5/16/2020

a un año del lanzamiento: vanguardia del pensamiento estratégico




Artemio López

Con una matriz de diseño similar pero no idéntico a la que imaginara Juan Perón (Cámpora - Solano Lima) tras su regreso en los años 70, Cristina Kirchner logró conmover al sistema de representación político- electoral, ideando la fórmula Fernández - Fernández.


Nadie, ni Alberto, imaginó esta jugada, una muestra cabal de la vanguardia del pensamiento estratégico de Cristina sobre el resto de la dirigencia política que permaneció asombrada frente al despliegue de la visión cristinista.


¿Qué combina esta fórmula ideada por Cristina Kirchner y cuáles son sus diferencias y semejanzas a la ideada por Juan Domingo Perón?

Claramente Alberto Fernández dispone de gran experiencia acumulada en la gestión, cuantitativa por su permanencia de casi una década como Jefe de Gabinete y cualitativa pues fue partícipe privilegiado del gobierno de Néstor Carlos Kirchner en el lapso 2003-2007. Esa fue sin duda su gran escuela en la gestión, trayectoria, por caso, de la que no disponía Héctor José Cámpora.

En el contraste entre Juan Perón y Cristina Kirchner las comparaciones brindan mayores semejanzas en materia de liderazgo y volumen político-electoral, atributos de los que al momento del armado de fórmulas disponen ambos.

Sin embargo y en un rasgo distintivo del dispositivo ideado por Juan Perón que se excluía de la fórmula, Cristina la integra, producto de circunstancias históricas diversas (Perón volvía de un largo exilio) y un liderazgo más acotado dentro de la coalición Frente de Todos que el que ejercía Perón sobre la coalición del FREJULI, liderazgo que, debe recordarse, solo se vio interrumpido con su muerte a mediados del año 1974.


En cuanto a los atributos propios que Alberto Fernández dio a la fórmula, también resultaron inesperados para la mayoría.




A su reconocido perfil de moderación y diálogo, Alberto agregó sin embargo un menos conocido y muy firme decisionismo en el manejo de la mega deuda externa y la contención temprana de los efectos de la pandemia, que lo empinaron hoy a niveles récord de popularidad desde la recuperación democrática, que superan el 70%, solo comparables a los niveles de popularidad que obtuvo el presidente Raúl Alfonsín durante el juicio a las juntas militares.

Por otra parte, la fuerte visión institucionalista de Alberto Fernández logró de hecho el concurso de todos los Intendentes y Gobernadores justicialistas en la coalición de gobierno, agregado institucional que, por las implicancias, encuentros y desencuentros, que suponen doce años de gestión ejecutiva a Cristina Kirchner le hubiera resultado más difícil obtener.

En suma, la fórmula Fernández - Fernández resultó un gran dispositivo producto de la imaginación política única de Cristina Kirchner, que trascienden su exitosa trayectoria en materia electoral.

En efecto, se reveló muy eficaz en el despliegue de una gestión complicada, que debe soportar la enorme doble carga de transcurrir en medio de la pandemia mundial, una calamidad sin precedentes desde la segunda guerra mundial, y los estragos de la gestión macrista, otra calamidad sin precedentes en la historia democrática nacional. No es poco mérito.

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