8/02/2021

santa fe 3

Pragmatismo voraz




Por Ignacio Fidanza

Cristina cerró con un gobernador conservador y tiró por la ventana a un ícono del kirchnerismo convencido. Guzmán ajusta y recibe críticas, pero sigue.

La coalición peronista que alumbró Cristina Kirchner para regresar al poder es un animal en desarrollo. Crece y muta ante nuestros ojos, mientras trata de resolver sus vacíos de forma y fondo. Un movimiento en modo beta, un work in progress con la plasticidad infinita del peronismo, bajo el mando férreo de la vicepresidenta.

El experimento convoca a una tarea fascinante, seguir el rastro de una construcción política que corcovea ante las simplificaciones. Si para algunos en el máximo nivel de la coalición, el problema de Martín Guzmán es su exceso de ortodoxia -cuidado fiscal-, Cristina se sube a la crítica pero el ministro sigue ahí y el ajuste avanza. ¿Descuido o cálculo? ¿Un ejercicio de contención política mientras se hace lo que hay que hacer?

Ortodoxia que obliga al economista Martín Tetaz, candidato de la oposición de centro derecha, a ubicarse a la izquierda del Gobierno y lamentar la poda del gasto en jubilaciones. Sólo con el peronismo.

Si para algunos en el máximo nivel de la coalición, el problema de Martín Guzmán es su exceso de ortodoxia -cuidado fiscal-, Cristina se sube a la crítica pero el ministro sigue ahí y el ajuste avanza. ¿Descuido o cálculo? ¿Un ejercicio de contención política mientras se hace lo que hay que hacer?

Pero también se imponen retenciones a las exportaciones de carne, mientras el Estado avanza en concesiones estratégicas como Hidrovía y Trenes de Carga. Se puede poner la etiqueta de "inconsistente" y a dormir tranquilos. O se puede mirar debajo de la mesa. Es bien interesante hacer el ejercicio de ver al peronismo buscando su nueva piel. No la encontró todavía, pero la está buscando. ¿Dónde se ubicará esta vez la aguja de ese experimento político que para bien o mal, fundó su alma con la Argentina?

Perón en su segundo mandato ajustó y logró estabilizar con bastante éxito, cuando la expansión del Estado empezaba a tocar los límites de la frazada.

¿Estamos entonces ante un Gobierno que disimula un ajuste que convive con el salario real en pisos históricos, mientras espera que la economía se despierte? ¿Esas planillas optimistas que la alemana Volkswagen le muestra al ministro Kulfas son el inicio de una tendencia de recuperación de los sectores industriales o es apenas el efecto de la puerta que se abrió después del encierro? Na hay un plan. Ya lo sabemos. ¿Lo sabemos?

Cristina no es Menem y Alberto no es Cristina. "Tenemos un presidente moderado", sintetiza un funcionario de los que no resignaron el gusto por pensar la política. ¿Un presidente moderado con una vice radicalizada? Es la caricatura de los grandes medios. La realidad tiene un gusto especial por filtrarse entre los lugares comunes.

Alberto es el peronismo de centro, los gobernadores y los intendentes. Pero Cristina cerró con Perotti y tiró por la ventana a Rossi, el candidato de Alberto, bastante a la izquierda del gobernador de Santa Fe. En una sola jugada expandió los límites de su construcción y descolocó el núcleo del análisis político fast food. ¿Máximo está a la derecha de Cristina, que está a la izquierda de Alberto? Depende. Y el depende pone nerviosa a la gente. Todos buscamos certezas. Las certezas son buenas para dormir tranquilo.

Pero podemos encontrar un eje que remite al ADN peronista: La búsqueda del poder. Ahora, el como se obtiene y aún más interesante, como se lo administra y consolida, abre un capítulo de finales abiertos. ¿En qué lugar entre Venezuela y Colombia se ubica la Argentina? Más sano que buscar afuera es mirar adentro. Ver al peronismo siendo peronista no debería sorprender a nadie. Y sin embargo lo hace.