6/11/2022

las perdedoras de la globalización, las que han pagado los platos rotos...

Más allá de renuncias circunstanciales: reorientar




La consultora Analogías realizó una encuesta que publicamos ayer con una muestra de 2.769 casos efectivos, a través de entrevistas telefónicas (formato IVR fijo y móvil), entre el 29 y 31 de mayo de 2022 en las 24 provincias de Argentina, con un error muestral de +/- 2,0% en un nivel de confianza del 95%.

La base de apoyo del Gobierno Nacional presentó una leve recuperación en mayo respecto del mes anterior y permanece en torno a los 35 puntos de la muestra. En tanto la imagen positiva del presidente Alberto Fernández se ubicó en 35 puntos (tres menos que en abril), en el menor valor de la serie iniciada en diciembre de 2019.



En materia de expectativas económicas, el “optimismo” sobre la evolución de la economía se mantuvo en niveles constantes (24%), aunque mejorando en el margen levemente. La política económica del Gobierno Nacional continúa registrando una importante desaprobación (70%). En línea, una mayoría de encuestados manifestó no percibir una recuperación de la actividad económica y los ingresos (80%).

Respecto a la centralidad del problema de la inflación de precios, una buena parte de la muestra respondió que el Gobierno debería congelar los precios de los productos esenciales hasta fin de año (68%).

En este informe se realizaron una serie de preguntas sobre las denominadas “reformas estructurales” y el régimen económico. Una mayoría se mostró de acuerdo en incorporar al derecho humano de la cobertura previsional a los trabajadores informales (57%) y otros sostuvieron que para acelerar la creación de puestos de trabajo formales debe hacerse una reforma laboral “con más o con los mismos derechos para los trabajadores” que los ya existentes (41%). Asimismo, una mayoría no acordó con una eventual privatización de YPF (46%) y otra parte de los entrevistados dijo que la concentración y los monopolios son un problema para la economía argentina (50%).

“Si bien advertimos que hay una pérdida de volumen y de intensidad de la base de apoyo del Gobierno, ese fenómeno no debe confundirse con una aceptación lineal de la agenda de la oposición de derecha en el país. No vemos elementos para transformar de manera directa la insatisfacción mayoritaria respecto de las condiciones de vida en una consolidación de la agenda derechista”, señalan en la consultora.

Como dijimos en otras columnas, se observa el crecimiento económico del año 2021, robusto e indiscutible, que indujo una notable baja sustancial del desempleo a 7%; sin embargo, no se trasunta en mejores niveles de ingresos para las familias.

Pareciera ser que el diseño de política económica actual no acierta a cambiar el patrón distributivo donde impacta una tasa de inflación que se estima superior al 60% y va consolidando un modelo de bajo desempleo, salarios deprimidos y niveles de pobreza superiores al 35%.

Un modelo donde la macroeconomía se ordena bajo los tradicionales patrones de la ortodoxia económica, menor gasto fiscal, quita de subsidios a la energía, políticas sociales focalizadas y caída de consumo doméstico (por citar cuatro características del modelo ortodoxo), pero con una microeconomía muy difícil de soportar para una mayoría importante de la población. Chile y Perú son dos ejemplos notables del modelo de macro ordenada y micro invivible.

Lamentablemente entonces no es sorpresa alguna que en el último informe de Cifra/CTA y sobre la base de datos oficiales se sostenga que “uno de los hechos más notables de esta recuperación (del año 2021) fue la debilidad que encontró el proceso de recuperación de los salarios reales a pesar de la reducción del desempleo. La caída del salario promedio anual de los trabajadores registrados en el sector privado fue del 2,3% en 2021, en tanto que la de los no registrados fue del 7,1%.

La perspectiva es negativa si se tiene en cuenta la aceleración del proceso de inflación en febrero y marzo de 2022 (4,7% y 6,7%, respectivamente). Bajo esas circunstancias, se acentúa la tendencia regresiva en términos de la distribución del ingreso que se inició en 2018. La caída en la participación de los asalariados en el ingreso fue del 48,0% al 43,1% entre 2020 y 2021, cuando en 2017 era de 51,8%. A la inversa, el excedente apropiado por los empresarios subió del 50,5% al 54,3% del PBI entre 2020 y 2021, cuando en 2017 era de 46,4%.

Esto explica que la reactivación económica haya estado empujada por la inversión y, en menor medida, las exportaciones, mientras que el peso del consumo privado se desplomó a un nivel más bajo que el de la gran crisis de 2002 (61,8%)”. (https://www.perfil.com/noticias/economia/que-sectores-preven-dar-mayores-incrementos-salariales-en-2022.phtml” \t “_blank).

Por otra parte el índice de salarios que publica el Indec mostró que las remuneraciones de los trabajadores perdieron contra la inflación en el primer trimestre del año, ya que subieron 14,9% frente a precios que aumentaron 16,1% en el mismo período.

Por sector, los salarios del total de trabajadores registrados mostraron un alza de 15,8% entre enero y marzo. En ese grupo, los empleados del sector público resultaron los más beneficiados, con un aumento de 18,1% en el período, frente al 14,6% que mejoraron los salarios privados.

Los trabajadores del sector privado informal, en tanto, se llevaron la peor parte en el trimestre. Sus remuneraciones apenas aumentaron 10,7% en los primeros tres meses del año y quedaron más de 5 puntos por debajo de la inflación.


Esta situación de pérdida de póder adquisitivo generalizada se materializó en una caida del consumo doméstico interanual que en el caso de Pymes, la CAME estima en 3,9%.




Unidad de relevamiento: comercios pyme que desarrollan su actividad dentro del país y venden productos vinculados a los rubros seleccionados


La AFIP en la misma dirección de estrechez del consumo doméstico, muestra la caída en la recaudación del IVA.





En medio de este panorama, reorientar el diseño de política económica más allá de renuncias circunstanciales, parece ser el camino que debe transitar el oficialismo de cara a las elecciones del año venidero.

Sus chances están accesibles ya que la base electoral que en 2019 acompañó al Frente de Todos y no lo hizo en 2021 no votó a la coalición neoliberal.

Por caso en La Matanza, el partido más extendido y emblemático de Buenos Aires, el oficialismo perdió en 2021 un total de 250 mil votos respecto al año 2019, de los cuales fueron a Juntos por el Cambio tan solo 19 votos.

Finalmente, un apunte político electoral: En el surgimiento de la ultraderecha hay un mar de fondo a tener en cuenta: la crisis de la socialdemocracia. La izquierda populista, los movimientos de la segunda ola en la región, por lo general, se ha preocupado más de encajar en los marcos de los mercados y de las demandas del FMI que de dar respuestas a su electorado.

Hay un gran segmento de votantes, de gente que ve que las distancias entre los más adinerados y los más empobrecidos son cada vez mayores, a la vez que se difumina el espejismo de las clases medias. Todas estas personas sienten que son las perdedoras de la globalización, las que han pagado los platos rotos.

Entonces la extrema derecha, que es como una banda de buitres, ha les ha ido a la cara. Es perfectamente lógico el crecimiento de estas formas histriónicas de neoliberalismo extremo.

*Director de Consultora Equis.

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