Elecciones presidenciales francesas: unas izquierdas divididas y a la defensiva
Dave Kellaway
En Francia hacen política de una manera un poco diferente. En unas elecciones generales, decenas de miles de personas asisten a reuniones políticas. Algunos mítines políticos pueden atraer entre 50.000 y 100.000 personas. Durante la campaña oficial, todos los candidatos, incluso cuando no tienen representación parlamentaria, obtienen el mismo tiempo en los medios. Sus declaraciones electorales se distribuyen gratuitamente a todos los hogares de Francia. Todos sus gastos electorales se reembolsan si ganan el 5% o más de los votos. Los activistas de los diferentes candidatos pasan innumerables horas pegando carteles y, a menudo, cubriendo los de sus oponentes. Los militantes reparten propaganda en los mercados y en algunos lugares de trabajo. Sin embargo, el puerta en puerta, como lo conocemos acá, no es tan común. La votación se lleva a cabo en dos rondas a menos que un candidato obtenga el 50% o más en la primera. En unos días tendrá lugar la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas de este año. Es la elección más importante en Francia donde el presidente tiene todos los poderes clave.
Este año, el frenesí habitual se ha silenciado hasta cierto punto por la pandemia de Covid y el impacto de la invasión rusa de Ucrania. Se prevé que la abstención sea la más alta de la historia, alrededor del 30% del electorado. La sensación de que el régimen político no sirve realmente para cambiar nada fundamental a favor de los trabajadores, que ya existía antes de la pandemia, sigue siendo muy fuerte. Se reflejó un poco en el levantamiento espontáneo de los "gilets jaunes" (los chalecos amarillos) que surgieron al margen de todos los partidos políticos y a menudo lejos de las grandes ciudades.
Al mismo tiempo, la aparente inevitabilidad de una segunda vuelta como la última vez entre Macron y la ultraderechista Marine Le Pen ha restado parte de la energía política y fomenta la no participación. Muchos de los partidos están más enfocados en la probable recomposición política que tendrá lugar tanto en la derecha como en la izquierda después de las elecciones. La prioridad en la agenda política de todos es posicionar a su partido para salvar o aumentar sus escaños en las elecciones parlamentarias de junio.
¿Un segundo mandato de Macron?
En las encuestas de opinión, la derecha dominante (Pecresse) combinada con la extrema derecha/neofascistas (Le Pen y Zemmour respectivamente) están en torno al 43%. La derecha dominante estaría ganando solo una cuarta parte de eso. Sobre el papel, la derecha debería estar en una buena posición para ganar la segunda vuelta, pero el centrista neoliberal Macron puede confiar en que tanto la izquierda moderada como la más radical se taparán las narices para bloquear a la derecha dura y mantenerlo en el poder. Se convertiría en el primer presidente con dos mandatos desde que Chirac fue elegido en 1995.
Macron se ha beneficiado de ser presidente y candidato al mismo tiempo, estar en el juego pero por encima del juego, proyectándose como un mediador internacional en la guerra de Ucrania. Su popularidad había ido decayendo porque no había logrado llevar a cabo muchas de sus reformas clave y había hecho poco para ayudar a los trabajadores. Tiene un colchón del 7% en las encuestas por encima de Le Pen, pero la brecha ha disminuido. Los grandes pagos a la consultora McKinsey por servicios durante la pandemia se han convertido en tema de conversación. Algunas proyecciones para la segunda vuelta dan a Le Pen un 47% del voto. La última vez Macron obtuvo el 66% de los votos. Los aliados de Macron, como el ex primer ministro Phillipe, han planteado la creciente amenaza de Le Pen, pero tácticamente podría tratarse tanto de movilizar el voto desde la primera vuelta como de aceptar que existe un riesgo real de que Macron pierda. Paradójicamente, el proyecto Zemmour podría haber ayudado a Le Pen. Lejos de aplastar su movimiento, se ha estancado en un 10%. Sus propuestas políticas más extremas, como un ministerio de 'remigración' para enviar de regreso a los inmigrantes o prohibir los nombres musulmanes, hacen que Le Pen sea un poco más respetable. Al igual que el partido UKIP/Brexit, su partido podría dar algunos votos extra a Le Pen en la segunda vuelta.
El avance constante de la tortuga
Aquí queremos concentrarnos en las fuerzas políticas de izquierda. El gran tema de conversación de los últimos días ha sido el avance constante de Melenchon, que ha subido hasta un 14,7% y la tercera posición, a sólo 6 puntos de Le Pen. Intentando proyectar una imagen un tanto explosiva, ha comparado su campaña con la tortuga que corre contra la liebre. Necesita ganar los votos de los ecologistas y otros candidatos de izquierda, así como recoger votos de aquellos que piensan abstenerse. Según los informes, su equipo ya le ofreció a Jadot, el líder ecologista, un trato por el que podrían tener un tercio de los escaños en una lista común para las elecciones parlamentarias de junio si le apoyasen. El manifiesto de Melenchon tiene un mejor contenido ecológico que en elecciones anteriores.
Un problema más difícil es Roussel, la candidata del Partido Comunista que apoyó a Melenchon desde el principio en 2017. Esta vez, los activistas del PCF se rebelaron contra una repetición de la esa alianza, reconociendo correctamente que ser un socio subordinado estaba erosionando su base electoral. Roussel tiene un 3,3% en las encuestas, mejor de lo esperado, y ha rechazado con firmeza cualquier idea de retirarse. Ha llevado a cabo una especie de campaña obrerista: manifestándose con organizaciones policiales reaccionarias, haciendo bromas contra la llamada política de la "izquierda caviar", defendiendo las leyes de caza existentes y reafirmando la dieta tradicional francesa de buena carne, vino y queso contra los supuestos ataques de los Verdes.
El Partido Comunista se enfrenta a una crisis existencial y necesita defender su número cada vez menor de diputados y concejales. Proyectar su identidad en estas elecciones se perfila como la mejor preparación para las elecciones parlamentarias, donde tendrá que enfrentarse tanto con el Partido Socialista (PS) como con Melenchon.
Buscar votos cruzados entre los partidarios de la candidata del PS, Hidalgo, no será muy fructífero dado que sus perspectivas no son mucho mejores que las que dan las encuestas a la suma de las de los candidatos marxistas revolucionarios, Poutou del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) y Arthaud de Lutte Ouvriere (LO, Lucha Obrera). Tanto Jadot como Hidalgo han lanzado ataques virulentos contra Melenchon por su actitud hacia Putin. Está a favor de abandonar la OTAN, aunque apoya la disuasión nuclear francesa, y erroneamente tiende hacia una visión campista de la política internacional, apoyando en general la intervención de Putin en Siria. Esto puede evitar algunas deserciones de sus votantes.
¿Debería la izquierda apoyar a Melenchon en la primera vuelta?
Sin embargo, el relativo éxito de su campaña hasta el momento significa que el llamamiento de Melenchon a un voto táctico por él como 'líder' de la izquierda tendrá algo de tracción. Sería más coherente si todo su planteamiento desde 2017, cuando se quedó fuera de la segunda vuelta por unos pocos puntos, se hubiera apoyado en una construcción democrática de una coalición electoral de izquierda a partir de la izquierda revolucionaria, el Partido Comunista y sectores escindidos del PS. Llamar a los partidarios del PCF, el NPA o LO a 'votar útilmente' o tácticamente (voto útil) desde la primera vuelta tiende a faltar al respeto a los proyectos y compromisos propios de estos partidos. Por ejemplo, Poutou dice que votar por él y el NPA fortalecerá a esa parte de la izquierda que entiende la necesidad de construir las luchas, reforzando la auto-organización de la clase obrera más allá de las políticas electorales.
Al final del día, si Melenchon cree que puede ganar apoyo para ser presidente, necesita superar el 20% que se prevé que obtenga el ultraderechista Le Pen. En cualquier caso, aunque llegue a la segunda vuelta, nadie le da ninguna posibilidad de derrotar a Macron, por lo que las otras corrientes de izquierda no pueden ser acusadas de bloquear una presidencia de izquierda. Ciertamente, el NPA y el PCF pedirían el voto a favor de Melenchon contra Macron en un hipotético enfrentamiento en la segunda vuelta.
Mirando los números, con la izquierda en su sentido más amplio en un 25%, Melenchon tendría que ganarse a los progresistas moderados de Macron y a un gran número de desertores de la derecha. Un problema adicional para él es que hay indicios de que el voto de Zemmour es más débil de lo que se pensaba. Si pareciera que una subida de Melenchon llevase a Le Pen a la segunda vuelta, se podría ver a los partidarios de la extrema derecha e incluso de la derecha convencional votando tácticamente para que Le Pen frene a Melenchon.
Melenchon y los otros partidos de la nueva izquierda
La France Insoumise (Francia Insumisa) es la última encarnación del movimiento liderado por Melenchon tras su separación del PS en 2008. Como Syriza en Grecia, Podemos en el Estado español, Rifondazione en Italia, el Bloco en Portugal o incluso el corbinismo en Inglaterra, su escisión fue provocada por la crisis de los partidos socialdemócratas o comunistas reformistas en el contexto de la caída del muro de Berlín y el fin del pacto social de posguerra. Los partidos socialdemócratas se alinearon ante las medidas de austeridad o la crisis económica de 2008 con las soluciones neoliberales. En algunos casos, los movimientos surgieron de una división dentro de los partidos reformistas como en Francia o Italia o una división 'interna' que se hizo con la dirección, como en Gran Bretaña (Inglaterra y Gales). En otros casos,los marxistas revolucionarios fueron influyentes en la creación de esas corrientes como en Portugal o el estado español.
En general, estas corrientes tuvieron un impacto positivo en la lucha de clases y la lucha por una alternativa socialista. Algunos han degenerado (Syrizia), se han realineado con el reformismo (Podemos) o abandonado la escena (Rifondazione). Es positivo que hoy en Francia posiblemente entre un 15 y un 20% votará por un programa más radical que el de Corbyn, que desafía directamente los intereses capitalistas. Las políticas sobre el salario mínimo y la reducción de la edad de jubilación son alternativas radicales a Macron y defienden el nivel de vida de los trabajadores. El llamamiento a una asamblea constituyente para constituir una Sexta República mucho más democrática frente a la presidencial autoritaria actual es también un movimiento radical que toda la izquierda debería apoyar.
Multitudes entusiastas de decenas de miles han asistido a los mítines. Los jóvenes, las minorías étnicas y la clase trabajadora están apoyando su campaña. Pase lo que pase en las elecciones, este es un activo sobre el cual se debe construir una oposición al probable gobierno de Macron, que continuará llevando a cabo la reestructuración neoliberal de la economía y la sociedad. Aumentar la edad de jubilación y la contribución de los trabajadores a los beneficios sociales son solo dos de sus políticas regresivas.
Una crítica de izquierda a Melenchon
Las críticas de la izquierda alternativa -tanto de los candidatos del NPA como de la LO- no se refieren tanto a las políticas que se proponen, aunque existen diferencias, sino más bien al método y la estrategia. Como hemos visto con los otros partidos de la nueva izquierda, ha habido una deriva hacia una estrategia populista, minimizando las diferencias de clase en favor de consignas como "ciudadanos contra la casta" o "ni derecha ni izquierda". El trabajo electoral se convirtió en la actividad dominante en lugar de construir una red local de activistas cuyo objetivo sea construir autoorganización en los lugares de trabajo y los barrios. Esto a menudo ha estado vinculado a la proyección de un líder nacional que encarnase los ideales del movimiento, como Pablo Iglesias en el Estado español o Melenchon en Francia.
Esto no sería tan negativo, dada la forma en que operan los medios de comunicación en nuestras sociedades, si el líder rinde cuentas y el movimiento está organizado democráticamente. Las redes sociales a menudo fueron sustituidas por la construcción de una democracia de partidos vibrante que permitía a un líder como Melenchon o Iglesias organizar consultas o referéndums en lugar de discutir su línea política a través de un debate interno. Tales desarrollos han significado que la relación entre la izquierda revolucionaria y estos partidos ha evolucionado con el tiempo a medida que cambiaba su radicalismo inicial. Durante un tiempo, el PCF y el NPA compartieron algunas iniciativas comunes con Melenchon, pero en su mayoría han terminado.
Incluso con estas críticas, a un partido como el NPA no le ha resultado fácil relacionarse con el movimiento de Melenchon. El crecimiento del NPA a más de 9.000 miembros chocó entonces con la atracción del Partido de Izquierda, como se llamaba entonces al movimiento de Melenchon. Una minoría de la dirección del NPA se escindió y se llevó a algunos miembros al Frente de Izquierda.
Los desarrollos posteriores proporcionan argumentos a ambos lados del debate. Según Poutou, la afiliación actual del NPA es inferior a 2.000. Los camaradas del NPA que formaron Ensemble! apoyando al Partido de Izquierda han criticado algunas de las políticas de Melenchon, por ejemplo, su decisión de enarbolar la bandera nacional en mítines, cantar el himno, diatribas anti-alemanas y sus notorios comentarios sobre los trabajadores extranjeros que quitan el pan a los franceses. Ensemble! no parece haber conseguido mejor resultados que el NPA en términos de reclutamiento o influencia.
Cómo construir la izquierda después de las elecciones
Tras su última campaña, el voto de Melenchon en las elecciones parlamentarias se redujo casi a la mitad, hasta el 11%, con 17 diputados. En este sentido, no logró reunir una oposición unida de izquierda contra Macron, incluso si LFI ha estado activa en campañas contra las políticas de Macron. La pregunta que plantea el NPA es si será diferente esta vez. ¿Cómo se puede aprovechar la votación en la primera vuelta a favor de Melenchon, y los otros candidatos de izquierda, para crear una oposición efectiva a Macron? ¿Cómo puede la izquierda liderar la oposición a aumentar la edad de jubilación, por ejemplo, o aumentar el gasto militar?
La debacle de la campaña del PS y el fracaso de los ecologistas para aprovechar el éxito de las elecciones locales significará que habrá muchas iniciativas políticas nuevas y nuevos reagrupamientos en marcha. La izquierda necesita presentar un proyecto audaz que sea a la vez anticapitalista y ecológicamente radical. La organización de las luchas va de la mano con el debate político. Es un error contraponer crudamente las luchas con los procesos políticos.
Su tercera campaña, particularmente si no logra llegar a la segunda vuelta, quizás signifique que la posición de Melenchon cambie en LFI, ya sea por un paso atrás suyo o por un eventual desafío a su liderazgo. Los resultados en las elecciones parlamentarias pueden ser un factor. ¿Podría esto ayudar a avanzar hacia nuevos realineamientos políticos o LFI se contentará con afirmar su liderazgo de la izquierda de la misma manera que antes?
Para el NPA participar en las elecciones significa que se escuche la voz de la izquierda de la lucha de clases, en contraposición a la izquierda institucional, como etiqueta a LFI. Poutou, su candidato, ha estado recorriendo el país, atrayendo a un gran número de personas a sus reuniones, en particular a jóvenes y activistas locales. Su campaña será una oportunidad para fortalecer el NPA y aumentar la audiencia de las ideas anticapitalistas. El entusiasmo mostrado en sus reuniones puede enlazarse con el apoyo a Melenchon y ayudar a construir la lucha contra el gobierno que emerja de estas elecciones.
es miembro del comité de redacción de la revista inglesa "Anticapitalist Resistance", militante de Socialist Resistance y miembro del Partido Laborista en Hackney y Stoke Newington.
🇫🇷Mañana tiene lugar la primera vuelta de las presidenciales francesas donde se decidirá qué candidatos pasan a segunda vuelta el 24 de abril. Emmanuel Macron y Marine Le Pen parten como favoritos, pero Mélenchon podría dar la sorpresa. Hilo con las claves pic.twitter.com/q9u0KuvUWK
— Descifrando la Guerra (@descifraguerra) April 9, 2022
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