3/08/2022

brasil: el voto transversal

 Brasil: un vistazo por el panorama electoral, a pocos meses de los comicios


Por Valentino Cernaz



Por Valentino Cernaz

El próximo 2 de octubre se celebrará, en el país más grande -poblacional, económica y territorialmente- de América Latina, una de las elecciones más determinantes del año en todo el mundo. El pueblo brasileño irá a las urnas para elegir a su nuevo presidente, además de a sus gobernadores y a los miembros de su Congreso Nacional, entre otros cargos. Lo hará en un escenario de creciente polarización y con la previsible pugna entre Jair Bolsonaro, que buscaría la reelección, y Lula da Silva como plato principal ¿Cómo se encuentra el panorama electoral a falta de poco más de 7 meses para la contienda?

En primer lugar, es importante hacer algunas consideraciones preliminares. Brasil tiene una población estimada de aproximadamente 212 millones de personas, y un electorado de alrededor de 148 millones de personas. El voto es obligatorio, y la participación en los comicios es, en general, verdaderamente alta: suele rondar, como mínimo, porcentajes cercanos al 80% de los habilitados para votar. Para ganar en primera vuelta es necesario conseguir más del 50% de los votos totales. En caso de que ninguna candidatura logre alcanzar esa cifra, que es lo que suele suceder en Brasil, se va a una segunda vuelta en la que participan las dos fórmulas más votadas en la primera. Las cinco anteriores elecciones presidenciales requirieron el balotaje para definir a un ganador. Las últimas que terminaron en primera vuelta fueron las de 1998, con la victoria de Fernando Henrique Cardoso.

Varias candidaturas para las presidenciales ya han sido oficializadas, otras se rumorean y aún no han dado el salto a la palestra. De entre todos los posibles candidatos, las encuestas y la opinión pública brasileña destacan las figuras del ex-presidente Lula, la del actual mandatario Bolsonaro, la del ex-juez y ex-ministro Sergio Moro, la del gobernador de San Pablo, Joao Doria, y la del experimentado Ciro Gomes, que ha ocupado múltiples cargos en su vasta carrera política.

Las posibilidades para Lula y Bolsonaro

En caso de terminar siendo candidato efectivamente, y salvo una verdadera catástrofe, el histórico Lula da Silva estará, como mínimo, en una eventual segunda vuelta. Absolutamente todas las encuestas muestran, desde hace meses, al ex-presidente encabezando la intención de voto, con porcentajes de apoyo que oscilan entre un 35% y un 48% de los votos. De hecho, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) mejora los resultados que las encuestas le daban en la precamapaña de 2018, cuando fue encarcelado y su candidatura inhabilitada. Además, las encuestas que miden escenarios de balotaje entre el ex y el actual mandatario también son muy favorables para el petista.

Por su parte, Jair Bolsonaro tiene prácticamente garantizado, como mínimo, un apoyo de entre 20-25%. Si el peor momento de la pandemia (y recordando que Brasil posee un total de más de 640.000 muertes por Coronavirus), las dificultades económicas (por ejemplo, el hecho de que en 2021 la tasa de inflación en el país fue la más alta en seis años) y los reiterados pedidos de impeachment no lograron quebrar esa base, difícilmente algo pueda hacerlo en estos meses. Además, el presidente ha demostrado saber hacer uso de a esa base social fidelizada y altamente movilizada; que se ha manifestado a favor suyo de forma masiva en varias ocasiones. Sin una tercera candidatura que aparezca a día de hoy con la suficiente fortaleza como para cosechar un 20% de los votos, estos números le resultarían suficientes a Bolsonaro para garantizarse, al menos, un lugar en un hipotético balotaje. Las encuestas son unánimes al colocar en el segundo lugar de intención de voto al ex-militar.

¿Una tercera opción?

Pese a que la abismal distancia ideológica entre Lula y Bolsonaro podría ser un terreno fértil para el surgimiento de alguna tercera vía que busque acumular el voto de centristas y desencantados con la polarización, por el momento no aparece con claridad una candidatura con niveles de apoyo suficientes como para proponerse disputar, al menos, un segundo lugar. La mayoría de las encuestas colocan allí a Sergio Moro, el ex-juez que encarceló a Lula y que fue ministro de Justicia del actual presidente. Sin embargo, le brindan un porcentaje de intención de voto de alrededor de 10%, bastante lejos de los dos primeros. Además, aunque ahora intente reforzar su imagen de “independiente”, el reciente pasado de Moro como “superministro de justicia” de Bolsonaro y su salto a la fama como el juez del caso que llevó a la prisión al líder del PT reducen las posibilidades de su candidatura, que parece ser más sólida como receptora de votantes desencantados del actual presidente que como una tercera vía.


Joao Doria (izquierda) ríe junto a Sergio Moro (derecha). Ambos contendientes en la carrera presidencial mantienen una relación cordial. Fuente: Folhapress

Por detrás de Moro aparecen en las encuestas Ciro Gomes y Joao Doria, ambos con porcentajes de intención de voto que no alcanzan los dos dígitos. El primero de ellos es un centroizquierdista, perteneciente al Partido Democrático Laborista (PDT), que ya ha sido candidato a presidente y que lleva años intentando diferenciarse del líder del PT aunque parta desde una posición con ciertas similitudes a las suyas. La viabilidad de su candidatura mengua por momentos a la vista de que todo parece indicar que Lula no solo lanzará su candidatura sino que lo hará moderando el discurso y las formas en busca de un amplio voto antibolsonaro. Probablemente ese sea uno de los motivos por los cuales las encuestas le vienen otorgando porcentajes de intención de voto que se encuentran algunos puntos por debajo del 12% que cosechó en las presidenciales de 2018. Por su parte, Doria, del PSDB, expresa una opción de una derecha menos radicalizada que la del presidente Bolsonaro. De hecho, desde su lugar como gobernador de San Pablo, ha confrontado en reiteradas oportunidades con el actual mandatario por su gestión de la pandemia, aunque también puede decirse que lo ha apoyado en la segunda vuelta de las últimas presidenciales. Prácticamente no hay encuesta que le dé a Doria una intención de voto mayor al 5%, y puede pensarse que disputaría por una parte del electorado similar a la que apuntaría la candidatura de Moro.
Lula presidente, ¿y quién vicepresidente?

El ex-presidente Lula aún no ha confirmado su candidatura a la presidencia, aunque en reiteradas oportunidades se ha referido a esa posibilidad. Por su historia, sus declaraciones y el nivel de intención de voto hacia él que indican las encuestas, todos los caminos parecen conducir hacia una búsqueda de su tercera presidencia por parte del líder del PT. Sin embargo, eso no es lo único que está por verse, puesto que otra de las cosas que se encuentra en discusión es qué tipo de figura podría acompañar en la vicepresidencia a esa eventual candidatura. En el año 2018, Fernando Haddad, delfín de Lula, fue acompañado en su fórmula presidencial por Manuela D’Ávila, otra figura de la izquierda brasileña, en este caso, del Partido Comunista. Sin embargo, para estas elecciones, se viene barajando la posibilidad de que Lula sea acompañado por Geraldo Alckmin, un perfil centroderechista, quien fuese un histórico miembro del PSDB, que ha ocupado varios cargos a lo largo de su carrera política y que, de hecho, ha enfrentado al propio Lula en las presidenciales de 2006.


El expresidente Lula da Silva posa con el veterano político Geraldo Alckmin, favorito en las encuestas para acompañarlo como vicepresidente. Su figura sería clave en la estrategia de establecer amplias alianzas que movilicen un voto transversal. Fuente AFP

Es muy recordado como Lula supo moderar su discurso y su accionar para llegar a la presidencia en el año 2002, tras varios comicios consecutivos quedando en 2° lugar. Tiempo después, el ex-presidente ha sabido decir que una autocrítica que tenía para hacerse era el haber sido republicano por demás. Sin embargo, lo que se viene viendo en los últimos meses es una construcción muy amplia, incluso dando lugar a sectores de la centroderecha que apoyaron la destitución de Dilma Rousseff en 2016. Lula ha dicho que no tendría problema en ser acompañado por Alckmin si este lo ayuda a gobernar, considerando que el objetivo es “reparar” el país. No obstante, esta posibilidad genera resistencias entre sectores de la izquierda brasileña, sobre todo con el fallido antecedente de la fórmula Dilma-Temer en 2014, que logró un triunfo electoral -aunque muy ajustado-, pero terminó completamente dinamitado en tanto acuerdo político con el golpe institucional a la ex-presidenta.

Más allá de cómo podría darse en términos de gestión, una eventual fórmula Lula-Alckmin muestra importantes potencialidades en el plano de lo electoral. Ampliarse hacia el centro y la centroderecha le brindaría a Lula la posibilidad de debilitar los intentos de distintos sectores por consolidar una tercera vía, sobre todo por parte de Ciro Gomes. El antecedente de un país vecino puede dar cuenta de algo similar en ese punto: el éxito electoral del Frente de Todos en las elecciones presidenciales de 2019 en Argentina, con el kirchnerismo dando un mayor lugar a sectores de centro en una coalición, vino acompañado del derrumbe electoral de la tercera vía que intentaba romper con la polarización, cayendo de un 21% en 2015 a un 6% en 2019. Seguramente, las próximas semanas serán claves y brindarán mayores certidumbres sobre el armado de Lula.

La región ante las elecciones en Brasil

Otra arista de estos comicios venideros es la importancia que tienen para el panorama político latinoamericano, por lo que significa Brasil en la región: el PIB más grande, el territorio más extenso, la población más numerosa, unos intercambios comerciales muy considerables, recursos naturales vastos, y mucho más. Una victoria de Lula sería realmente significativa para la izquierda regional, que viene de un buen 2021 con victorias en Perú con Pedro Castillo, en Chile con Gabriel Boric, y en Honduras con Xiomara Castro. El líder petista ha sabido ser un referente regional en la época de los gobiernos progresistas de inicios del siglo XXI, por lo que su experiencia no sería algo para desmerecer en un contexto mucho menos favorable. Por su parte, para la derecha, una victoria de Bolsonaro representaría una bocanada de aire fresco al retener el gobierno del país más grande del subcontinente, en un contexto en el que sólo puede destacarse recientemente la victoria de Guillermo Lasso en las presidenciales de Ecuador del año 2021, y de cara a las elecciones en Colombia que se celebrarán este año, donde la derecha pondrá en juego uno de sus proyectos nacionales más consolidados. El próximo 2 de octubre, toda la política latinoamericana posará sus ojos sobre Brasil.

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