Manuel Belgrano y la economía argentina actual – Por Horacio Rovelli
El economista Horacio Rovelli pone de manifiesto la vigencia del pensamiento de Manuel Belgrano y describe la situación de la economía argentina, de gran concentración y extranjerización. También analiza el discurso de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, realizado durante el plenario de la CTA en Avellaneda.
Por Horacio Rovelli*
(para La Tecl@ Eñe)
Manuel Belgrano siendo un importante funcionario del gobierno español en el Virreinato, crea el boletín “Correo de Comercio”, donde observa la distinción entre el problema del colonialismo y el de la independencia y dice: “…la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o perjudican al progreso de sus manufacturas, las lleva tras de sí necesariamente a la ruina de una nación” Y, complementariamente en otro de sus trabajos señala: “Mi ánimo se abatió, y conocí que nada se haría en favor de las provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el común”. Si para Adam Smith el egoísmo individual y su libertad era la mano invisible que ordenaba la sociedad y la riqueza de las naciones, para Belgrano no, al contrario, es necesario armonizar políticamente el bien común con los intereses individuales.
En el N° 2 del “Correo de Comercio” del 10/3/1810 escribió que la agricultura y el comercio no podrán desarrollarse si la industria “no entra a dar valor a las rudas producciones de la una, y materia y pábulo a la perenne rotación del otro…”, “Fomentar la agricultura, animar la industria, y proteger el comercio, son los tres importantes objetos que debe ocupar la atención y cuidado de V.S.S. […]. Son las tres fuentes universales de la riqueza”. En el N° 28 del 8/9/1810 decía: “Los frutos de la tierra, sin la industria no tendrán valor”.
Eso fue ayer, hoy, nos encontramos con una nueva relación neo-colonial, con una economía muy concentrada y extranjerizada en pocas empresas. Esto si bien es cierto que viene de larga data donde no fue menor la estatización de la deuda externa privada de la dictadura militar por el gobierno de Raúl Alfonsín, se agrava en el gobierno de Cambiemos, donde ingresaron deuda del Tesoro de la Nación en torno a los cien mil millones de dólares, que el Estado al realizar sus pagos en pesos se los vendió al BCRA y éste a los bancos. Pero en forma sistemática, se realizaron compras a los bancos por particulares de 86.200 millones de dólares, desde el 17 de diciembre 2015 al 27 de octubre de 2019, con el agravante de que los primeros 100 compradores por monto adquirieron 24.769 millones de dólares en ese lapso.
Observando las Memorias y Balances de la 100 empresas que compraron los 24.769 millones durante el gobierno de Cambiemos, ninguna contabiliza haber adquirido los dólares que figuran comprando en el Mercado Libre de Cambio, y que constan dichas operaciones en los bancos que le vendieron las divisas.
Si la AFIP investigó los movimientos bancarios, tanto por la compra de dólares probando el origen de los fondos, como los relacionados con las transferencias bancarias en dólares y su destino, no lo sabemos porque por el secreto fiscal no lo hizo público y, tampoco, hizo nada para recuperar parte del dinero evadido, de manera que la actual administración afronta la negociación con los acreedores (bonistas privados, locales y extranjeros) y el FMI, por lo que el pago de intereses lo realiza a cargo del erario público (presupuesto nacional) y la cuota de pago del capital con el FMI (la negociación con los bonistas hace que comience a amortizarse la deuda en el segundo semestre del año 2024) lo hizo y lo plantea hacer con plata que le dio y le daría el mismo organismo internacional, primero las dos cuotas del año 2021 con la ampliación de los DEG (Derechos Especiales de Giro) y, las del año 2022 en más, cumpliendo las condicionalidades del “Fondo”, con lo que se refinancia cada vencimiento a diez años.
Imposibilitado de tomar créditos en el exterior, el gobierno de Alberto Fernández afrontó la lucha contra la pandemia del Covid19 principalmente gracias al sacrificio de su personal de salud; pero el costo fiscal fue enorme, hubo que reconvertir hospitales, equiparlos, asistir a la población, la compra y distribución de las vacunas, etc., etc. De manera tal que el déficit primario de la Administración Nacional (se excluye el pago de intereses de la deuda) del año 2020 fue del 6,37% del PIB (es en pesos pero equivalente a unos 24.000 millones de dólares).
En el año 2021 se logró reducir fuertemente el déficit al combinar un severo ajuste fiscal con la mayor recaudación tributaria, fruto del crecimiento del PIB del 10,3% con respecto al año anterior, según el INDEC, para pasar a ser del 2,8% del PIB.
En el año 2020 aproximadamente el 60% del déficit primario lo financió el BCRA y el 40% restante se colocó títulos de deuda en pesos ajustables, fundamentalmente y en forma mayoritaria por precios (por el CER – Coeficiente de Estabilización de Referencia[1]) y por dólar linked (que son títulos que ajustan su capital en base a la evolución de la cotización del dólar oficial, pero se compran y venden en pesos). Y en el año 2021 la proporción se revirtió, y en forma más que proporcional, al incurrir en el financiamiento a través de la colocación de títulos de deuda en pesos en el mercado interno que ronda el 70% del total.
El problema es que el stock de títulos en pesos en el mercado interno al ajustarse fundamentalmente vía precios, conforma en la actualidad un total de 10,6% del PIB, es en pesos, pero equivalente a 44.400 millones de dólares, suma que a medida que no se controla la inflación, se torna más creciente y por supuesto beneficia a sus tenedores.
¿Quiénes son los principales compradores de esos títulos?, las grandes empresas y sus dueños, y obviamente esas grandes empresas y sus dueños son los que se beneficiaron con la compra de dólares sin límite y sin control por parte del gobierno de Cambiemos, en esos años.
Paralelamente el BCRA liquidó las reservas internacionales del superávit comercial de los años 2020 y 2021 (que sumaron 27.681 millones de dólares) e incluso en lo que va del año 2022, que el superávit en el primer cuatrimestre fue de 2.829 millones de dólares y sin embargo las Reservas Internacionales del BCRA decrecieron con respecto a diciembre de 2019 en 4.000 millones de dólares. Y eso fue y es así porque el BCRA le vendió y le vende dólares al tipo de cambio oficial a las empresas que se lo piden para pagar supuestas o reales deudas, para adelantar el pago de las importaciones y para transferir al exterior a sus casas matrices las utilidades del ejercicio.
Cuando gran parte de esas empresas encabezadas por Arcor, el Holding Techint, Pampa Energía, Telecom, Telefónica, General Motors, Shell, Monsanto, Aluar, etc., fueron los principales compradores de dólares en la gestión de Cambiemos, y la autoridad monetaria fue incapaz de decirle porqué no usan los dólares que compararon en lugar de que se los venda el BCRA.
La Vicepresidenta de la Nación en su discurso de conmemoración de la Jura de la Bandera dijo claramente que 600 empresas explican el 75 por ciento de las importaciones y el otro 25 por ciento lo explican 24 mil empresas. “Eso quiere decir que no es tan difícil controlar esto y se deben dar estrategias para ello«, añadió en su discurso.
Si a ello le sumamos que son 200 empresas las que realizaron en el año 2021 el 70 por ciento de nuestras exportaciones, y que vendemos cada vez más productos primarios (granos, minerales, etc.) y a lo sumo cierta industrialización de los mismos que por definición generan poco trabajo incorporado (preguntémonos, ¿cuánta mano de obra emplea una tonelada de exportación de soja?) conformando una inserción exportadora concentrada en un número reducido de grandes corporaciones:
Generan poco trabajo y no ingresan capitales al país, por eso es que Cristina Fernández de Kirchner aseguró en su discurso del 20 de junio de 2022, que hay que «articular» el accionar de la «AFIP-Aduana, el Ministerio de la Producción y el Banco Central» y englobó esa y otras tareas en la frase «usar la lapicera», que pronunció días pasados junto al presidente Alberto Fernández en el acto por el centenario de YPF.
De otro modo no se explica cómo teniendo récord de precios de nuestros productos, las reservas internacionales del BCRA no sólo no se acrecientan, sino que descienden.
Las grandes acopiadoras de granos y cereales (ADM, Bunge; Cargill, Cofco, Louis Dreyfus; Glencore-Viterra, Aceitera General Deheza, ACA y Molinos Agro) pese a que han liquidado cifras jamás alcanzada en el país, aún así, fue tal el crecimiento de los precios de los alimentos que el ingreso de divisas al país debería haber sido mayor. Y con las importaciones, que sí crecen a una tasa mayor que el nivel de actividad, a las que generosamente el BCRA le permite pagar en forma anticipada, antes de que la mercancía ingrese en puertos argentinos, con lo que ambos hechos forman una combinación perniciosa en nuestro sector externo.
Esas son áreas que no funcionan, como dijo alguna vez la Vicepresidenta de la Nación, y que se deben modificar drásticamente para revertir la falta de divisas cuando debería sobrar.
EN SÍNTESIS
Cómo puede ser que un país que es el tercer productor bruto interno de América Latina sea el cuarto por niveles de pobreza, que alcanza a más del 40 por ciento de su población. Cómo puede ser que una persona tenga trabajo y su ingreso sea menor que el valor de la Canasta Básica Total del INDEC, que es la que refleja la línea de pobreza.
Cristina Fernández dijo también que no cumplir con las misiones y funciones del Estado hace que seamos «el tercer país evasor» de impuestos en el mundo, junto a Comoras, Zambia, Pakistán. Además, también señaló que es el tercer país en formar activos en el exterior», es decir, en sacar dinero del país.
“Lo dije en la Plaza de mayo el 10 de diciembre, lo dije en Chaco y lo repito ahora: no es que nos falten dólares, los dólares están afuera y ese es el problema que hoy tenemos”
Para que esos dólares estén afuera hubo quienes lo facilitaron y/o no cumplieron con su trabajo.
Referencias:
[1] El CER es el coeficiente de estabilización de referencia, indicador creado con el objetivo de ajustar el capital de depósitos y créditos por la inflación y así atar el valor de la moneda de los contratos celebrados antes de la pesificación establecida por el Decreto 214/2002.
*Economista especializado en temas fiscales y monetarios. Profesor de Política Económica en la Universidad de Buenos Aires. Ex Director de Políticas Macroeconómicas del Ministerio de Economía.
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