11/12/2019

sobre la constitucionalidad del los resultados del referendum


Sobre los resultados del referendum constitucional

La impugnación de la OEA por  irregularidades y la aceptación por parte del gobierno de Morales a la realización de nuevas elecciones, da por tierra la justificación del golpe apelando al argumento de fraude electoral.

Hubo golpe porque la oposición buscaba el golpe de estado , sabiendo de antemano que Evo Morales no podía ser vencido en elecciones.

Referéndum constitucional de Bolivia de 2016Las condiciones que sobrevendrán de concretarse, con Morales y Lineras proscriptos, censura que se extiende al partido el MAS, maniobras que atienden a este hecho simple: La oposición no puede ganar elecciones sin proscribir.

Queda sin embargo un argumento anterior respecto al desconocimiento del resultado del referendum constitucional del 26 de febrero de 2016, donde por escasa diferencia el No a la reelección indefinida triunfa sobre el Si.

Resultado que finalmente fue contradicho por el Tribunal Constitucional Plurinacional. 

Sin duda este hecho es políticamente muy controvertido y merece diversas objeciones, tantas críticas como el haber aceptado a la OEA de Almagro como organismo "neutral" para el control de las elecciones . Un disparate.

Sin embargo la impugnación del resultado del referendum es correcta. Respecto a la constitucionalidad del procedimiento para  no dar curso al impedimento de la reeleción de Evo Morales, leemos a Graciana Peñafort :

"...Hoy hubo un golpe de Estado en Bolivia, contra un presidente constitucional. Pero no solo me dio miedo que en un país tan hermano hubiese un golpe de Estado, sino que me asustó la vocación justificadora de una parte de la sociedad argentina frente a la barbarie.

Voy a señalar esto con absoluto convencimiento. Nada de lo que le enrostren a Evo Morales puede justificar la interrupción del orden constitucional.

El 21 de febrero de 2016 se realizó un referéndum en Bolivia. Se discutía si era viable modificar la Constitución del país para permitir la reelección del presidente por más de dos periodos. El resultado del referéndum fue negativo. Recuerdo haber pensado entonces la similitud de los resultados de esas elecciones en Bolivia (51% para el No a la reelección y el 49 % para el SI), con las recientes elecciones en la Argentina en el 2015. La grieta no parece ser solo argentina.

A finales del noviembre de 2017, el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia dictó la sentencia 0084/2107 en la que se habilitaba a todos los funcionarios cuyo cargo es de origen electoral a presentarse indefinidamente a elecciones. Ello en virtud de considerar que, en base a un control de convencionalidad de los artículos que prohibían la reelección, los mismos resultaban contrarios a la letra de los tratados internacionales de Derechos Humanos. De modo similar a lo que sucede en la Constitución argentina con el artículo 75, inciso 22, la Constitución de Bolivia (llamada Constitución Política del Estado) establece en su artículo 410.II, que el bloque de constitucionalidad, integrado por los Tratados y Convenios internacionales en materia de derechos humanos y normas de derecho comunitario, ratificados por el país, y tratándose de derechos humanos, el artículo 256.I de la CPE, cede su jerarquía normativa a favor de ellos, indicando que los Tratados y Convenios internacionales en la materia, que declaren derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, se aplicarán de manera preferente sobre ésta. Por ello declaró contrarios al derecho convencional las prohibiciones respecto a la reelección.

El fallo generó polémica, aunque en aquella oportunidad, Luis Almagro, director de la OEA, consideró en similares términos que impedir la postulación de Evo era discriminación.

Cuando se convocaron a elecciones en el año 2019, tanto la oposición como el oficialismo presentaron sus candidaturas y consideraron legitimas las elecciones convocadas este año. Incluso Carlos Diego de Mesa Gisbert, el principal candidato opositor quien ya había sido presidente de Bolivia antes de Evo Morales, señaló su confianza en que ganaría las elecciones. ...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Deleznable comportamiento de la oea y su operador americano Luis Almugre ... contra los pueblos americanos y a favor de las élites offshore sudamericanas.

Claudia serra dijo...

Nadie desconoce la intención golpista que larvaba en los territorios hostiles al MÁS desde hace mucho tiempo, ni del contenido racista y excluyente, groseramente activado en el ámbito social de ese país hermano.
Nadie se sorprende por la baja calidad institucional y moral de los adversarios de Evo. Ni de las notorias y escandalosas injerencias extranjeras actuantes.
Pero tampoco pasa inadvertido el aparentemente irresoluble conflicto que los gobiernos progresistas tienen respecto de su mecánica sucesoria: esta cuestión de cómo preservar la continuidad de procesos de cambio estructural tratando de salvar, a contrapelo, una tendencia histórica que muestra inequívoca discontinuidad secuencial de esos esfuerzos estructurales. Y nadie puede desconocer que en tales contextos convalidar un llamado a referéndum para después objetarlo es una acción que tendría consecuencias ampliadas en un territorio políticamente minado desde las tensiones nacionales y las geopolíticas.
El golpe de estado se abrió paso a través de la inconsistencia de ese llamado a referéndum y de su negacion posterior. Y digo inconsistencia porque si se establece un campo de reglas - en este caso, las de la consulta popular-, hay que honrarlas. Lo contrario, es esquizofrenia política y ruleta rusa, es decir, confiarse a que la Historia resolverá de forma aleatoria lo que racionalmente no pudimos encadenar como proceso. Una transformación tan capital como la de Bolivia no merecía lanzarse a escenario incógnito. La probable apoyatura eleccionaria general no podría sostenerse sobre una base tan endeble.
En Argentina se siguieron las reglas pese a que implicaron un terrible resultado popular. Con una diferencia tan irrelevante como en el balotaje de 2015, en honor a las reglas establecidas por un contrato social, respetamos el resultado y nos comimos derrota, cárceles injustificadas para opositores políticos y toda clase de vejámenes y penurias sociales. Pero nunca saltamos el cerco de las normas que en conjunto se aceptaron. Los administradores del Estado que perdieron en 2015 -Cristina y la gran mayoria de sus funcionarios - se la bancaron dentro del país, sin crear un conflicto mayor e impredecible.
Me parece que la autocondescendencia en política es nefasta.
El golpe es reprobable, el drama del pueblo boliviano, lacerante. Pero un imposible error político dio nacimiento a este resultado terrible para Bolivia y el Subcontinente. Y tiene una dirigencia responsable cuya cúpula está logrando preservarse fuera de Bolivia, a diferencia de la humildísima población que queda dentro, a merced de los tanques.
Al César lo que es del Cesar, compañero. Por favor. Saludos.