Mercado laboral
Estancamiento del empleo, efecto desaliento, precarización y menor ocupación en el sector privado son algunas de las conclusiones que surgen de los últimos datos del Indec. El crecimiento del empleo se frenó luego de tres trimestres de recuperación sostenida. Por el momento, la baja de la desocupación deja muy pocos elementos para festejar.
El segundo trimestre fue el más difícil en lo que va de este año. La razón es sabida: los efectos de la segunda ola del Covid impactaron en la actividad económica. En mayo se concentró una parte sustancial del agravamiento de la emergencia sanitaria y el gobierno endureció las restricciones. Aunque el relajamiento de junio habilitó una leve recuperación, la actividad no logró recuperar los niveles prepandémicos. Hoy, el producto se ubica un 4,5 por ciento por debajo del registro de 2019.
Sin embargo, la dinámica del mercado laboral no solo se explica por el Covid. “La desaceleración del proceso de recuperación no es únicamente consecuencia de los vaivenes y las eventuales restricciones que requiere la emergencia sanitaria. También expresa la debilidad que manifiesta el consumo interno”, advierte el último informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) que dirige Claudio Lozano.
El mercado interno describe la misma trayectoria trimestral que el PBI. Se desacelera en forma sistemática hasta llegar al segundo trimestre casi estancado. La dinámica, va de suyo, impacta sobre el consumo, que se encuentra hoy un 7 por ciento por debajo de 2019. “Un reflejo de la estrategia conservadora en materia de ingresos, que luego del golpe recibido en 2020, no fueron debidamente fortalecidos en el marco de un excesivo cuidado por mantener los márgenes presupuestarios”, apunta el análisis del IpyPP.
La lectura subraya el celo fiscal. Si bien el gobierno lanzó medidas para fomentar el consumo y se dispondría a realizar nuevos anuncios con ese objetivo, lo cierto es que los ingresos reales de los salarios y las jubilaciones describieron caídas sistemáticas hasta junio. Según consigna el IPyPP, el nivel general de salarios -que incluye también el segmento no registrado- cayó un 7,4 por ciento entre marzo y diciembre de 2020, para sumar nueva caída del 2 por ciento en el primer semestre de 2021. Las jubilaciones, aunque se sostuvieron durante 2020, registraron una caída del 3,3 por ciento en los primeros seis meses de este año.
El gobierno, mientras tanto, sigue apostando al consumo. Lo hace con programas como el Ahora 12. Los efectos, hasta ahora, son poco relevantes sobre el nivel de actividad y empleo. “El primer trimestre, previo a la segunda ola, fue el momento en el cual se alcanzó lo que, por ahora, es la mejor versión del lento proceso de recuperación”, puntualiza el informe. La estrategia oficial, aunque logró una recomposición del empleo asalariado registrado, no alcanzó para recuperar los niveles de empleo de la prepandemia. Tampoco revertió el sesgo hacia una mayor informalidad y precariedad.
El efecto desaliento
Los datos del Indec dan cuenta de un estancamiento del nivel de empleo. La tasa casi no se movió. Pasó del 41,6 al 41,5 por ciento entre el primer y el segundo trimestre de este año. El dato central, sin embargo, es otro: la caída del 0,4 por ciento de la tasa de actividad. El efecto era esperable y responde a lo ya apuntado: el retroceso de la actividad económica en el bimestre abril-mayo. Producto de la dinámica, la tasa de actividad quedó en el 45,9 por ciento. En otras palabras: ante la parálisis laboral se retiraron unas 123 mil personas. Decidieron postergar la búsqueda.
Evolución de las tasas básicas del mercado laboral 1er trimestre 2021 versus 2do trimestre 2021.
El fenómeno abre serias dudas hacia el futuro. “Evidencia la interrupción de los efectos de la recuperación de la tasa de actividad, que venía remontando desde el segundo trimestre del año pasado y que todavía no consigue ubicarse en los niveles de la prepandemia”, señala el IPyPP. Esta es la razón por la que la tasa de desocupación cayó del 10,2 al 9,6 por ciento y se verificaron 129 mil desocupados menos, un número similar a la cantidad de personas que pasan a la inactividad.
En síntesis: la desocupación cayó porque los desempleados dejaron de buscar trabajo. Algo similar ocurrió en el peor momento de la primera ola. El IPyPP propone un ejercicio. Calcular la desocupación del segundo trimestre con la tasa de actividad de los primeros tres meses de 2020. En ese caso, la desocupación habría sido del 11,9 por ciento: unos 2 millones 373 mil desocupados. Puesto de otra forma: despejado el efecto desaliento -que opera hace más de un año- tendríamos 500 mil desocupados más que los que señalan los resultados del Indec.
Precarización y subempleo
La situación es todavía más grave. El estancamiento del empleo empeora las condiciones hacia el interior del universo de los ocupados. Los datos del Indec señalan que la tasa de subocupación pasó del 11,9 al 12,4 por ciento entre el primer y el segundo trimestre de este año. Unos 82 mil subocupados más. No solo eso. “También se verificó un aumento de la demanda de empleo entre los ocupados, que pasó del 16,5 al 17 por ciento, lo que refleja una mayor disconformidad con las actuales condiciones de inserción laboral”, subraya el análisis del IPyPP.
Evolución de las tasas básicas del mercado laboral 2do trimestre 2020 versus 2do trimestre 2021.
El informe, además, analiza la composición del empleo por categoría ocupacional. La lectura arroja una leve mejora en la cantidad de puestos registrados en un contexto el que caen el cuentapropismo y la informalidad. Sin embargo, lo que parece bueno no lo es tanto. “Si bien se sostiene la tendencia del primer trimestre de este año, la mayor asalarización se explica por las incorporaciones en el sector público”, puntualiza el documento. La tasa de empleo en el ámbito privado cayó del 33,1 al 32,4 por ciento y la estatal pasó del 8 al 8,4 por ciento. Conclusión: desde que comenzó la pandemia se perdieron 555 mil ocupaciones en el ámbito privado y se generaron unas 463 mil en el sector público.
A modo de síntesis
A pesar de la caída del cuentapropismo, el volumen del autoempleo continúa por encima de los niveles previos a la pandemia. ¿La razón? El despliegue de estrategias de supervivencia. Sin embargo, la mejora interanual en los niveles de empleo contrastan con la caída que se observa al comparar con los niveles prepandemia. Entre el segundo trimestre de 2019 y el mismo período de 2021, la tasa de actividad se redujo en 1,8 puntos porcentuales mientras el empleo registró una caída de 1,1 por ciento.
Evolución anual de ocupados según categoría / 2do trimestre 2020 versus 2do trimestre de 2021.
La película muestra un incremento del empleo en todas las categorías, pero también que las categorías no asalariadas ganaron peso en el conjunto de los ocupados. Pasaron del 19,8 al 23,2 por ciento del total. No solo eso. La asalarización se redujo del 76,9 al 72,6 por ciento y al interior de este conjunto lo que más creció fue el trabajo no registrado. “Mientras se crearon unos 544 mil puestos formales, los informales crecieron el triple. El saldo: 8 de cada 10 puestos creadas desde el ASPO son autoempleo de subsistencia y puestos bajo relaciones de dependencia encubiertas. Los más desprotegidos”, apunta el IPyPP.
Más de los comportamientos estacionales, los próximos meses serán decisivos. Se tratará de ver qué sucede a partir de la progresiva normalización de la actividad por el avance de la vacunación y la baja de los contagios. Despejados esos dos factores, se sabrá en qué medida la política económica del gobierno genera empleo. Por el momento, las perspectivas no son buenas y la leve reducción de la desocupación deja muy para celebrar.
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