La analogía del tanque de agua
Scott Santens
¡¿Quieres darle la Renta Básica incluso a los ricos?! Eso no tiene ningún sentido porque no todo el mundo la necesita, costará más dinero y les subirás los impuestos sólo para después devolvérselos.
Ésta es una respuesta común a la idea de proporcionar a todo el mundo una Renta Básica incondicional. Sí, a todo el mundo. Eso significa que incluso Bill Gates recibiría 1.000 dólares al mes.
¿Por qué?
La analogía del tanque de agua
Imagínate que entras en una sala con 1.000 personas. Te dicen que pronto comenzarán bombear agua en la sala y que quienes no puedan nadar se ahogarán. Tienes una cantidad de tiempo limitado y 20.000 dólares para determinar quién no puede nadar y cómo prevenir su muerte inminente. ¿Cuál es la mejor manera de actuar?
Opción 1: La manera en que lo hacemos ahora
Conociéndolo todo sobre cómo funcionan nuestros sistemas de redes asistenciales actuales decides entrevistar a todas y cada una de las personas allí. Para hacerlo contratas a 100 entrevistadores y les pagas a cada uno 50 dólares, que es una cuarta parte de tu presupuesto, lo que te deja con 15.000 dólares. Cada entrevistador es responsable de 10 personas.
Se le pregunta a todo el mundo si puede nadar. A quienes dicen que no pueden nadar se les da clases de natación usando unas gafas de realidad virtual, cortesía de Oculus, y unos 10 auriculares DK2, lo que supone un gasto adicional de 3.500 dólares y te deja con 11.500 dólares. Algunas personas creen que serán capaces de nadar gracias a las clases, pero otros siguen preocupados por si no lo serán. Estos últimos piden chalecos salvavidas.
“Dale a un hombre un chaleco salvavidas y ese día no se ahogará, enséñale a nadar y no se ahogará en toda su vida”, les respondes.
Tiene sentido, ¿no?
Todo el mundo podría y debería ser obligado a aprender cómo nadar, ¿no es así?
Mientras tanto, una de las personas de la sala te pide 5.000 dólares para poder comprarse un jetpack. Esa persona tiene dinero más que suficiente para comprárselo él mismo, pero cree que es importante que le pagues la mitad por lo importante que es. Te promete que, si le das el dinero, lo utilizará para enseñarle a la gente lo fantásticos que son los jetpacks, de manera que quieran uno tanto que acaben construyéndoselo para ellos mismos. Suena bien, así que le das el dinero.
Otra persona en la sala te dice que ha oído que terroristas de Marte están planeando dinamitar la sala, por lo que necesita 5.000 dólares para hacerla a prueba de terroristas marcianos. Le señalas que la sala está a punto de llenarse de agua, lo que seguramente matará a mucha más gente de lo que han hecho nunca los terroristas marcianos, pero te convence de que la amenaza es real y de que conviene tener una sala protegida si quieres garantizar la libertad de quienes viven en ella.
Te quedan 1.500 dólares. El agua comienza a llenar la sala. Cunde el pánico. Algunas personas van a morir irremediablemente, pero no tienes ni idea de quién. A algunos se les ha enseñado a nadar virtualmente, pero en verdad no sabes si funcionará. No sabes quién te ha mentido y quién te ha dicho la verdad. No sabes quién de ellos cree que sabe nadar aunque en realidad no puede hacerlo.
En un último intento por salvar vidas, compras 70 chalecos salvavidas a 20 dólares la unidad por unos 1.400 dólares y se los das a tus entrevistadores para que los repartan exclusivamente entre aquellas personas que creen que no pueden nadar y que han prometido continuar su entrenamiento con las gafas Oculus y construir sus propios botes salvavidas sin tener los materiales para hacerlo.
Los 100 dólares que te quedan los usas para comprarte una pistola.
Resultado de la opción 1: 100 personas se han ahogado. Cientos han acabado con agua en sus pulmones y desarrollado neumonía. 50 personas con chalecos salvavidas han sido asesinadas por sus chalecos salvavidas, y otros cientos han sido brutalmente golpeados en un frenesí de pánico y rabia. El tipo al que diste un jetpack ha sido apuñalado con una horca y el que tenía miedo de los marcianos se alza, orgulloso, como el auténtico defensor de la libertad en una sala repleta de cadáveres.
Opción 2: Renta Básica Incondicional
Utilizas tus 20.000 dólares para comprar 1.000 chalecos salvavidas que caen del techo.
Todo el mundo coge uno…
Y ya está.
Felicidades. No necesitas contratar a nadie para ayuda adicional y todo el mundo está protegido ahora, sepan nadar o no.
A medida que la sala comienza a llenarse de agua se hace evidente que algunas personas necesitan ayuda extra. Algunos tienen problemas para ponerse el chaleco, pero quienes están a su lado les ayudan a hacerlo. Otros son demasiado corpulentos como para poder salir con vida con un solo chaleco, pero los nadadores con más experiencia no necesitan chaleco, así que les dan el suyo.
Se hace evidente que en una sala que se está llenando de agua con mil personas en su interior que tienen chalecos salvavidas es muy fácil precisar quién necesita un poco más de ayuda y quién no, y los segundos ayudan a los primeros por su propia voluntad. Es casi como si la gente que tiene su propia seguridad garantizada estuviese más dispuesta a ayudar al resto.
La gente comienza a reírse. Al comienzo les preocupaba que algunos escogiesen no ponerse el chaleco salvavidas incluso si se les regalaba, para, pongamos por caso, venderlos a cambio de cocaína, así que ahora se ríen por lo estúpido que fue llegar a pensar que la gente no quería seguir viviendo.
Ahora hasta resulta divertido pensar cómo a alguien se le llegó jamás a ocurrir otra cosa que no fuese entregar chalecos salvavidas, sin más.
Resultado de la opción 2: Nadie se ahoga. Unos cuantos acaban con agua en sus pulmones, pero sólo son unos pocos. Nadie es golpeado o apuñalado. La gente no sólo está viva, sino que es más feliz. Algunos, los más creativos, deciden construir una balsa con los chalecos salvavidas que no se han usado. Otros comienzan a entretener a los demás con historias, bromas, acertijos y poemas.
¿Cuál de los dos escenarios te parece más sensato?
¿Tiene más sentido gastar un montón de tiempo y recursos asegurándote de que sólo aquellos que necesitan absolutamente la ayuda la recibirán? ¿O tiene mucho más sentido garantizar que todo el mundo recibirá la ayuda y hacer los ajustes que haya que hacer después?
¿Qué es más eficaz? ¿Todos los entrevistadores, el equipo técnico para las entrevistas, cálculos, evaluaciones personales y el gasto de recursos en cosas que ni siquiera necesitamos? ¿O es más eficaz saltarse todo eso y cubrir a todo el mundo, sin necesidad de preguntar nada?
Si estuvieses en esta sala y estuviese llenándose de agua, ¿qué tipo de ayuda querrías tú?
Si estuvieses en esta sala y tuvieses un chaleco salvavidas junto a todos los demás, ¿qué harías tú?
La Renta Básica incondicional es una respuesta, pero también plantea una serie de preguntas. Lo que tú harías con tu Renta Básica es una pregunta que todos necesitamos formularnos a nosotros mismos.
Es escritor, licenciado en psicología y activista por la renta básica
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