. El oficio de ladrillero se transmite de generación en generación. Las mujeres ladrilleras, como todas las mujeres trabajadoras, están sujetas a tareas de cuidado. En este sentido, hemos realizado capacitaciones y formaciones de género con mujeres ladrilleras de las delegaciones de la UOLRA en el país. Estamos activas en cada territorio. En algunos lugares es más difícil que en otros, pero estamos avanzando.

Las mujeres ladrilleras también están sujetas a tareas de cuidado. En este sentido, hemos realizado capacitaciones y formaciones de género con mujeres ladrilleras de las delegaciones de la UOLRA en el país. Estamos activas en cada territorio.



¿Por qué en “algunos lugares es más difícil que en otros”?

Cuando digo que en algunos lugares es más difícil que en otros, me refiero al proceso que lleva a las mujeres ladrilleras a reconocerse como trabajadoras. Una vez que nos reconocemos, debemos organizarnos para aportar y generar mejores condiciones laborales.

¿Qué políticas públicas creés que deben aplicarse para mejorar las condiciones de trabajo?


Creo que serían, puntualmente, la creación de Parques Ladrilleros e incorporar tecnologías al proceso de elaboración, mejorar los caminos, garantizando el acceso al agua y servicios, mejores sistemas de obtención de los insumos de fabricación.


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“El gremio de ladrilleros es una forma de aludir a la habitabilidad, a la construcción de ciudades, a la construcción de los grandes elementos de la vida contemporánea que suceden en la historia de la humanidad, a todo lo que podemos considerar el indicio debajo del cual comienza la vida de los hombres. El organizarse alrededor de un horno y del fuego para construir una vivienda. El trabajo del ladrillero allí, alrededor de hornos. El horno es el fuego, el fuego conectado con la arcilla nos habla precisamente de un enclave muy fuerte en aquel lugar en que se localiza el trabajo que tiene este aspecto primordial”.

 

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