Audiencias redundantes
Las audiencias redundantes y las mediciones de consultoras opositoras apoyadas en acontecimientos editorializados por los medios adversos al oficialismo.
Transitamos un período donde periódicamente consultoras opositoras insisten en la caída de la imagen presidencial y de gestión, apoyadas en acontecimientos editorializados por los medios que adversan al oficialismo, a los que adjudican capacidad de interpelar inmediatamente a la “opinión pública” nacional.
Sucede que, una vez creado el microclima por los medios opositores, resulta sorpresivo, por citar un caso contundente, los casi 13 millones de votos obtenidos por el oficialismo en octubre de 2019, en el mismo momento en el que estaba siendo sometido a duras críticas a través de los medios hoy opositores.
Ya hace casi una década, desarrollamos el concepto de “audiencias redundantes” para describir a modo de discusión preliminar el fenómeno configurado por el impacto de la notable actividad política opositora desplegada por los medios de difusión de alcance metropolitano.
El fenómeno en cuestión reside no en negar influencia de los aparatos de medios opositores sino en señalar su actual incapacidad de ampliar audiencias, quedando su efecto de aversión encapsulado sobre los segmentos que ya resultaban opositores al oficialismo y circunscriptos geográficamente a la zona metropolitana, donde prácticamente agotan toda su influencia.
La zona metropolitana, debe recordarse, representa no la totalidad, ni la mayoría, sino el 33 por ciento del padrón nacional de electores, aunque si consideramos la CABA y el cordón 1 del conurbano bonaerense, donde efectivamente el corredor de medios opositores es fluido, la representación baja al 20 por ciento del total de electores nacionales.
La redundancia y el acotamiento geográfico explican el impacto escaso de los temas que se han generado desde los aparatos mediáticos opositores en el último tiempo cuyo abanico temático es variopinto.
Desde la supuesta subordinación Alberto Fernández a Cristina Kirchner, el apoyo explícito al muy temprano y extemporáneo paro agropecuario, la magnificada al hartazgo compra de comida a sobreprecio, la falsa liberación masiva de presos peligrosos por el riesgo de coronavirus, el apoyo a los bonistas privados en la renegociación de la deuda, hasta la más reciente “Cuarentena Eterna” y la cobertura muy extensa de las escuálidas marchas que reclaman finalizar el aislamiento.
Sin embargo, el impacto metropolitano de los medios opositores y su legión de periodistas y opinadores, que llevan la delantera en la instalación de estos temas, no parece alterar en nada la arquitectura de audiencias de octubre de 2019 y lo que logran es redundar sobre aquellos que ya estaban convencidos. Algo así como “cazar en el zoológico”.
Una especie de fenómeno de audiencias al estilo del viejo y demonizado 6, 7, 8, pero en sentido contrario. Los medios opositores no logran incorporar nuevas escuchas y sólo impactan en parte de las audiencias ya establecidas, reproduciendo tanto las adhesiones como las aversiones de estos grupos.
En general, entonces, la de los medios opositores resulta hoy una práctica de audiencias redundantes, con impacto principal en la zona metropolitana, poco productiva al momento de inducir cambios en el estado de opinión pública, que sigue teniendo al oficialismo como primera minoría nacional de preferencias y a la gestión del gobierno nacional en general, y la coyuntura sanitaria en particular favorablemente evaluada como plexo de esta centralidad oficialista.
Finalmente cabe señalar que la fortaleza relativa del oficialismo es también resultado de la estructura hoy fragmentada de la oposición, que no logra resolver su formato de archipiélago patentizado en las crecientes divergencias internas de la Coalición Cambiemos y el naufragio de alternativas de tercera vía, donde ningún liderazgo opositor, incluido el debilitado de Mauricio Macri, compite hoy con alguna chance con los de Alberto Fernández o Cristina Kirchner a nivel nacional.
* Director de la Consultora Equis.
1 comentario:
Nada más inexacto que el concepto sofístico de audiencias redundantes. Ese faro de la libertad, esa muralla de la democracia que es el grupo de medios para el cual reporto, posee una programación heterogénea y variopinta, donde son aceptados todos los matices y coloraturas.
Qué pueden tener en común un Jorge Lanata con un Alfredo Leuco, un Daniel Santoro con un Fernández Díaz? O sin ir más lejos, un servidor con su hijo Nico? Tan sólo lo básico, desde ya la defensa de las instituciones, la libre circulación del capital, la lucha perenne contra el nazifascismo K y el populismo, la defensa incansable del estado de derecha...derecho. En fin, los valores básicos de los republicanos convencidos.
Pero todos tenemos nuestros estilos propios para interpelar a los distintos tipos de público que consumen nuestros programas. A saber: el macrista puro, el larretista, el conservador, el radical macrista, el carrioista, el antiperonista, el liberal, el vidalista, el videlista, etc. Todos targets y cosmovisiones disímiles entre sí, aunque todos del mismo lado civilizado de la grieta, como no puede ser de otra manera.
Se nos observará que los temas a tratar en nuestros programas son acotados y repetitivos durante la jornada. Esto es así pues están rigurosamente seleccionados por la gerencia del grupo, a fin de evitar la dispersión de la información en temas superfluos (como puede ser, una inverosimil red de espionaje a políticos y periodistas dispuesta por los intachables Arribas y Majdalani). Y en ese orden de ideas, para coadyuvar a que nuestros oyentes y lectores internalicen en su memoria la correcta interpretación de los hechos que desea la gerencia.
Un ejemplo de candente actualidad es la muerte de Luis Espinoza. Nuestras audiencias ya han sido entrenadas e instruidas por nuestros editoriales, en sostener que los 11 policias tucumanos apresados son el hilo más delgado, los chivos expiatorios. Y que los verdaderos responsables del crimen son el Secretario Pietragalla, la antropóloga Frederic, y por supuesto su jefa Lady Elisabet Macbet Fernández, quienes deberían estar procesados y con prisión preventiva por este atroz hecho. Y como se extraña al probo juez Bonaďio en estas oper....oportunidades.
Estas verdades de a puño son perfectamente comprendidas por nuestro público, con el que compartimos cuatro inolvidables años de admiración acrítica por las fuerzas de seguridad y su brillante ministra, Patricia Bullrich. En los cuales nos hemos emocionado con el reconocimiento al heroico Chocobar, o con la defensa del valeroso suboficial que abatió por retaguardia al peligroso terrorista mapuche Nahuel, quien en cualquier momento podía dejar de correr, darse vuelta y arrojarle una peligrosa rama de cohihue a modo de lanza. Nos hemos indignado con los avistamientos de Maldonado en Gualeguaychú, Ushuaia, Misiones o en una estancia de Benneton, que fuimos publicando sucesivamente, confiando en nuestras fuentes de aquel entonces, de calle 25 de Mayo 11. Para luego sorprendernos gratamente y hasta mofarnos (para qué negarlo?) de las nulas habilidades natatorias de ese piquetero corrido por las fuerzas del orden.
Y hemos guardado un respetuoso silencio cuando sucedió el accidente de San Miguel del Monte, en el que un celoso guardián de la ley confundió a cinco jóvenes en un Fiat 147 con capos del narcotráfico, y les disparó.
En suma, exigimos el cese del escarnio a los medios independientes que hacemos periodismo de buena fake..fe, y somos perseguidos por opiniones difamantes, como la del satánico doctor K, Zaffaroni.
O que debemos tolerar extravagantes análisis como el del histriónico consultor, Sr. López Artemio, que pretende confundir las convicciones inalterables de nuestras audiencias con la redundancia, la tautología o el pleonasmo.
No somos redundantes. Repito, no somos redundantes.
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