12/08/2019

una oposición a sangre y fuego

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Una oposición a sangre y fuego



1 comentario:

Miguel Morse Wiñascou dijo...

Mientras la impudicia fernandezista coopta voluntades y se dispone a detentar su dominancia malsana en todos los estamentos del organigrama oficial, una heroica mujer enfrenta ludibrios y eutrapelias contra la simbología más republicana. Se trata de Mary Kodama, quien ha denunciado el intento de consumar la apostasía herética de hacer un museo peronista de Borges. María Kodama los reclama como robados. Su epopeya es hacer una muestra privada en Niu Iorc o en alguna capital del mundo civilizado. No aquí, en Peronia y sin pago alguno de regalías, pues los demagogos acostumbran a inaugurar museos de entrada libre y gratuita, donde ingresa el vulgo de homúnculos mal arropados y de pigmentaciones sombrías. Algunos de ellos en el colmo de la irreverencia, regurgitando goma de mascar y emitiendo regüeldos y flatos, donde se mezclan los vapores fétidos de un morcipan recalentado y el hedor áspero del vino en cajita. Borges se revolvería en su tumba, al pie de una añosa conífera en Plainpalais, Geneve, Confederación Helvética, si se enterara de estas profanaciones planificadas por el autoritarismo triunfante.
El sábado un estadista austero, honesto hasta la médula e infatigable wokaholic, tras un cuatrienio de inmolación cotidiana, se ha despedido de una atildada y trepidante multitud. Que se cuidó de no ocupar los canteros, donde crece la brizna de césped, ni hacinar al prójimo hacinándose entre cuatro o cinco en el mismo metro cuadrado, como en cualquier acto de insalubre populismo. Se respetó un espacio vital, de un metro cuadrado per cápita. Incluso más allá de la Pirámide de Mayo, se dejaron pasillos y amplios claros para transitar en la comodidad del libre albedrío. Un cálculo a ojo bien entrenado de este periodista independiente, arroja un guarismo, siendo conservadores, de entre setecientos mil y un millón ochocientos mil asistentes, que espontánea e indeliberadamente, concurrieron a la despedida del querido y erudito, Ingeniero Macri Blanco Villegas. Llevado en andas por partidarios agradecidos por haber sido el campéon de los valores, la república pierde a un estadista, por causas exógenas a él. El circunstancial desalineamiento de una o dos variables, ha desatado la exigente impaciencia del populacho más básico. La vehemencia sentimental de la demagogia, arrebata el consenso del raciocinio. El hambre embrutece a los que prefieren una heladera llena al ejemplo ético de la familia Macri y sus amigos, que se empobrecieron sistemáticamente durante cuatro años.
El populismo es la hiedra venenosa que se expande en los lugares más impensados. El club Boca Juniors deja de ser gestionado por la intachable contabilidad de Daniel Angelici, y aparece el Topo Gigio burlón de los oportunistas.
Vuelve el espectáculo grotesco y grandilocuente de los ganadores inmorales. La monarca que seguramente bailará, gozosa, exultante, ante las muchedumbres más incivilizadas arreadas en micros. Hotentotes y neanderthals que se menearan al ritmo de bombos, zambombas y matracas.
Contemplando el dantesco cuadro, el otro Fernández, tal vez quiera incluso sumarse con su guitarra y cantar algún pavoroso tema de fogón psicobolche.
El horror empieza con doble “F”.